Decía el intelectual cubano Jorge Mañach en
sus Estampas de San Cristóbal (1926) que Obispo era una calle conservadora y
recalcitrante que defendía su viejo prestigio con celo conmovedor, y que San
Rafael era arribista y nueva rica, en tanto que Galiano y Belascoaín no
acertaban a definirse.
Pero en la misma fecha llamó «encantadora» a
la esquina de Galiano y San Rafael, y la calificó de «lujosa, perfumada y
trémula». Precisó el ensayista: «Vía crucis de los instintos… por donde, a la
hora “del cierre”, en que la villa se esponja empapada de crepúsculo, discurre
quebradamente el mujerío inefable de San Cristóbal».
Se dice que por las numerosas mujeres que se
daban cita en la zona para hacer sus compras y ver vidrieras y también para que
las vieran, grupo que se reforzaba con la entrada y salida de las empleadas de
las tiendas, es que ese sitio recibió el nombre de esquina del pecado.
Sin embargo, Eduardo Robreño y Renée Méndez
Capote aseguraban que con tal nombre bautizó antes el periodista Lozano Casado
a la esquina de Galiano y Neptuno. Eso poco importa hoy. Lo que resulta
verdaderamente significativo es que Galiano y San Rafael se convirtió en el
punto comercial por excelencia de La
Habana.
Hasta 1915, Obispo y O’Reilly eran la meca
del comercio y la moda, como lo eran de los ministerios, la banca y los bufetes
de prestigio.
Obispo hallaban asiento la mejor heladería, la
dulcería más solicitada, la farmacia más confiable, las librerías más
actualizadas. Joyerías de nombre como La Casa de Hierro y el Palais Royal, tiendas como La Villa de París y La Francia , una sastrería
reputada como la del padre de Julio Antonio Mella, se localizaban asimismo en
esa calle.
Una modista de gran fama, madame Laurent,
tenía su taller en O’Reilly. La corsetera madame Monin y sombrereras como
madame Souillard y las hermanas Tapié radicaban por excepción en la calle
Muralla, como madame Marie Copin, en Compostela.
Cuando la gran bailarina rusa Ana Pávlova
estuvo en La Habana
renovó todo su ajuar con esa célebre modista francesa.
No aceptaban las cubanas de la época, pobres
o ricas, las confecciones norteamericanas. La seda venía de Francia, el olán y
en nansú, la muselina, el organdí y los casimires, de Francia y Reino Unido.
Los encajes llegaban desde Bélgica y de
España venía la ropa de cama, de hilo puro. Los buenos zapatos se hacían en
Cuba, con pieles importadas por zapateros cubanos.
Todo esto cambia a partir de 1915, cuando la
esquina de Galiano y San Rafael empieza a ser lo que fue después. Cinco años
después, esa esquina era ya el sitio donde se medía el pulso de la ciudad.
En 1877 La Ópera abrió sus puertas en
Galiano y San Miguel. Veinte años después lo hizo Fin de Siglo en un pequeño
local que creció al ritmo de la gran Habana. En 1927 se inauguraba La Época con
solo seis empleados; serían 400 en 1957.
La primera tienda de que se tenga noticia
que funcionó en el área se llamó El Boulevard; estaba situada justo el sitio
que ocupó después el Ten Cents.
Se desconoce la fecha de su
inaguración, pero sí que sus propietarios vendieron El Boulevard en 1887.
Aprovechando el espacio, los nuevos dueños
abrieron allí La Casa
Grande , que prestó servicio hasta 1937 cuando vendieron a su
vez el local, donde se instaló el Ten Cents, comercio minorista de artículos
varios, casi todos importados, que desde 1924 tenía su sede en San Rafael y
Amistad.
Donde hoy se encuentra Flogar estuvo durante
años el café La Isla ,
el más popular del país, famoso por su bien condimentada comida y sus
exquisitos helados.
El Encanto se inició en 1888 en Guanabacoa.
Pasó después a Compostela y Sol hasta que halló sitio en Galiano y San Rafael y
creció desmesuradamente. Comenzó El Encanto en un pequeño espacio y en sus
ansias de crecer sus propietarios emprendieron la compra de los locales
vecinos.
Al escritor Raymundo Cabrera, padre de
Lydia, la famosa autora de El monte, le pagaron quinientos mil pesos por una
casa que no los valía y adquirieron también la sastrería La Imperial , que tenía su
frente por la calle San Rafael.
Todos cedían ante ellos, menos el
propietario del pequeño local que se ubicaba justo en la esquina de Galiano y
San Rafael. Nada lo tentaba; nada parecía convencerlo de que vendiera hasta el
día en que le hicieron una oferta irresistible: setecientos mil pesos
constantes y sonantes.
En 1958, El Encanto disponía de tres
almacenes y más de mil empleados, 300 de los cuales se desempeñaban en la
tienda central de Galiano 351 esquina a San Rafael. Y tenía sucursales en
Varadero, Santa Clara, Cienfuegos, Camagüey, Holguín y Santiago de Cuba.
Cuando el fuego asesino lo destruyó en 1961
El Encanto era la tienda por departamentos más importante del país
Por cierto, es de El Encanto la chaqueta de
vinil que luce el comandante Ernesto Che Guevara en la famosa fotografía de
Korda.
Un texto del periodista cubano Ciro Bianchi
CRÓNICAS Y NOSTALGIAS DE LAS ESQUINAS DE LA HABANA
ResponderEliminarHoy no sé por qué razón me desperté temprano y comencé a rememorar algo que para LA HABANA es algo que tiene que ver con historia,sociedad, geografía, cine, televisión, literatura, música, en resumen, CULTURA, QUE SON SUS ESQUINAS, ese lugar donde se cruzan calles y en el tiempo acontecimientos en nuestras vidas, y para mi satisfacción encontré algunos escritos interesantes sobre el tema. Recopilar en un sólo sitio todo lo que se ha comentado al respecto me resulta interesante, con imágenes videos porque LA HABANA y sus 500 años se lo merecen.