mujeres portuguesas colocan claveles en los fusiles de los sublevados |
La octogenaria portuguesa Celeste Caeiro no
imaginó que se convertiría en una de las protagonistas de la Revolución de los
Claveles, un
levantamiento militar ocurrido el 25 de abril de 1974 y que provocó la caída en
Portugal de la dictadura salazarista, la más longeva de Europa, que dominaba el
país desde 1926.
El simple acto de regalarle un clavel a un
soldado sublevado, ante la imposibilidad de ofrecerle el cigarrillo que este le
pedía, convirtió a esta mujer en el ícono de una revolución militar que permitió
que las últimas colonias portuguesas lograran su independencia tras una larga
guerra colonial contra la metrópoli y que Portugal mismo se convirtiera en un
estado de derecho liberal.
A inicios de la década de 1970 el régimen
autoritario del Estado Novo seguía pesando como una losa sobre Portugal. Su
fundador, Antonio de Oliveira Salazar, fue destituido en 1968 por incapacidad y
falleció en 1970.
Vino a sustituirle Marcelo Caetano en la
dirección del régimen. Cualquier intento de reforma política fue abortado
debido a la propia inercia del régimen y al poder de su policía política, la
Policía internacional y Defensa de Estado (PIDE).
El régimen se aislaba, envejecido y
anquilosado, en un mundo occidental en la plena
efervescencia social e
intelectual de finales de la década de 1960. Mientras tanto, las colonias en
Mozambique, Angola y en Guinea, arrastradas por los movimientos de
descolonización, habían estallado en revueltas desde principios de la década y
obligaban a Portugal a mantener por la fuerza de las armas el imperio portugués
que estaba instalado en el imaginario de los ideólogos del régimen.
Celeste Caeiro, 40 años después |
Para ello, el país se vio abocado a invertir
grandes esfuerzos en una guerra colonial de pacificación, actitud que
contrastaba con el resto de potencias coloniales que trataban de asegurarse la
salida del continente africano de la forma más conveniente.
La guerra colonial había generado conflictos
entre la sociedad civil y militar y todo esto mientras el modelo económico
propugnado por el régimen hacía que el país permaneciera pobre y generara una
fuerte emigración.
Por qué
la revolución
El levantamiento del sector de la izquierda
del ejército, de los llamados capitanes de abril, no fue un golpe militar en el
sentido estricto de la palabra, sino que fue producto de una situación
insostenible y de una dictadura que llevaba en el poder más de 40 años. Se
produjo por el hastío y enfado hacia una política anclada en una guerra
colonial sin salida con Angola, Guinea Bissau y Mozambique.
Mientras otros países dejaban paso a la
descolonización de una manera menos traumática y más adecuada para sus intereses,
Portugal seguía insistiendo en un imperio imposible que cada vez costaba más
muertos y recursos.
No obstante, el giro a la izquierda y el
desapego al régimen también, se produjeron por una población empobrecida. La
desigualdad social era enorme: sólo un centenar de familias ostentaban el poder
económico; en la mayoría de casos la emigración parecía la mejor opción.
Asimismo, la explotación latifundista en el
campo era un escándalo a los ojos de la mayoría, como también el hecho de que
Portugal fuera un paraíso para nazis huidos de la justicia o dictadores como
Fulgencio Batista, mientras las cárceles se llenaban de presos políticos.
En un país aislado desde hacía ya demasiados
años, las palabras democratizar, descolonizar y desarrollar se convirtieron en
el lema y en el programa que guió la revolución.
Así, el día del movimiento militar, los
ciudadanos, lejos de hacer caso a los numerosos llamamientos para que no
saliesen de sus casas por su propia seguridad, simpatizaron rápidamente con lo
sucedido y ocuparon las calles en compañía de los sublevados.
La imagen que bautizaría este acontecimiento
como la Revoluçào dos Cravos (La Revolución de los claveles) sería la de esas
concentraciones y manifestaciones espontáneas de ciudadanos que, en Lisboa y
con la ayuda de las floristas, se pertrecharon con la flor de la temporada, los
claveles, y las colocaron en los cañones de los fusiles de los militares
demócratas.
En resumen, la guerra fue el elemento
determinante, la gota que colmó el vaso (de ahí que los primeros actores en el
levantamiento sean los militares), pero no el único. El péndulo social ya
estaba en la izquierda; la toma de las calles por parte de las capas populares
era la garantía de que se abría paso un nuevo horizonte. No era un simple golpe
militar, sino una revolución.
La
revolución
En febrero de 1974, Caetano es obligado por
la vieja guardia del régimen a destituir al Gral. Antonio Spinola y a sus
apoyos cuando trataba de modificar el curso de la política colonial portuguesa,
que había llegado a ser demasiado costosa para el país.
En ese momento, en que se hacen visibles las
divisiones existentes en el seno de la elite del régimen, un misterioso
Movimiento das Forças Armadas (MFA) elige llevar adelante una revolución. El
movimiento nace secretamente en 1973 de la conspiración de algunos oficiales de
extrema izquierda del ejército, radicalizados por el fracaso de la guerra
colonial.
El 25 de abril de 1974, a las 00:25 horas,
la Radio Renascença transmite Grândola Vila Morena, una canción revolucionaria
de José Afonso. Es la señal pactada por el MFA para ocupar los puntos
estratégicos del país. Seis horas más tarde el régimen dictatorial se derrumba.
A pesar de los continuos llamamientos
radiofónicos de los capitanes de abril (del MFA) a la población para que
permaneciera en sus hogares, miles de portugueses ganaron las calles
mezclándose con los militares sublevados. Uno de los hitos de aquellas
concentraciones fue la marcha de las flores en Lisboa, caracterizada por una
multitud pertrechada de claveles, la flor de temporada.
Ese es el origen del nombre dado a esta
revolución incruenta que, no obstante, arrojó un saldo de 4 muertos ocasionados
por los disparos de la policía política contra manifestantes civiles. Caetano
se refugió en el cuartel del Carmo, en Lisboa, que es cercado por el MFA, lo
cual le empuja a aceptar entregar el poder al Gral. Spinola, para evitar que el
poder caiga en la calle. Caetano parte inmediatamente a exiliarse en Brasil.
Las acciones militares más relevantes del
levantamiento fueron protagonizadas por el comandante Salgueiro Maia que, al
frente de las fuerzas de la Escola Prática de Cavalaria ocupó el Terreiro do
Paço a primeras horas de la mañana del día 25. Posteriormente el comandante
Maia llevó a cabo el cerco del cuartel del Carmo donde, con la renuncia de
Caetano, se puso fin al régimen salazarista.
Las acciones del levantamiento fueron
coordinadas por un puesto de mando establecido por Otelo Saraiva de Carvalho en
el cuartel de la Pontinha.
Consecuencias
Posteriormente al día 25 fueron liberados
los presos políticos de la prisión de Caxias. Se produjo también el retorno
desde el exilio de los líderes políticos de la oposición. Al año se convocaron
unas elecciones constituyentes y se estableció una democracia parlamentaria de
corte occidental.
Se dio fin a la guerra colonial y se
garantizó la independencia de las colonias africanas antes de finalizar el año
1975. También se realizaron nacionalizaciones de grandes empresas.
Duró dos años el periodo turbulento que siguió
a la revolución de los claveles, caracterizado por luchas entre la izquierda y
la derecha. El día 25 de abril es festividad nacional en Portugal y suele
acoger conmemoraciones y celebraciones cívicas.
Desde algunos sectores sociales se suele
lamentar el abandono del inicial carácter izquierdista de la revolución. Así
mismo, sectores derechistas minoritarios consideran que la revolución produjo
resultados perniciosos para el país.
Con información
tomada de los sitios digitales de Ecured y EFE
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