Fue además, miembro activo de organizaciones
nacionales e internacionales, ocupando cargos importantes en el Centro
Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC) y de Sanidad
Agropecuaria.
Nació el 17 de junio
de 1943 en Bejucal, un pequeño pueblo al sur de la antigua
provincia de La Habana, Cuba. De familia humilde, hija de
tabaquero y farmacéutica, quienes desde sus más tempranos años, le crearon un
ambiente favorable para su aprendizaje, lo que contribuyó a que se convirtiera
en una excelente estudiante.
Estudió la primaria en la Escuela Pública de
Bejucal y a los 16 años, estudiando en el preuniversitario, la sorprende el
triunfo revolucionario liderado por Fidel Castro y al igual que miles
de jóvenes de su tiempo, recibió una beca para su formación universitaria. Para ella tuvo gran
significación el poder realizar su sueño de estudiar Medicina en
la Universidad de La Habana.
Durante toda está época participó muy
activamente, junto a otros muchos jóvenes, en las luchas por la defensa de sus
ideas políticas y de la soberanía de Cuba. Alfabetizó a los obreros de la
fábrica "Los Pinos Nuevos", en Bejucal. Ingresó en
los CDR y la FMC en el año 1961.
Durante la Crisis de Octubre, estuvo
movilizada, como sanitaria, durante 56 días. Entre 1962 y 1965 colaboró
con sus profesores en la enseñanza. Fue seleccionada en 1963 Alumna
Ejemplar e ingresó además, en las filas de la UJC.
Se graduó en el curso 1966-1967. Como resultado de su
excelente desempeño, fue seleccionada para proseguir su carrera como
investigadora en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC), que
en ese tiempo era la única institución científica para desarrollar
investigaciones básicas. Hoy día el referido centro es una de las instituciones
más prestigiosas del país.
Posteriormente, en 1968, respondiendo
también a las necesidades del país cambia su perfil profesional a la salud
animal y comienza a laborar en el Centro de Sanidad Animal (CENSA).
Este cambio de perfil requirió de mucho
estudio, de un arduo trabajo y gran esfuerzo para cumplir las múltiples
misiones encomendadas para el progreso agropecuario. Al respecto, Rosa Elena expresó:
"Eso me obligó a cambiar mi perfil hacia la Veterinaria. Era una
época en que se impulsaban la Inseminación Artificial y el desarrollo
de la ganadería y hubo una afectación en los sementales".
En el año 1969 fue nombrada jefa
del departamento de virología, del CNIC y se le asignó la tarea de asesorar el
departamento de virología animal. En 1970 ocupó el cargo de directora del
departamento de microbiología de dicha institución. En esa época sus
investigaciones se enfocaban hacia los problemas relacionados con la absorción
viral y la propagación de los Virus.
Al mismo tiempo, Rosa Elena realizaba
investigaciones en instituciones de otros países, como Francia, donde se
incluyen el Instituto Pasteur, la Escuela de
Veterinaria D´Alfort y la Estación Experimental de
Virología en Aviñón. Además, durante 1970 y 1980 viajó a Canadá,
Jamaica y Perú para desarrollar otras investigaciones.
Al retornar a Cuba dirigió el
combate de una grave infección asociada a la introducción y diseminación de
la Fiebre porcina africana, que causó grandes pérdidas en la población
porcina del país e infligieron graves pérdidas económicas y daños en la
población rural.
Fue premiada por el método empleado, y ese
estudio le sirvió después para alcanzar su título de doctora en Medicina
Veterinaria en 1975, una etapa de importantes sucesos en su carrera,
que coincidió con su embarazo. Rosa Elena consideraba que la mujer debía tener su espacio
también en las ciencias, y decía:
"En cuanto a ambiciones, sí creo que
las mujeres tienen menos ambiciones en los ámbitos de la ciencia, no se
proponen metas, sobre todo en cuanto a acceso a cargos directivos en ciencia y
tecnología.
Muchas de nosotras hemos llegado a altos
niveles de decisión sin habérnoslo propuesto a priori. Sin embargo, los hombres sí ansían
cargos directivos, se trazan propósitos y ambicionan (en el sentido sano) ser
jefes de un departamento o de un laboratorio o de un instituto científico.
Existe una preferencia de las mujeres por las carreras de las ciencias sociales
y en ciencias duras son menos, pero es por tradición y no por capacidades y
talento".
En este propio año fue nombrada directora
del Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (CENSA) y presidenta de su Consejo
científico, institución donde se realizan estudios e investigaciones para
prevenir y tratar enfermedades en vegetales y animales, particularmente
aquellas propias de las áreas tropicales. Ese mismo año fue elegida miembro
del Consejo de Dirección del Instituto Superior de Ciencia
Agropecuarias de La Habana.
Desde entonces continuó sus proyectos de
investigación en Virología y participó en un gran número de conferencias,
talleres, nacionales e internacionales, incluyendo una consulta de alto nivel
entre ministros del Medio ambiente en América Latina, celebrada
en Washington D.C.. Durante la década de 1970 y comienzos de 1980, Rosa
Elena trabajó como experta en Virología para la FAO.
En el discurso de clausura del III
Congreso de la FMC, celebrado en marzo de 1980, el Comandante en
Jefe Fidel Castro, refiriéndose a Rosa Elena, expresó: "Creo que
ustedes eligieron para el Comité Nacional de la Federación de Mujeres Cubanas a
una compañera muy destacada, que dirige un centro de investigaciones, que
precisamente dirigió en el pasado y dirige ahora los trabajos en la lucha
contra la fiebre porcina africana".
A partir de 1985 fue designada
presidenta de la Academia de Ciencias de Cuba y de la Comisión
Nacional para el Medio Ambiente y los Recursos Naturales. En virtud de este último
cargo, representó a la Isla en la Cumbre Mundial sobre Medio Ambiente y
Desarrollo en Río de Janeiro (más conocida como la Cumbre para
la Tierra) celebrada en 1992 y dos años después en la Cumbre de
las Naciones Unidas sobre los pequeños Estados Insulares,
en Barbados.
Fue elegida en 1995 miembro del
Comité consultor de la Naciones Unidas para la Ciencia y
la Tecnología, y en 1998 Miembro de Honor de la Academia de
Ciencias de Cuba.
Presidió el Consejo Científico Superior
de la Academia de Ciencias de Cuba, perteneció a las sociedades
científicas: Asociación Cubana de Microbiología, Asociación
Latinoamericana de Producción Animal, Sociedad de Microbiología de
Príncipe Leopoldo, Bélgica; Sociedad Cubana de Ciencias
Veterinarias y fue Miembro además, de las Academias de Ciencias
de México y Santo Domingo.
Las actividades de Rosa Elena Simeón se
extendieron, más allá de la ciencia y la tecnología, hacia el
mundo de la política, actividad que supo cumplir con celo. Fue miembro
del Comité Central del Partido y miembro del Comité
Nacional de la Federación de Mujeres Cubanas desde 1980,
siendo reelecta en el último Congreso.
Estuvo entre los diputados a
la Asamblea Nacional del Poder Popular desde 1986, este mismo
año fue seleccionada como uno de los 23 miembros del Consejo de Estado de
la República de Cuba.
Se desempeñó además, como miembro suplente
del Buró Político desde 1986 hasta 1991y en 1993 fue
elegida miembro suplente del Consejo de Estado. Posteriormente en el
año 1994 fue designada ministra de Ciencia, Tecnología y Medio
Ambiente, (CITMA), institución creada ese año. En el año 2000, se le consideró
cuadro destacado del Estado cubano.
En 1985 fue elegida miembro del
Consejo de Dirección del Instituto Superior de Ciencias
Agropecuarias de La Habana. Desde entonces continuó sus proyectos de
investigación en virología y participó en un gran número de conferencias,
talleres, nacionales e internacionales, incluida una consulta de alto nivel
entre ministros del medio ambiente en América Latina, celebrada
en Washington.
Durante la década de 1970 y a
comienzos de 1980, Rosa Elena trabajó como experta en virología para
la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO).
Representó a Cuba en
la Cumbre Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Río de
Janeiro en 1992 y en la Cumbre de las Naciones
Unidas sobre los pequeños estados insulares en Barbados en 1994 formando
parte de la delegación de alto nivel presidida por el comandante Fidel
Castro a la histórica toma de posesión de Nelson Mandela como
presidente de Sudáfrica.
En el propio año fue designada Ministra de
Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, institución creada ese año y que tiene la
responsabilidad de desarrollar las políticas y programas para la protección del
medio ambiente y el diseño de estrategias para el desarrollo sostenible. De igual manera, es
responsable de servir como un enlace estratégico entre la ciencia, la
tecnología y el desarrollo económico de Cuba.
En el año 2000, se le consideró cuadro
destacado del Estado cubano y el 17 de octubre del año 2002,
pronunció el discurso de apertura de IntEmpres 2002, foro organizado anualmente
por el Instituto de Información Científica y Tecnológica (IDICT) del
Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, en el cual dejó claras sus
ideas sobre la inteligencia empresarial y la gestión del conocimiento, técnica
de gestión a la que concedió gran importancia.
Fue una abanderada de la introducción y
generalización de los resultados de la ciencia en la práctica cotidiana y de la
urgencia de transformar esta actividad en una verdadera fuerza productiva
mediante el incremento de sus impactos en la economía, la sociedad y el medio
ambiente.
Rosa Elena y Ramón Ortiz, su esposo,
fueron dos grandes figuras de la ciencia cubana; tuvieron una relación muy
profunda, con muy buena comunicación, y, a pesar de ser también científico y
tener responsabilidades, le sirvió a Rosa Elena de apoyo para que se pudiera
consagrar a su trabajo, y obtener logros en su carrera, pues consideraba que el
aporte que ella podía hacer era mucho más grande que el de él.
"Mi esposo era un ejemplo de persona
que reconocía la verdadera igualdad de la mujer. Él tenía una altísima comprensión
del trabajo que yo realizaba y viceversa."
Fruto de esa unión, nació su hija Rosa Elena
en cuya educación, como madre, tuvo una presencia constante.
"Mi madre tuvo una gran preocupación
por las tareas de la casa, a pesar de que dedicó mucho tiempo al trabajo y a la
Revolución. La
casa y su familia nunca las dejó a un lado, pues estuvo entre sus prioridades
la atención a nosotros, siempre decía que todos los miembros de la familia
debían tener buena comunicación y que debíamos estar muy unidos. Era capaz de
darse cuenta cuándo podía asumir una tarea sin comprometer a la familia.
Nunca se sintió por encima de nadie ni
consideró que tenía la última palabra, pensaba que había que escuchar para
llegar a un consenso, escuchar siempre al pueblo, para saber cómo estaba el
ánimo de la gente y qué se podía hacer para ayudar a levantarlo.
No se consideró jamás merecedora de bien
alguno que la diferenciara del resto de los compañeros, sin dejar de mantener
la ética correspondiente a su cargo.
Entre sus grandes virtudes tenía la de ser
una persona inteligente, con mucha visión, proyección y presentaba la manera
más práctica de llegar al final. Se entregaba con amor y consagración a las tareas y mantuvo
siempre una estrecha relación con su gente y sus trabajadores.
Luchó prácticamente 14 años con la
enfermedad que la aquejaba, y a pesar de todo, siempre tuvo su mente muy clara
y su pensamiento estaba puesto en el Ministerio y en los adelantos y resultados
que debía seguir teniendo en beneficio de la Revolución.
En el momento de entrega del Premio
Nacional de Medio Ambiente en junio de 2004 ya su semblante avisaba el
agravamiento de la enfermedad. A todas estas adversidades Rosa Elena supo sobreponerse
ecuánimemente, hasta su fallecimiento, a la edad de 61 años. Falleció
el 22 de octubre de 2004, a las 11:50 de la noche, en la capital
cubana.
Fue sepultada en el Panteón de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias en la Necrópolis de Colón. El doctor José Ramón
Balaguer, ministro de Salud Pública, pronunció las palabras de despedida
del duelo: "...Rosa Elena fue paradigma de lo que es una científica, una
médica revolucionaria; por sus méritos ocupó como cuadro de la Revolución altas
funciones de dirección y en todo aquel que tuvo directa o indirectamente
contacto con ella generaba admiración y respeto por sus notables virtudes y el
ejemplo que nos deja.
Rosa Elena, aquí te despedimos en la tierra
que amaste y defendiste con todas tus fuerzas hasta el último aliento de tu
vida….tú no has muerto: la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la
obra de la vida."
Entre otras distinciones, se le confirió el
título honorífico de Heroína Nacional del Trabajo de la República de Cuba,
Orden “Carlos J. Finlay”., Orden “Lázaro Peña”, Orden “Mariana Grajales”,
Medalla XX Aniversario de la Revolución Cubana, Medalla 250 Aniversario de
la Universidad de La Habana, Medalla XX Aniversario de los Comités
de Defensa de la Revolución, Medalla 40 Aniversario de las FAR,
Distinción Antero Regalado otorgada por la Asociación Nacional
de Agricultores Pequeños (ANAP), Distinción Marcos
Martí otorgada por el Sindicato Agropecuario, Medalla
Universidad D`Alfort, Francia, Medalla de Orden al Mérito
de Checoslovaquia y Eslovaquia, Medalla del Sindicato
Agropecuario de Checoslovaquia, Medalla “Juan Tomás Roig” del Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Ciencia, y el Premio Nacional de Medio
Ambiente entregado en el Memorial "José Martí",
en junio del año 2004, por Raúl Castro, ministro de las FAR
en aquel momento.
Las Naciones Unidas otorgó
póstumamente a la científica y ministra cubana el premio Campeones de la
Tierra 2006. El lauro distingue el trabajo de Rosa Elena y "su pasión por
el medio ambiente", considerados un "ejemplo brillante para todo el
mundo".
Entregado por segunda ocasión, este premio
reconoce anualmente a seis destacados activistas ambientales, líderes u
organizaciones en representación de igual número de regiones del planeta.
Entre los días del 22 al 26
de mayo del 2007, se realizó en La Habana, Cuba, el IV
Festival Imagen de la Naturaleza "Rosa Elena Simeón In Memoriam",
dedicado a la memoria de quien fuera, durante muchos años, ministra de Ciencia,
Tecnología y Medio Ambiente, (CITMA) Dra. Rosa Elena Simeón Negrín, en honor a
la infatigable mujer que dedicara su vida al desarrollo de la ciencia y la
conservación del Medio ambiente.
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