domingo, 22 de junio de 2014

Exiliados de Miami impiden que cubanos bailen con la Choza de Chicha, de Tony Ávila



por Miguel Fernández Martínez

   Da pena ver y oír a esa mínima y deprimida parte de la emigración cubana en Estados Unidos que se hace llamar “exilio histórico”, que han hecho de su inconsecuente “intransigencia”, una risible payasada para cualquier ser humano con sentido común.
   La última “victoria” guerrera de esta caterva de patriotas de “café con leche”, fue conseguir llenar de miedo a los dueños del night club The Place, en la ciudad de Miami, y obligarlos a cancelar el concierto pautado para la noche del 21 de junio, donde actuaría el joven trovador cubano Tony Ávila, de gira por Estados Unidos.
   Los principales “argumentos” de estos cavernícolas que se hacen llamar "exiliados" cubanoamericanos –con banderita y ciudadanía Made in USA incluida y bien distantes de los emigrados cubanos- eran que el cantautor matancero está “acusado” de organizar actos de repudio contra las Damas de Blanco en la provincia de Matanzas.

¿De dónde sale la “acusación” contra Tony Ávila?

   Como siempre hacen, los “patrioteros” atrincherados en la cafetería Versailles, de la calle 8 y la 36, se valen del primer infeliz que tengan a mano, para que les sirva de vocero en sus fanfarrias estridentes y geriátricas.
   Esta vez usaron como punta de lanza a Leticia Ramos Herrería, una de las conocidas
Leticia Ramos Herrería, se ocupa de "cazar comunistas" en Miami
Damas de Verde, -perdón, Damas de Blanco-, que con residencia en la Pequeña Habana miamense, se hace llamar representante de estas señoras asalariadas, en la ciudad matancera de Cárdenas.
   El curriculum contrarrevolucionario de la señora Ramos habla por sí solo. Ella estaba en Cuba con quién más le pagara por sus actividades “políticas”. Lo mismo se autotitulaba “reportera” del fantasmagórico Centro de Información del Consejo de Relatores de Derechos Humanos de Cuba, o era miembro del Movimiento Independiente Opción Alternativa, hasta que logró colarse en la nómina de las Damas de Blanco S.A.
   Ahora en Miami, a donde por fin llegó –la meta de su mercenarismo- de vez en cuando tiene que venderle al alma al diablo para ganarse unos centavitos, porque a decir verdad, los precios en Publix y en Winn-Dixie están de “apaga y vamos”.
   Según la “exiliada” Ramos Herrería, la elegida por el “exilio histórico e intransigente” para alzar la voz contra los músicos cubanos que visitan Estados Unidos como parte de los intercambios culturales entre los dos países, Ávila participa en las supuestas “golpizas” contra las mujeres que paga Washington a la salida de la Iglesia de la Purísima Concepción en Cárdenas, y aseguró que en varias ocasiones "se abalanzó contra nosotras, nos insultó, todo fue muy violento".
Ninoska Pérez Castellón, vocera de los grupos extremistas de Miami
   También dijo que Ávila compareció en el canal municipal Tele Bandera, para exigir "mano dura" contra los cocheros que protagonizaron una huelga en Cárdenas.
   Las acusaciones de la “exiliada” Ramos fueron suficientes para que la jauría se lanzara, carteles en mano –y sus solapadas amenazas terroristas- contra los propietarios de The Place, con el amparo de la microfonera de Radio Mambí, Ninoska Lucrecia Pérez Castellón, hija del criminal de guerra, torturador y asesino de la dictadura batistiana Francisco Pérez González, el temible “Paco” Pérez , uno de los jefes del centro de torturas que fue la Radio Motorizada de la Policía Nacional, quien al huir de Cuba al triunfo revolucionario en 1959 estaba encausado por dos delitos por asesinato, aún impunes.

¿Estertores de último minuto?
extremistas cubanoamericanos en Miami
   Esta pataleta política de última hora de los nada convincentes “luchadores” cubanos de Miami, no asombra a nadie, menos ahora que la realidad se torna gris para los que han vivido del nostálgico negocio de Cuba y sus noventa millas de conflictos, que solo han servido para que muchos de esos vejetes se enriquezcan, o por lo menos hayan sobrevivido por más de cincuenta años sin trabajar.     
   Recientes encuestas realizada por la firma Bendixen & Amandi International, y por la Universidad Internacional de la Florida (FIU), coinciden en que actualmente se refleja una ruptura generacional en Miami con respecto al tema Cuba.
   Ambos sondeos demostraron que hay una mayoría de cubanos residentes en Estados Unidos que se mostraron a favor de los viajes sin restricciones a Cuba, y que optan por un mejoramiento de las relaciones entre ambos países.
   Y justamente esa minoría recalcitrante, que coincidentemente representa a los reductos de la vieja casta que gobernaba en Cuba antes de 1959, busca, casi de manera agonizante, imponer sus viejas doctrinas mafiosas para ejercer control del pensamiento de los emigrados.
   Su oposición permanente a cualquier acercamiento con la isla es constante. Tratan de frustrar los intercambios culturales entre Cuba y Estados Unidos, mantienen su postura favor del criminal bloqueo económico, comercial y financiero que Washington impone a los cubanos desde 1962 y sobre todo, tratan de bloquear cualquier acción de buena voluntad que permita el regreso a casa de Alan Gross, encarcelado en Cuba por tratar de vulnerar la soberanía nacional, a cambio de la liberación de Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Gerardo Hernández, los tres integrantes aún presos del grupo de Los Cinco antiterroristas cubanos injustamente condenados por monitorear a los grupos extremistas anticubanos asentados en Miami.
   Estos caricaturescos “exiliados históricos” que viven a costa de la emigración cubana en Estados Unidos, tienen sobre sí los imperdonables record de ser el único grupo de emigrantes extranjeros que apoyó la invasión estadounidense a Irak y Afganistán, con la esperanza expresa que al retorno, la 82 División invadiera a Cuba, y les hiciera el “favor” de destruir a la Revolución cubana, ante un imposible que el miedo y la cobardía les ha impedido hacer por 55 años.
   Fueron también los únicos –para vergüenza de todos- que apoyaron los intentos del Partido Republicano de expulsar de Estados Unidos a los 12 millones de indocumentados, y aplaudieron la construcción del muro que ahora limita la frontera de México.
   Entonces, no hay de qué asustarse con estos tipejos que no son muy dados a enfrentarse de frente y con fusil en mano. Que acusen a Tony Ávila y le boicoteen un concierto no es una novedad, en una ciudad que vivió la zozobra de ver como ponían una bomba en el Centro Vasco para demostrar su rechazo a la visita de la vedette cubana Rosita Fornés, donde se festejó la muerte de Juan Formell, un ícono de la música cubana y donde hoy se pasea libremente Luis Posada Carriles, el peor y más sanguinario de todos los terroristas del mundo.

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