Por Mariela Castro Espín. El 20 de diciembre fui
invitada a participar en la reunión ordinaria de la Comisión de Educación,
Cultura, Ciencia y Tecnología de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en una
sala del Palacio de las Convenciones. Se presentó una reflexión por Heriberto
Feraudy, Presidente de la Comisión José Antonio Aponte contra la discriminación
racial, de la UNEAC, sobre la problemática racial en Cuba. Una presentación
excelente, una síntesis sobre los análisis que se han hecho sobre el tema.
Desde el público
invitado pedí la palabra, aproveché para presentarme como Directora del CENESEX
e integrante de la Comisión Aponte, para reflexionar sobre cómo hemos debatido
en la Comisión sobre esta problemática y cómo trabajarla. El racismo, como
todas las formas de discriminación, tiene un origen socioeconómico en las
relaciones de dominación impuestas por los grupos de poder en las sociedades
clasistas.
La persona que sufre por
problemas raciales también sufre por otras formas de discriminación: por su
género, por su orientación sexual, su identidad de género, su estatus
económico, lugar de residencia, religión, etnicidad, lengua, entre muchas otras
excusas que sobredimensionan algún rasgo de las personas y los grupos sociales
para usarlo como recurso de dominación.
A punto de partida de
esta reflexión, se suscitó un debate profundo por parte de legisladoras y
legisladores que integran esta Comisión. Lo más interesante del debate fue que
tomó como referencia para el análisis la interseccionalidad como relación entre
formas múltiples de discriminación y se presentaron ejemplos muy elocuentes de
la realidad cubana actual. Este mismo espíritu fue reflejado en las
esclarecedoras palabras de Miguel Barnet, Abel Prieto, Ricardo Alarcón y
Zuleica Romay.
Yo retomé las palabras
de Fernando Martínez Heredia cuando dice que el socialismo es un proceso de
transformación cultural. La práctica de 53 años de Revolución nos está
confirmando esta profunda verdad. Si no trabajamos estrategias educativas y de
comunicación social permanente, como estamos desarrollando desde hace varios
años en temas de orientación sexual e identidad de género en el CENESEX, la
sociedad cubana no logrará efectuar los cambios culturales que se propone desde
un paradigma emancipatorio, para lograr justicia plena.
Se comentó la necesidad
de establecer una ley contra todas las formas de discriminación que, en mi
criterio, no debe dejar de particularizar las formas específicas en que se
expresan. Más allá de penalizar, debemos realizar un amplio trabajo de diálogo
y participación en este complejo proceso de transformaciones de nuestras
conciencias.
Tomado del blog de Mariela Castro
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