Ballet Nacional de Cuba, dirigido por Alicia Alonso |
Por José Manzaneda*
El éxito rotundo del Ballet Nacional de Cuba
en su reciente actuación en Puerto Rico no ha sido noticia internacional.
Pero sí lo ha sido, en decenas de televisiones, radios y diarios el abandono de
ocho de sus integrantes, a quienes el Gobierno de EEUU otorgaba asilo político, y que inmediatamente fichaban por el Cuban Classical Ballet of Miami,
compañía con la que tuvieron su primera actuación apenas ¡7 días después!.
Los ingredientes de esta comedia cínica son
los habituales. Uno: consiguen asilo “político” personas a quien nadie ha
perseguido en su país, y cuya motivación migratoria es única y exclusivamente
económica. “Yo no tengo miedo ninguno, porque no hice esto por política, yosoy artista”, aseguraba ante las cámaras una de las bailarinas”.
Dos, ninguna de ellas tenía en Cuba
obstáculo legal alguno para viajar a EEUU cuando lo deseara, siempre que
hubiera conseguido la más que restringida visa norteamericana.
Tres, estas personas son beneficiadas por la
llamada Ley de Ajuste Cubano, que les otorga residencia automática solo por ser
cubanas. Mientras, EEUU deporta cada día a más de mil personas indocumentadas,
entre ellas también profesionales de la danza que no tuvieron la suerte de
haber nacido en Cuba.
Todo apunta a que fue una operación
preparada desde hace meses entre la compañía de ballet de Miami donde ahora
trabajan y varios medios de comunicación.
El Canal 41 América Tevé de Miami,
curiosamente, rompió su práctica habitual y envió a Puerto Rico a un equipocompleto de televisión para cubrir la actuación del Ballet Nacional de Cuba.
Lo que les interesaba no era, evidentemente, informar del éxito de una
compañía formada por el “régimen castrista”, sino justamente cubrir en directoel abandono de los bailarines, que conocían previamente.
Los medios internacionales también se han
encargado de justificar este juego sucio. El diario español “El País” ensalzaba
a EEUU por ser “la tierra de las oportunidades” realmente, no “en abstracto”,
al haber acogido a los bailarines. Y daba todo su espacio al organizador
de la operación, Pedro Pablo Peña, director del Ballet Clásico Cubano de Miami,
que anunciaba que seguirá llevando a cabo operaciones como esta “mientras Cuba
no sea realmente libre”.
La agencia española EFE también daba espacio
único al mensaje propagandístico de este personaje. “La huida de (los
bailarines) (…) evidencia “el absoluto descontento” de los artistas con el
régimen (cubano)”, se puede leer en una nota de EFE reproducida en numerosos
medios de América Latina.
Algo que se explica cuando conocemos que
esta agencia de noticias tiene un convenio con el Ayuntamiento de Miami, por el
que se compromete a “la publicación de (…) reportajes (…) que reflejen la
realización del “sueño americano” en (dicha) ciudad”.
Así lo explicaba Tomás Pedro Regalado,
Alcalde de Miami: “El proyecto (de la agencia de EFE) publicitar en América
Latina y el mundo a personas que son triunfadoras aquí en Miami, para nosotros
es un doble orgullo, porque muchas no nacieron en EEUU y son protagonistas del
sueño americano”.
Otros medios digitales, como BBC Mundo,
apuntalaban este mismo mensaje, asegurando que “muchos bailarines (…) de Cuba
han desertado (…) con frecuencia por razones políticas”. Una mentira
absoluta, pero imprescindible para justificar la aberración política, legal y
moral de este caso y, en general, de la política migratoria de doble rasero del
Gobierno de EEUU.
Pero si hay un medio campeón del cinismo ese
es el diario “El País”. En un segundo trabajo sobre el caso, narraba que un
“error burocrático” habría permitido que un noveno bailarín también “huyera” a
EEUU “burlando la norma oficial” –palabras textuales-. Lo que induce a
pensar que este bailarín habría sorteado prohibiciones para viajar impuestas
por las autoridades de la Isla.
Pero nada más lejos de la realidad. Lo que
ocurrió fue que este bailarín había sido descartado a última hora para ir a
Puerto Rico, pero al haber obtenido ya la visa estadounidense, aprovechó para
viajar por sus propios medios a dicho país.
Nadie en Cuba le impidió salir de la Isla.
Recordemos, además, ya no existe un “permiso de salida” necesario para hacerlo.
Pero El País no podía renunciar al relato de misterio, y hablaba de una “huida”
de “tintes heroicos” que abrió al bailarín “la puerta de su libertad”.
El Ballet Nacional de Cuba, símbolo no solo
de su país, sino también de América Latina y del Tercer Mundo, es objetopermanente de ataques a su imagen y a su viabilidad.
A pesar de todo, la
Escuela Nacional de Ballet de Cuba forma hoy a 800 nuevos profesionales de la
danza, siendo una de las mayores canteras del mundo, y garantía de futuro de
uno de los símbolos culturales de la Revolución cubana.
*
José Manzaneda -
Coordinador de Cubainformación
Tomado del
blog La pupila insomne, de Iroel Sánchez
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