miércoles, 28 de diciembre de 2011

El antiterrorista cubano Tony Guerrero recuerda el proceder erróneo en juicio contra Los Cinco Héroes


Antonio Guerrero Rodríguez (Tony), uno de los cinco antiterroristas cubanos condenados en 2001 a largas e injustas penas de encarcelamiento en un juicio ilegal y politizado en Estados Unidos, expuso en un mensaje los errores que rodearon ese vengativo castigo.
El sitio digital www.cubadebate.cu publica este miércoles el texto, redactado en la cárcel de Florence, estado de Colorado, en el cual Tony desglosa la “sentencia de vida errónea” que le impuso la jueza Joan A. Lenard, del Distrito Sur de la Florida, el 27 de diciembre de aquel año.
Este patriota fue condenado inicialmente a cadena perpetua más 10 años de prisión, sentencia considerada excesiva, contraria a las normas legales vigentes y declarada nula por la Corte de Apelaciones del XI Circuito de Atlanta, por lo que recibió una resentencia en 2009, a 21 años y 10 meses.
Él y sus compañeros de causa monitoreaban a organizaciones terroristas -asentadas en territorio floridano- para prevenir a Cuba sobre las acciones criminales de estas.
Hace ahora diez años, en sesión especial, del 29 de diciembre de 2001, el Parlamento cubano otorgó el Título Honorífico de Héroe de la República de Cuba a Los Cinco y aprobó llamar a 2002 "Año de los Héroes Prisioneros del Imperio".
Los acuerdos, propuestos por el Comandante en Jefe Fidel Castro, argumentan que Tony, Fernando González, Gerardo Hernández, Ramón Labañino y René González han cumplido con ejemplar dedicación, dignidad y firmeza la misión de defender a la Patria.

A continuación, el texto íntegro de la carta de Antonio Guerrero, publicada en Cubadebate.cu


Queridos amigos:
Ha pasado exactamente una década desde que en una sala de la Corte de Miami la Jueza Lenard me impuso una sentencia de vida errónea.
¿Cuántas cosas erróneas hubo hasta llegar a ese día en aquella sala?, me pregunto.
Erróneo fue buscar allí un jurado imparcial donde jamás se podía hallar.
Erróneo fue no permitirnos tener acceso a nuestras evidencias, clasificándolas como documentos secretos y encerrándolas en un segundo hueco, a donde pocas veces pudimos ir a leerlas con nuestros abogados.
Erróneo fue decidir que sólo una parte de esa evidencia, la que determinó el gobierno, fuera la que se pudiera usar en esa sala.
Erróneo fue impedir usáramos la fundamentada teoría de necesidad, que demostraba las razones que nos llevaron a hacer nuestra actividad sin registrarnos.
Erróneo fue permitir impunemente todos los actos de mala conducta de los fiscales y de muchos de sus testigos.
Errónea fue cada sentencia impuesta a mis hermanos, a los que tuve el honor de ver erguirse en sus palabras sinceras y dignas, y recibir con entereza las mayores y más descomunales condenas.
Erróneo, en fin, fue haber hecho el “juicio” más largo que se haya visto en esas Cortes, donde jamás podríamos recibir justicia, tras habernos negado un cambio de sede a una ciudad que está a pocas horas de allí.
Ese error lo corroboró un panel de tres jueces del Onceno Circuito de Apelaciones de Atlanta, de forma unánime, luego de por tres años analizar todos los argumentos de nuestra apelación directa y dar su veredicto en el 2005.
Allí, en medio de la tormenta perfecta, en esa Sala de la Corte de Miami, está nuestro último recurso legal, el Habeas Corpus, en manos de esa misma Jueza Lenard que por su error nos hizo estar en una de las más violentas penitenciarias de este país por ocho años y medio.
Hay cosas que uno es capaz de vencer, pero nunca de olvidar, aunque jamás albergaremos en nuestros corazones un ápice de rencor.
Con el amor y la amistad, ¡Venceremos!
Cinco abrazos.
Antonio Guerrero Rodríguez
27 de diciembre de 2011


Tomado de la Agencia de Información Nacional (AIN)

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