Foto: Raquel Pérez |
Por Fernando Ravsberg,
corresponsal de BBC en La Habana. Apenas 24 horas después del anuncio del presidente cubano Raúl Castro y en plena Navidad comenzó la excarcelación de 2,900 presos,
muchos de los cuales ya están en sus hogares. BBC Mundo logró
conversar con varios de ellos sobre la vorágine de estas últimas 48 horas.
Localizarlos no fue difícil, casi en cada barrio popular
hay presos liberados y basta preguntar para que cualquier vecino nos indique
donde viven. En sus hogares reina la fiesta y todos se muestran dispuestos a
hablar con nosotros sobre este "regalo de Navidad".
"Después de que el
Comandante habló nos reunieron en un establecimiento donde el General de
Cárceles y Prisiones nos dijo 'ustedes van a irse para la calle sin deberle
nada a la justicia'", nos explica Lázaro Crespo, quien con sólo 36 años de
edad llevaba 19 en prisión.
Recuerda que les dijeron que "si hoy nos íbamos para
la calle era porque nosotros nos merecíamos estar integrados en la
sociedad" y agrega que "en ese momento sentí una tremenda alegría
pero tuve que controlarme para que no me diera un infarto".
"Esto está muy bien hecho porque alegra los
corazones de un montón de madres y de familias que hacía mucho tiempo no
podíamos estar juntos", dice Crespo y agrega que espera que se haga cada
año como prometió el presidente Raúl Castro en su discurso.
Lázaro recuerda que ha
"estado en muchas prisiones, incluso en el Combinado del Este y los dos
últimos años en un campamento donde nos estabamos preparando, estudiando y
aprendiendo oficios. Ahora sólo me queda integrarme a la sociedad
y tratar de nunca más tirar para atrás".
Nos explica que existen en las prisiones cubanas
diferentes cursos de formación profesional y que la participación en ellos es
considerada por las autoridades como puntos a favor del recluso pues aumenta
sus posibilidades de reinserción social.
Agustín Valdés se enteró el mismo día 25, apenas unas
horas antes de ser indultado. "Estaba en un campamento y nos dijeron que
debíamos ir para otro porque nos iban a liberar. Sentí una alegría inmensa,
llevaba 26 años preso y me quedaban todavía 21 años más de condena".
"No solo puedo sino que tengo que integrarme a la
sociedad porque tengo a mis hijos y a mi familia por lo que le doy gracias a
Dios", explica Agustín y nos informa orgulloso: "No empiezo de cero,
en la prisión me hice electricista de mantenimiento clase A".
Agustín pasea por la calle con su pequeño hijo que no se
separa de él y tras cada frase agradece a Dios. Verdaderamente es un milagro
pero también es obra de las iglesias cubanas que solicitaron este gesto de
clemencia al presidente Castro.
Y no será el último, según explicó el mandatario cubano
en su discurso en el Parlamento, cada año se realizaran excarcelaciones,
incluso mayores que ésta, tras analizar "su comportamiento, las
características de los hechos cometidos y las condiciones familiares y de
salud".
Esta es la segunda gran
liberación de presos que se produce desde que Raúl Castro asumiera oficialmente
la presidencia, el año pasado también liberó a la mayoría de los presos
políticos, tras un acuerdo con la Iglesia Católica y el gobierno español.
A pesar de las presiones
de Washington, en ninguna de las dos excarcelaciones se incluyó a Alan Gross,
estadounidense condenado a 15 años por contrabandear equipos de comunicación en
una operación millonaria financiada por el gobierno de los Estados Unidos.
Diversas fuentes cubanas
oficiales y oficiosas insisten en que la única posibilidad de liberar a Gross
antes del fin de la condena es mediante una salida humanitaria que incluya a
los cinco antiterroristas cubanos condenados en Estados Unidos hace ya más de
una década.
Tampoco se incluyen a los centroamericanos que pusieron
bombas en los hoteles de Cuba ni a los condenados por espionaje, terrorismo,
asesinato, homicidio, narcotráfico, pederastia, violación, corrupción de
menores y robo en viviendas habitadas.
Tomado de BBC Mundo
Tomado de BBC Mundo
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