Por Raisa Martín
Lobo. Hay hombres que viven
decenas de años y no dejan una impronta en la vida. Sin embargo, hay otros que
aunque pasan fugazmente, marcan el tiempo que les tocó vivir, el tiempo por
venir. Ese fue Rubén Martínez Villena.
Había nacido el 20 de
diciembre de 1899 en Alquízar, La Habana. Veía la luz el poeta y luchador
antiimperialista, hombre que desde pequeño, sobresalió por su amor a las letras
y la libertad de su patria.
Y aunque vivió sólo 35
años, fue tiempo suficiente para confirmar su temprano y definitivo compromiso
con la causa de la justicia y la razón. Tiempo suficiente para dejarnos una
profunda huella en la historia y la cultura cubana.
La Protesta de los Trece
llevó su nombre, fue además organizador de la Falange de Acción Cubana,
dirigente de la huelga de marzo de 1930, miembro de la Liga Antiimperialista de
Cuba, militante del Partido Comunista desde 1927 y miembro de su comité central,
junto con Mella.
Villena compartió, junto
con Julio Antonio Mella, el mérito de haber encauzado el pensamiento e
ideología de la generación de su época y contribuido a la radicalización de la
conciencia obrera. Con sólo 24 años de edad en 1923, escribió su conocido poema
“Mensaje Lírico Civil”, devenido en documento histórico y muestra relevante de
que ya Rubén comenzaba a destacarse como el guía indiscutible de una generación
inconforme con los destinos de su patria.
Notable intelectual que
cultivó la poesía, el cuento y el ensayo con idéntica pasión, fue un fiel
seguidor del pensamiento martiano y perteneció a la generación de
revolucionarios, que siguieron la línea independentista iniciada por los
soldados del ejército mambí.
Fue Villena un ferviente
intelectual y combatiente revolucionario que dejó tanta sabia en la lucha
social como en el arte. De hecho, si alguna frase definiera con exactitud su
personalidad, es la de su amigo y compañero de luchas Raúl Roa cuando expresó:
"desafió mil veces la muerte y quemó alegremente su vida".
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