La Flotilla que partió
de Miami rumbo al límite de las costas cubanas, con el trasnochado propósito de
convocar una revuelta popular dentro de la isla a golpe de cazuelas y mítines
callejeros, solo consiguió como
resultado de su travesía, una larga lista de gastos que van desde el
combustible de las cinco embarcaciones que participaron de la aventura
provocadora, los artilugios pirotécnicos (los que se usaron y los que se
mojaron) y un mal tiempo que espero no haya provocado demasiados daños físicos
a los improvisados navegantes.
Los fuegos artificiales
que lanzaron las huestes de Ramón Saúl Sánchez, a solo 20 kilómetros de la
costa cubana, no fueron vistos por los habaneros –principales destinatarios- y
ni siquiera uno solo de los tantos fotorreporteros de agencias internacionales
(EFE, Reuter, AFP, AP y todas las demás que están acreditadas en la Habana),
reportaron el incidente.
Solo un sórdido
bloguero, de los más connotados creadores de falsas historias, y que se vanaglorió
hace algunos años de eyacular
asquerosamente sobre la bandera cubana, fue capaz de alcanzar a ver la
imagen lejana de los fuegos desestabilizadores. ¿Cierto o falso? ¿Realmente los
vio, o clonó las festinadas luces en su Photoshop acostumbrado a crear asaltos
y barbaries donde no las hay?
Y no estoy desbarrando.
Lean el enlace del intento de crónica de este sujeto y observen la foto que
está encima de este texto. Él asegura haber subido a un “edificio enano” en el Malecón
de La Habana, pero llama la atención que frente al malecón,…. !!!Sólo hay agua
y mar!!!, y en esta foto se ven varias manzanas de edificaciones. Sin dudas, algo
en esta historia, no anda bien.
El tipejo de marras –jamás
merecerá mi respeto-, publicó
en su blog una cantinflesca nota que tristemente rebotó en un par de sitios
digitales, incluyendo el de Yoani Sánchez, su “partner” en el negocito de
satanizar a su propia tierra. Mientras, cientos de miles de blogueros de todo
el mundo, respondían a esta patraña con la campaña #DerechosdeCuba,
solidarizándose con la causa cubana.
La prensa de Miami no
esperó para publicar largos cintillos en sus medios de prensa, por supuesto,
sin mencionar que miles de jóvenes habían estado, justo en el escenario de las
provocaciones, disfrutando al aire libre de un gigantesco concierto del popular
músico X Alfonso y su banda, que a golpe de rock hizo bailar a los habaneros,
que no tuvieron tiempo de mirar de soslayo hacía el norte de fuegos invisibles.
La idea original de la
flotilla organizada en Miami se perdió entre las turbulencias del Estrecho de
la Florida. Suponían tener el poder de convocatoria suficiente como para
provocar un desborde popular, al estilo de los últimos acontecimientos
ocurridos en Egipto, Yemen, Libia o Siria. Si en esos lugares funcionó la
desestabilización, ¿por qué no en Cuba?
Las exiguas fuerzas internas
de una oposición al servicio de las grandes corporaciones en Miami no pudieron
enfrentar el empuje popular. Las calles cubanas estaban tomadas por miles de
jóvenes, que aceptaron el reto de la provocación y salieron a defender lo que
creen justo.
Muchos de los añoran ver
rodar en pedazos a la Revolución Cubana, se preguntan todos los días por qué
los cubanos no terminan de lanzarse a las calles para tumbar al gobierno. Pero
hoy no hablaremos de eso, porque será el tema del próximo blog. Ya sacaremos
las cuentas, ustedes y nosotros. Nos mantenemos en contacto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario