En marzo de 1902 existía consenso entre los
periodistas habaneros sobre la necesidad de una organización profesional que
los agrupara.
Tras el fracaso inicial de la Asociación de la Prensa de Cuba
-proyecto que no resurgiría hasta 1904-, José Camilo Pérez, de La Discusión;
Ignacio Ituarte, de La Lucha, y Ramón S. de Mendoza, del Diario de la Marina,
decidieron proponer una agrupación solo para reporteros.
La primera reunión para discutir los
principios de funcionamiento de una entidad de esa clase se celebró el lunes 14
de abril de 1902, en la residencia de José Camilo Pérez. Allí se adoptó para la
nueva organización el nombre de Asociación de Repórters de La Habana, en
consonancia con la estructuración moderna dada a la profesión por el periodismo
norteamericano desde inicios del Siglo XX.
Al encuentro inaugural asistieron quince
reporteros, que conciliaron un borrador de reglamento y programaron una segunda
reunión, en la cual se votarían los cargos de la mesa directiva.
El miércoles 16 de abril se llevó a cabo en
la residencia de Ignacio Ituarte la aprobación definitiva de los estatutos de
la Asociación de Repórters y se seleccionaron los miembros de su primer
Directorio, presididos por Ramón S. de Mendoza.
Reglamento
En el reglamento se hacía constar que «esta
Asociación se compondrá única y exclusivamente de repórters (reporteros) y
tendrá por objeto fomentar la unión y concordia entre los mismos y prestarles
toda clase de auxilios, cuando se encuentren en desgracia».
Los reporteros que asistieron a ese segundo
encuentro sin haber asistido al primero también se consideraron fundadores. La
toma de posesión del Directorio se fijó para el domingo 27 de abril de 1902, en
la residencia de Ramón S. de Mendoza, y su primer acuerdo consistió en informar
por telegrama a Tomás Estrada Palma, en viaje entonces desde Oriente para
asumir la Presidencia de la República.
La cuota establecida para pertenecer a la
entidad gremial era de seis pesos anuales por persona. Los miembros se reunían
mensualmente. En sus inicios, por carencia de una sede propia, debían
encontrarse en las residencias de los presidentes de la organización.
También se celebraban sesiones de trabajo en
otros locales como el Centro de Detallistas y la Asociación de Almacenistas de
Tabaco.
Institucionalización
Tras veinte años de múltiples gestiones, el
21 de junio de 1923 el presidente Alfredo Zayas autorizó la entrega a la
Asociación de $ 40 000 para la construcción de una sede, pero esa cantidad no
resultó suficiente y hubo que recurrir a préstamos.
El 10 de octubre de 1927 quedó listo en la
Calle Zulueta, de La Habana, el edificio de la Asociación, el cual incluía una
biblioteca y un Museo Periodístico, por iniciativa de Virgilio Ferrer Gutiérrez
y César Rodríguez Expósito.
El Museo contenía piezas de gran valor, como
el primer número del periódico Patria, de 26 de febrero de 1895, en ejemplar
donado por Gonzalo de Quesada, en el que aparecía la noticia del estallido de
la Guerra de Independencia en Cuba.
Actividades
En 1927, la Asociación encabezó una batalla
por la promulgación del Retiro de Periodistas, institución que no se concretó
hasta 1935.
En 1930, Ramón Gárate, a la sazón presidente
de la organización, gestionó la eliminación del decreto de censura y clausura
de periódicos y revistas que había implantado el régimen dictatorial de Gerardo
Machado
En 1934, También a instancias de la entidad
gremial, se estableció el descanso dominical para todos los trabajadores de los
periódicos, y no solo para los periodistas. Sucesivamente, gracias al intenso
cabildeo desplegado, el Estado aprobó medidas que determinaron la
implementación de los contratos de trabajo en las empresas periodísticas con
salarios mínimos.
En 1935 Se aprueba el Decreto-Ley No. 172,
presentado por el periodista Rafael María Angulo, en el cual se sancionaba la
creación del Retiro para la asistencia a los periodistas durante su vejez o
invalidez y, en caso de muerte, a los familiares cercanos, cónyuges e hijos.
En 1936 La Asociación contó con un pabellón
propio en el Sanatorio La Esperanza.
En 1941, La Asociación convocó el Primer
Congreso de Periodistas, celebrado del 3 al 6 de diciembre de ese año en su
sede de la calle Zulueta.
De los
años 1941 a 1943, bajo la égida de Lisandro Otero Masdeu, se consiguió el
establecimiento del Colegio Nacional de Periodistas y de la Escuela Profesional
de Periodismo Manuel Márquez Sterling, así como la colegiación del sector.
De los años 1949 a 1951, bajo el Directorio
presidido por Raúl Quintana, se inauguró la Clínica La Milagrosa, en Marianao,
para uso exclusivo de los reporteros. Asimismo, se erigió un panteón para ellos
en el Cementerio de Colón.
Membresía
A partir de su membresía inicial, compuesta
de veinticuatro reporters, la Asociación llegó a tener, cincuenta años después,
casi ochocientos. Influyó notablemente en el desarrollo del sector en Cuba, en
la colegiación de la profesión y en la constitución de otras organizaciones
periodísticas.
En 1943 instituyó el Premio Nacional de
Periodismo Juan Gualberto Gómez, uno de los más importantes en la época. Y en
sus más de 60 años de existencia, trabajó en defensa de los derechos de sus
miembros, y su activismo se extendió para el beneficio de otros profesionales
de la prensa.
Evolución
La Asociación de Repórters de La Habana, la
institución más antigua del gremio periodístico en Cuba, estuvo en activo durante
más de seis décadas ininterrumpidas. Conjuntamente con la Asociación de la
Prensa de Cuba y el Colegio Nacional de Periodistas, junto a otras pequeñas
agrupaciones, pasaron a formar parte, el 15 de julio de 1963, de la Unión de
Periodistas de Cuba (UPEC).
Tomado del
sitio digital EcuRed
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