Hace un año que el
crítico y ensayista cubano Rufo Caballero nos hizo la mala pasada de
abandonarnos, después que un furioso infarto cardiaco le arrancara la vida a
los 45 años. El crítico sagaz que siempre nos tomaba de la mano desde las
páginas de Juventud Rebelde, el sarcástico comentarista en diferentes espacios
de la televisión nacional, el impresionante intelectual que escaló las
empinadas cuestas del saber sin perder la sonrisa del vecino de a pie.
Lo recuerdo aún, con su
pullovers de Industriales y su gorra azul, caminando por los pasillos del
ICAIC. Los encuentros ocasionales en el ascensor y las charlas de siempre.
Aquel “muchacho” que a pesar de sus pocos años, conquistaba en el auditórium a seguidores
y enemigos.
De Rufo se pueden decir
muchas cosas, pero prefiero citar unas notas que publicó su compañera del
Instituto Superior de Arte de La Habana, Wanda Canals, a raíz de su muerte. “Contaba
ya a sus escasos 44 años con resultados difíciles de alcanzar siquiera a la
altura de la senilidad. Hoy, la Universidad de las Artes, ISA,- como también la
Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, el ICRT, Cuba toda-
lamenta al amanecer la pérdida de uno de los académicos y ensayistas más
fructíferos; de los críticos más preclaros, agudos y temerarios, de los mejores
comunicadores, de los jóvenes sabios más generosos si de compartir su vasto
conocimiento se trataba. Hoy nos dolemos en la pérdida de Rufo
Caballero".
Rufo dejó como herencia
una vasta obra ensayística, polémica y abarcadora, que incluyó temas de cine, artes
plásticas música. Doctor en Ciencias sobre Arte y profesor titular de la
Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, analizó a fondo los
medios audiovisuales desde el periodismo impreso y televisivo.
También conservamos de
él sus libros “Un hombre solo y una calle oscura. Los roles de género en el
cine negro”, editado por el sello de la Unión de Escritores y Artistas (UNEAC),
y “Cine latinoamericano: Un pez que huye”, impreso por la Fundación Autor 2005
y la casa editorial cubana Arte y Literatura en 2007.
Fue merecedor de
numerosos premios y distinciones, entre estos figuran el de Ensayo
Hispanoamericano Lya Kostakowsky, el de Ensayo sobre Cine en Iberoamérica y el
Caribe y el Premio Nacional de la Crítica. En 2003 recibió la Distinción por la
Cultura Nacional.
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