ciudad de Cienfuegos |
A 195 años de fundada arriba la ciudad cubana
de Cienfuegos, situada en el sur de la región central de Cuba, bordeada por la
Sierra del Escambray y con costas al Mar Caribe.
Fundada por colonos franceses procedentes de
Burdeos, Filadelfia y Louisiana, se le atribuye a Don Louis D'Clouet atribuye
la historia el nacimiento, el 22 de abril de 1819, de la colonia de Fernandina
de Jagua, que en 1829 recibiera el título de villa y en 1880 la condición de
ciudad.
A Cienfuegos se le reconoce indistintamente
como "La Perla del Sur" o la linda ciudad del mar; e incluso uno de
sus hijos más ilustres, el sonero mayor Benny Moré, la definía con orgullo como
"la ciudad que más me gusta a mí".
En todos los casos, se trata de apelativos
que hacen justicia a la belleza de una urbe definitivamente asentada en las
márgenes de la apacible Bahía de Jagua y que llama la atención del visitante
tanto por el perfecto trazado rectilíneo de sus calles, como por el
impresionante conjunto de valores histórico-culturales y arquitectónicos que
conforman su Centro Histórico, declarado Monumento Nacional.
El núcleo urbano original siguió en su
desarrollo el estilo colonial de construcción, que partía de una Plaza de Armas
(en la actualidad parque José Martí), que se terminó en 1850, en torno a la
cual se trazaron las primeras 25 manzanas y se agruparon las más importantes
edificaciones gubernamentales, religiosas y domésticas.
En el Parque Martí se levanta desde 1902 el
único Arco de Triunfo existente en Cuba y en su entorno se encuentran, entre
otras construcciones de alto valor, la Catedral de Nuestra Señora de la
Purísima Concepción, fundada en 1869. Posee vitrales traídos de Francia en
tiempos de la Comuna de París que sorprenden por su alto valor artístico;
El Teatro Terry, uno de los tres más
importantes de la Isla en el siglo XIX, joya arquitectónica, orgullo de los
habitantes de esta ciudad y escenario de grandes acontecimientos culturales, fue
inaugurado en 1890 gracias al apoyo financiero de Don Tomás Terry, importante hombre
de negocios de la ciudad; es un suntuoso exponente de la época de oro de
Cienfuegos.
Los nativos, además, se enorgullecen de
contar con el más extenso Paseo del Prado, la avenida más importante de
Cienfuegos, de unos 2 km. de largo, que atraviesa la ciudad y constituye el eje
peatonal, social y de vehículos de esta ciudad, el mismo se extiende desde la
entrada de la ciudad hasta el Malecón y permite un rápido y fácil acceso a
Punta Gorda y La Punta, que es una animada zona residencial del extremo sur
donde está enclavada, además, la edificación más emblemática de Cienfuegos:
También está presente el Palacio de Valle,
lujosa mansión que constituye la expresión más elocuente del eclecticismo
cienfueguero y en cuya construcción predominan el mudéjar y el gótico en
armonía con el bizantino, el veneciano y el barroco.
Otra
joya arquitéctonica de Cienfuegos es El Castillo Nuestra Señora de los Ángeles
de Jagua, fortaleza militar colonial, se encuentra situada en una roca en el
canal de entrada de la bahía de Cienfuegos a 25 m de altura sobre el nivel del
mar. Geográficamente ocupa la margen occidental del canal de entrada de la
bahía, frente a la playa de Pasacaballos.
Es la más vieja joya arquitectónica de la
región central de Cuba de carácter militar. Esta fortaleza formó parte de la
cadena de sistemas defensivos que se levantaron en las colonias españolas de
América entre los siglos XVI al XIX, para mantener sus dominios de ultramar
ante el peligro inminente de otras ricas potencias europeas.
El Puerto de Jagua, por su magnífica
situación geográfica y las excelentes condiciones existentes, muy abundante en
pesca, rodeado de terrenos fértiles y gran bosque de maderas preciosas, fue
motivo poderoso para que se convirtiera durante años en refugio de esos
“Demonios de los Mares”, como se les llamaba a los piratas, corsarios y
filibusteros que infectaban las costas de Cuba.
El 20 de Mayo de 1829 el rey le concedió el
título de villa y le dio el nombre de Cienfuegos en honor de don José
Cienfuegos, capitán general de la isla.
A Cienfuegos le fue concedido el título de
ciudad por real orden del 10 de
Diciembre de 1880, considerando “el aumento de su población, el progresivo
desarrollo de su riqueza agrícola e industrial y la importancia de su puerto
marítimo”.
Leyenda
de Guanaroca
Una de ellas está vinculada a la Laguna de
Guanaroca, espejo de agua salobre donde se derrama parte del río Arimao, y que
tiene su origen en la historia aborigen de la mayor de Las Antillas.
Guanaroca fue precisamente la primera mujer,
creada por Maroya -la luna de los siboneyes- para acompañar a Hamao, y de cuya
unión nació Imao, prematuramente fallecido y ocultado por su padre en un gran
güiro.
Desesperada, Guanaroca buscó al pequeño, y
una vez que lo encontró, como por arte de magia vio al romperse que del güiro
brotaban peces, tortugas y gran cantidad de líquido.
Entonces, del mayor de los quelonios surgió
la península de Majagua, en tanto los restantes aportaron el resto de los cayos
de la geografía cienfueguera, mientras los peces formaron los ríos que bañan el
territorio de Jagua y las lágrimas de la desconsolada madre se recogieron en la
actual laguna de Guanaroca.
La
Leyenda de la Dama Azul.
Transmitida de generación en generación,
cuenta que en los primeros años de la fortaleza del castillo de Nuestra Señora de Los Ángeles,
a altas horas de la noche surgía de la capilla del castillo una especie de
sombra de mujer, elegante y vestida de brocado azul, la cual después de
recorrer los altos muros desaparecía de repente.
La guarnición de la fortaleza, con hombres
habituados al peligro, comenzó a resistirse al enfrentamiento a la misteriosa
aparición, hasta la llegada de un oficial dispuesto a demostrar la verdad en
torno al supuesto fantasma.
La noche de los sucesos, cuenta la leyenda,
el joven avanzó decidido al encuentro de la llamada Dama Azul, y solo a la
mañana siguiente, los soldados lo encontraron tendido en el suelo y sin
conocimiento, con la espada partida y a su lado una calavera y un rico manto
azul.
El oficial perdió la razón después de esa
fecha, sin que se llegara a conocer cuando de verdad había en las historias de
la época, divulgadas de boca en boca hasta nuestros días.
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