martes, 16 de octubre de 2012

Próceres cubanos: Eduardo Machado Gómez, en el aniversario 134 de su muerte en campaña

    El patriota villareño Eduardo Machado Gómez fue un brillante intelectual, políglota, ingeniero civil, escritor y periodista cubano que consagró su vida al servicio de su Patria. Nació en Santa Clara, provincia Villa Clara, el 20 de octubre de 1838, de padres acomodados y de elevado carácter.
   De naturaleza débil y enfermiza, pues desde niño padeció de un aneurisma, no dejó de completar la enseñanza primaria en la escuela del poeta Eligio Capiró, pasando a los 20 años a Boston, Estados Unidos, para completar su educación.
   Marchó luego a Europa donde visitó Alemania, Francia, España, Bélgica, Italia, Sui­za y otros, radicándose definitivamente en Pa­rís, donde comenzó la carrera de ingeniero mientras a la vez perfecciona el francés y aprende alemán.
   En las vacaciones viaja a Es­paña e Italia, donde residió algún tiempo en la ciudad de Pisa. En 1863 se traslada a Alemania para continuar allí los estudios de in­geniería, y al mismo tiempo recibe lecciones de hebreo y de ruso.
    A Rusia viaja en 1864 y a su regreso a Germania publica un librito titulado Cuba y la emancipación de los esclavos y poco después, Plácido, poeta y mártir.
   En 1866, debido a la enfermedad de su ma­dre regresa a su ciudad natal y allí funda con su amigo Salvador Domínguez el perió­dico La Época, "desde cuyas columnas exal­ta y estimula todo noble empeño de proyec­ción cultural y humano" y libra, en ése y otros órganos de prensa, ardorosas campa­ñas políticas.
   Después de haber realizado actos de justicia en favor de su antigua maes­tra Nicolasa y el poeta Capiró, en abril del 67 vuelve a Europa y recorre casi todos los paí­ses que visitara antes.
   De regreso nuevamen­te en Cuba, y arreglados los documentos de la herencia materna, se inicia en la conspira­ción separatista en la Junta Revolucionaria de Villa Clara y el 6 de febrero de 1869 se incorpora a la Revolución en San Gil, donde pasó a integrar con Miguel Jerónimo Gutié­rrez, Arcadio S. García, Tranquilino Valdés y Antonio Lorda la Junta de Gobierno, en­cargada de regir las actividades separatis­tas de la región villareña.
   Fue partidario de marchar hacia occidente para destruir los ingenios de Colón y  Cárdenas, en Matanzas, levantar en armas a los esclavos y continuar hacia La Habana. No obstante, la mayoría de la Junta acordó que los villaclareños se dirigieran a Camagüey y a Oriente.
   En la Asamblea de Guáimaro fue elegido vicesecretario de la Cámara de Representantes el 12 de abril de 1869 y el 26 de julio de 1869 ocupó el cargo de primer secretario.
   Fue de los que con más ahínco solicitó la deposición de Carlos Manuel de Céspedes como presidente de la República en Armas, el 27 de octubre de 1873, en Bijagual. El 8 de noviembre de 1873 fue elegido vicepresidente de la Cámara y el 24 de julio de 1874 se hizo cargo de la presidencia de ese órgano.
   En la primera deliberación de la Cámara fue él quien propuso y obtuvo por unanimidad que se proclamara enseña de la patria la ban­dera tremolada por López en Cárdenas en 1850.
   El 5 de mayo de 1875 se entrevistó con el mayor general Vicente García, en Potosí, para persuadirlo de las demandas presentadas por los sediciosos de Lagunas de Varona desde el 26 de abril de 1875 y, aunque no se obtuvo una solución definitiva, logró que de las ocho demandas exigidas se redujeran a cuatro.
   A mediados de 1875 cesó en sus funciones como presidente de la Cámara y continuó como diputado hasta el 20 de marzo de 1876, en que fue elegido presidente por segunda ocasión. El 22 de enero de 1877 regresó a la vicepresidencia.
   En el segundo semestre de 1877, ya maltrecha la Cámara, se incorporó como un soldado más al Regimiento de Caballería de Agramonte, bajo el mando del coronel  Enrique Loret de Mola.
   En un encuentro casual sostenido por ésta con la fuerza española que mandaba el coronel Otero, en Arroyo Co­lorado (Camagüey), el ilustre bibliófilo, inge­niero, políglota, legislador y por encima de todo patriota y mártir, fue herido por una bala el 16 de octubre de 1877 y rematado a machetazos.
   Su cadáver fue conducido por los guerrilleros a Puerto Príncipe. Allí un familiar lo identificó y fue entonces que los españoles supieron que habían matado al vicepresidente de la Cámara de Representantes. Se le dio sepultura en la bóveda de la familia de su prometida, Adela Machado Batista.
   Fue el último sobreviviente de la Junta Revolucionaria de Villa Clara. No está precisado si recibió grado militar alguno.

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