Por Pedro
Etcheverry Vázquez*
A principios de 1964 todavía la Agencia
Central de Inteligencia albergaba las esperanzas de reorganizar en Cuba un
movimiento contrarrevolucionario a nivel nacional, que incluía la ejecución de
sabotajes y crímenes dirigidos a debilitar la economía agrícola y fomentar un
clima de terror, que disminuyera el apoyo del pueblo a la Revolución, y creara
las condiciones para desencadenar una intervención militar.
Las bandas terroristas de alzados, uno de
los factores que en otras circunstancias habían utilizado para apoyar sus
planes subversivos, se encontraban en franca decadencia, como consecuencia de
las operaciones de los batallones de Lucha Contra Bandidos (LCB) y la labor de
los Órganos de la Seguridad del Estado, los cuales en todo momento contaron con
el apoyo del campesinado.
El 4 de febrero fue capturada la banda de
Maro Borges, mediante un trabajo de contrainteligencia denominado Operación
Trasbordo, en el que desempeñó un papel determinante el agente de la Seguridad
del Estado, Alberto Delgado.
Por otra parte, continuaron los crímenes
terroristas: la banda de Gusberto Guerra Hernández asesinó, el 12 de febrero,
al joven de 22 años Ramiro Guerra, en la granja del pueblo Hermanos Mayo
(barrio Curana, Las Tunas).
A pesar de la difícil situación de los
bandidos, un memorando del Jefe de la Junta de Jefes de Estado Mayor del
Ejército de Estados Unidos, fechado el 25 de marzo, reflejaba otros intentos de
fortalecer la guerra irregular, al convocar nuevas infiltraciones por vía
marítima en apoyo a los alzados, y proponer el 15 de julio para el inicio de
operaciones convencionales con fuerzas estadounidenses.
Operaciones
de inteligencia neutralizan bandas
Julio Emilio Carretero |
El 28 de marzo, en Las Villas, fue capturada
sin disparar un tiro la banda del antiguo policía batistiano Julio Emilio
Carretero, mediante la continuación de la Operación Trasbordo. Bajo las órdenes
de este individuo se habían ejecutado 27 crímenes.
A partir de la experiencia anterior, en el
territorio yumurino comenzó a desarrollarse la Operación Exterminio, bajo el
mando del comandante Gustavo Machín Hoed de Beche, jefe del Cuerpo de Ejército
de Matanzas (luego internacionalista con el Che en Bolivia) y el capitán Luis
Rodríguez Hernández, del Buró de Bandas.
La operación consistía en penetrar con
Manuel Viera Rodríguez (el agente Maño) a los contactos de los bandidos que
quedaban en la provincia, y hacerles saber que podían ser sacados del país por
vía marítima, con la condición de recibir entrenamiento y regresar a continuar
sus actividades subversivas cuando las circunstancias lo aconsejaran.
Eran recogidos en Punta Cuchillos, en la
bahía de Cárdenas, por una supuesta lancha de la CIA tripulada por los
combatientes de la Seguridad Santiago Gutiérrez Oceguera (Sergio) y Ramón de
Jesús Arrechea Zayas (Ramonín) y dos soldados de las Tropas Guardafronteras,
quienes los conducían hasta un buque de la Marina de Guerra Revolucionaria
previamente acondicionado como si fuera una embarcación norteamericana, donde
un grupo de combatientes los detenían. Así fueron capturados más de 25 alzados
y tres bandas.
Con la captura de Carretero, el cabecilla
que le seguía en jerarquía era José León Jiménez (Cheíto), quien quedó al
frente de la contrarrevolución en el Escambray, pero sin ninguna posibilidad de
ejercer el mando, porque las pocas bandas que conservaban su estructura se
encontraban dispersas y con escasas condiciones para comunicarse entre sí.
Alberto Delgado, agente de la Seguridad del Estado |
En la
madrugada del 29 de abril Cheíto León y sus colaboradores asesinaron a Alberto
Delgado, sin que pudieran arrancarle información sobre su actividad encubierta.
A partir de ese momento, los asesinos se
vieron sometidos a una intensa persecución por las fuerzas de LCB. Al día
siguiente, Cirilo Rodríguez Espinosa (el agente Paco de la Seguridad del
Estado) informó el lugar exacto donde se encontraban Rubén González León (El
Cordobés) y sus secuaces, cuando se disponían a festejar con ron el reciente
crimen.
Inmediatamente se lanzó una operación
militar en la finca El Clavel, barrio Táyaba, municipio de Trinidad, con un
batallón de LCB bajo las órdenes del teniente José Luis López González. El
cabecilla fue herido de extrema gravedad, a tal punto que llegó sin vida al
hospital.
Alrededor de las 8 y 30 de la noche del 6 de
mayo, la banda de Mario Bravo Cervantes (El Barbero) colocó una emboscada en la
finca Los Ramones, del barrio Bella Mota, en Sancti Spíritus, interceptó un
vehículo y asesinó a sus tripulantes, los militantes del Partido Unido de la
Revolución Socialista (PURS) Abel Roig Santos, de 24 años, y Servando Caraballé
Abreu, de 25, causándole heridas graves al joven Lorenzo Hernández Brito,
militante de la Unión de Jóvenes Comunistas, todos del seccional Vegas-Perea,
quienes se encontraban enfrascados en promover la batalla por alcanzar el sexto
grado en el territorio.
Los dos cadáveres fueron encontrados con
señales de haber sido profanados y despojados de todas sus pertenencias. Al
cabo de un mes y medio, fuerzas de LCB bajo el mando del comandante Lizardo
Proenza Sánchez liquidaron esta banda en la Loma de Blanquizal, perteneciente
al barrio de Mayajigua, en Yaguajay.
El
final de Cheíto León
El 8 de mayo, alrededor de las cinco de la
mañana, la banda de Cheíto León se presentó
en la finca Hoyo de Pilón, de la
granja Manuel Piti Fajardo, en el municipio de Trinidad, y secuestró a tres
trabajadores. Después soltó a dos, pero el tercero, Octavio Quesada Lorenzo,
quedó retenido. Un grupo de milicianos salió en su persecución y logró
alcanzarlos a un kilómetro del lugar, pero los bandidos no presentaron combate
y escaparon.
José "Cheito" León |
Los milicianos encontraron medicinas, piezas
de las armas que los bandidos estaban limpiando, y el caballo con el paño de la
montura utilizada por Quesada Lorenzo, quien fue asesinado en San Juan de
Letrán el día 23.
Dos días después, esta banda fue detectada
por Salvador Bombino Rodríguez (el agente Bacán), en la finca Javira, en el
Escambray. Inmediatamente fueron movilizadas fuerzas de un batallón de LCB bajo
el mando del capitán Manuel Herrera Tito, que logró cercar a los bandidos
mediante una operación muy rápida.
Los hombres que acompañaban a Cheíto
atacaron a los combatientes que avanzaban en el “peine”, pero el sargento
Roberto Gallo Pérez se adelantó por el mismo lugar seleccionado por los alzados
para huir, y, en medio de un intenso fuego de ambas partes, ripostó con una
certera ráfaga de su FAL y dio muerte al cabecilla. Solo los hermanos Manzo
Brizuela lograron escapar, pero serían capturados posteriormente.
víctimas del bandidismo en Cuba |
El 11 de mayo, en la zona de Santa Fe,
barrio de Ángel Castillo, en Ciego de Ávila, mediante una operación dirigida
por el comandante Víctor Dreke contra la banda de Estervino Gutiérrez
Echemendía, seis bandidos resultaron muertos, y tres heridos.
Ocho días después, cerca de las 11 de la
noche, las bandas de Ventura Leonides Ramírez Samé y del excasquito batistiano
Alfredo Espinosa Mendoza (Mamacusa) atacaron la tienda del pueblo de la
localidad de Yao, en la zona de Buey Arriba, en la Sierra Maestra, donde se
encontraban de guardia los milicianos Formelio Garlobo Montero y Florencio Pérez
Carrillo, quienes, a pesar de la superioridad numérica de sus atacantes,
ripostaron la agresión y lograron herir a uno de los cabecillas.
Antes de abandonar el lugar, los bandidos se
acercaron a donde se encontraba Garlobo Montero gravemente herido, le clavaron
su propia bayoneta en el pecho y le dieron un tiro en la frente.
A finales de mayo, al frente de varias
compañías del Batallón 3278 y un grupo de combatientes de la Seguridad, el
capitán Carlos Fernández Gondín dirigió una operación que concluyó con la
captura de la banda de José Ávila Nápoles (Pepe Orencio), en un lugar conocido
por Tomí (Holguín). Al amanecer del 10 de junio, Mamacusa fue herido por
fuerzas de LCB, pero logró ocultarse en el cuartón Malo, en Bueycito.
Ese mismo día, en el barrio de Caña Brava,
en Buey Arriba, un grupo de alzados de esta banda asesinó al militante del PURS
Alfredo Marrero Núñez. En las primeras horas de la mañana siguiente el
cabecilla fue detectado por el Jefe de Orden Público, pero cuando el
combatiente trató de detenerlo, el fugitivo abrió fuego y le causó la muerte.
Unas horas después Mamacusa resultó muerto. Más tarde serían capturados sus
compinches. En julio, durante otras operaciones de cerco y peine, fueron
capturados decenas de bandidos.
Crítica
situación del bandidismo
En la medida en que los batallones de Lucha
Contra Bandidos de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias y el Buró de Bandas de
la Seguridad del Estado actuaban de conjunto contra los alzados, estos grupos
terroristas comenzaron a entrar en una crisis irreversible.
milicias populares enfrentaron a las bandas mercenarias |
Debido al desgaste físico y moral, y al
sentirse abandonados a su suerte por los servicios de inteligencia
norteamericanos –los cuales interrumpieron el envío de dinero y abastecimientos
bélicos desde la Florida-, se agudizaron
sus contradicciones internas y los deseos de desertar de las bandas para huir
del país.
El 3 de agosto, en el garaje del
intermitente de Guanabo, fue arrestado el cabecilla Valeriano Montenegro
Rodríguez, junto con tres bandidos, cuando se disponía a realizar un contacto
para escapar por la costa norte. Dos días después, en el barrio Pío Cervantes,
en Jatibonico, el bandido Marcelo García Aragón intentó abandonar la banda para
regresar junto a su familia, pero fue asesinado por el cabecilla Juan Alberto
Martínez Andrade y sus hombres.
Cuatro meses antes, el 2 de abril, en la
finca San Felipe, cerca del río Hanábana, en Rodas, Las Villas, después de una
fuerte discusión, había sido ultimado por sus propios partidarios el bandido
José Ramón Castañeda Castellanos. Ese sería uno de los al menos 18 crímenes
cometidos por los bandidos dentro de sus propias filas.
En la Papelera Pulpa Cuba, en Trinidad, un
grupo de alzados asesinó el 11 de agosto al obrero Jesús Pérez Rodríguez. Dos
días después, en la zona de Dos Cruces, perteneciente a Corralillo, en Las
Villas, varios terroristas contrarrevolucionarios asesinaron al campesino
Santos Méndez Portillo. Este fue el último crimen de las bandas en todo el
territorio nacional.
Entretanto, la ofensiva revolucionaria
continuó indetenible; en La Faldiguera, Baracoa (17 de agosto), resultó muerto
el cabecilla José Gaspar Martínez Quiroga, El Jabao, que en junio se había infiltrado
por Cayo Los Chinos para abrir un foco de alzados. El 4 de septiembre resultó
muerto en un cerco el cabecilla Benito Campos Pírez, en Palmillas, Colón,
Matanzas.
En el Escambray quedaban la banda de Blas
Tardío Hernández, el pequeño grupo de Efraín Manzo Brizuela y los escurridizos
Luis Santana Gallardo (Luis Vargas) y José Rebozo Febles.
En la zona norte de Camagüey huían
desesperados los contrarrevolucionarios Clemente Aragón Aragón (La Mula) y
Manuel Moreno Martínez (Ninga), por la zona de Vicente, en Ciego de Ávila, y en
otro grupo, el cabecilla Juan Alberto Martínez Andrade junto con los hermanos
Rafael y Bartolo Labrada Martínez. Serían capturados al año siguiente.
En La Habana se encontraba la banda de José
Fernández Chávez; en Oriente, el grupo de Gusberto Guerra y algunos elementos
aislados en Las Tunas, Palma Soriano, Cauto el Paso, Niquero y Sagua de Tánamo.
La situación de los bandidos en todo el país
era sumamente crítica. Sobre cómo se erradicó definitivamente el bandidismo,
tratará un próximo trabajo.
*
Pedro
Etcheverry Vázquez - Especialista del
Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado
Tomado del
sitio digital de la revista Bohemia
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