Fue impuesto por los japoneses como
el Emperador Kangde de Manchukuo, entre
1934 y 1945. En la República Popular China, se desempeñó como
jardinero y posteriormente como trabajador histórico en la Conferencia
Consultiva Política del Pueblo Chino.
Era sobrino del emperador Kuang-su, al que
sucedió en el Trono en 1908, cuando Pu-yi contaba sólo dos años; había sido
designado sucesor por la emperatriz viuda Ts’eu-hi precisamente por su corta
edad, que le permitiría a ella ejercer el poder real.
Sin embargo, Ts’eu-hi murió en aquel mismo
año y pasó a ejercer la regencia el padre de Pu-yi, Tch’uen.
Éste, vinculado al partido tradicionalista,
detuvo el proceso de reformas que habían iniciado sus antecesores. El
inmovilismo imperial acrecentó el descontento y permitió el triunfo de la
revolución nacionalista encabezada por Sun Yat-sen, que proclamó la República en 1911 y
forzó la abdicación de Pu-yi en 1912.
No obstante, se le permitió seguir viviendo
en Pekín, en la residencia tradicional de la corte imperial, la Ciudad
Prohibida.
En 1917, durante el periodo de anarquía y de
luchas civiles entre los señores de la guerra, un partido monárquico
restableció a Pu-yi en el Trono por el breve espacio de doce días. En 1924 tuvo
que escapar de los señores de la guerra y se refugió en la colonia
japonesa de Tientsín.
Cuando los japoneses invadieron la región
china de Manchuria en 1931, crearon sobre aquel territorio el Estado títere del
Manchukúo, a la cabeza del cual pusieron a Pu-yi como jefe de Estado (1932) y
más tarde emperador (1934). Su poder era ilusorio, si bien pretendió en algún
momento obtener de los japoneses una cierta autonomía política.
Al terminar la Segunda Guerra
Mundial (1939-45) con la derrota del Japón, Manchuria fue ocupada por el
ejército soviético, que capturó a Pu-yi y lo entregó a las autoridades chinas.
Éstos internaron al ex emperador en un campo
de prisioneros.
Fue liberado en 1959 y pasó a trabajar en el
Jardín Botánico de Pekín y, más tarde, de archivero en la Biblioteca Nacional ,
al tiempo que escribía sus memorias. La película El último
emperador (1987), de Bernardo Bertolucci, se basó en su vida.
nunca tubo hijos
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