En el aniversario 139 de la
destitución de Carlos Manuel de Céspedes, presidente de la República en Armas, por
decisión de la Cámara
de Representantes
La destitución de Carlos
Manuel de Céspedes, es uno de los hechos de mayor trascendencia y consecuencias negativas para el
mantenimiento de la unidad revolucionaria en la lucha por la independencia,
realizado por la Cámara
de Representantes el 27 de octubre de 1873 en Bijagual, Jiguaní, Departamento
Oriental. Mediante este acto, la
Cámara de Representantes depuso a Carlos Manuel de Céspedes,
presidente de la República
en Armas e iniciador de la
Revolución en La
Demajagua , para lo cual se valió de las facultades y
prerrogativas otorgadas a la misma por la Constitución de
Guáimaro.
La destitución de Céspedes
se produjo como resultado de las contradicciones iniciales, que aparentemente
habían sido resueltas por la
Asamblea de Guáimaro, pero que seguían latentes, habían
estado presentes en la destitución de Manuel de Quesada, fueron agudizadas por
su designación como agente especial de Cuba en los Estados Unidos, y fueron favorecidas
por la caída del mayor general Ignacio Agramonte y Loynaz, el 11 de mayo de
1873, lo que dejó las manos libres a la Cámara para actuar contra el presidente Céspedes,
para lo cual esta contó con la conformidad de los mayores generales Calixto
García, Vicente García, Modesto Díaz y
Manuel Calvar, así como de personalidades civiles como Salvador Cisneros
Betancourt, Tomás Estrada Palma y otros, y con la presencia de 1 500 hombres
armados concentrados en Bijarú, lo que evidenció que la Cámara no tenía fuerza
propia para adoptar acuerdo tan significativo.
De los 15 miembros efectivos
que poseía, solo estaban presentes 7, y de estos 5 votaron a favor de la
destitución, lo que indica que la decisión fue adoptada por una minoría.
Teniendo en cuenta que el mayor general Francisco Vicente Aguilera,
vicepresidente de la
República en Armas, quien por derecho propio debía cubrir la
vacante, cumplía misiones en el extranjero y además se encontraba enfermo y no
podía regresar a Cuba, la
Cámara nombró a su presidente, Salvador Cisneros Betancourt,
como presidente provisional de la
República en Armas en sustitución de Céspedes.
Al conocer la decisión,
Céspedes asumió una posición digna; aceptó la destitución sin poner obstáculos,
ni resistencia alguna y manifestó: “Doy las más expresivas gracias a ese cuerpo
por haberme librado del gran peso que ha gravitado sobre mí, mientras he estado
hecho cargo del gobierno, sin que pueda decirse que he abandonado mi puesto ni
atribuirse a cansancio o a la debilidad”.
Días después lanzó un
manifiesto al pueblo, ofreciendo su apoyo a la lucha. Durante un tiempo,
Céspedes fue obligado a marchar junto al Gobierno. El 2 de noviembre solicitó
pasaporte para salir al extranjero, lo cual se le denegó, por lo que se
trasladó a la finca San Lorenzo en la Sierra Maestra , donde sin escolta y en desigual
combate contra fuerzas superiores del enemigo murió el 27 de febrero de 1874.
Con la deposición de
Céspedes, la Cámara
dio un paso en falso de nefastas consecuencias para el ulterior desarrollo de
la guerra, abrió las puertas a la división interna de la Revolución y dejó
sentado el precedente, de que la autoridad de ese órgano era meramente teórica,
lo que desembocaría años más tarde en sediciones y desacatos para la dirección
de la Revolución.
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