El violinista, violista,
guitarrista y compositor italiano Niccolò Paganini, nació en Génova, el 27 de
octubre de 1782 y murió en Niza, el 27 de mayo de 1840. Considerado entre los
más famosos virtuosos de su tiempo, reconocido como uno de los mejores
violinistas que hayan existido, con oído absoluto y entonación perfecta,
técnicas de arco expresivas y nuevos usos de técnicas de staccato y pizzicato.
Rodeado de una aureola mefistofélica por sus propios contemporáneos, asombrados
ante su dominio del instrumento y su vida desordenada y aventurera, Paganini
fue el violinista por antonomasia del romanticismo.
Niño prodigio, antes de
cumplir los catorce años dominaba ya todos los secretos del violín, al extremo
de que sus profesores reconocían no tener nada más que enseñarle. La gira que
emprendió en 1828 por ciudades como Viena, Praga, Varsovia y Berlín lo consagró
como el mejor violinista de su tiempo, capaz de extraer al instrumento músico
sonidos y efectos inconcebibles.
Su estilo brillante y, en
ocasiones, efectista, desarrolló de manera considerable las posibilidades
técnicas del violín, explorando diversos recursos como las triples cuerdas,
glissandi, pizzicati y arpegios, explotados en sus propias composiciones en las
que destacan los Veinticuatro caprichos para violín solo Op. 1 (1818), seis
conciertos para violín y orquesta, nueve Cuartetos para guitarra y arcos
(1806-1816) y piezas como La danza de las brujas (1813) y Tarantella (1830).
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