Miami es un lugar sui
generis en términos de pensamiento. Sorprende ver cada día como ese minúsculo, pero
aún poderoso grupo de extrema derecha de la comunidad cubana que vive en el sur
de la Florida, sigue enarbolando los raídos estandartes del batistianismo[1]
derrocado por el pueblo de la Isla en 1959, que se ha ido reciclando, de
posiciones radicales y violentas a una supuesta posición “democratizadora”, -
sin desdeñar el radicalismo y la violencia-, y van por la vida, desde su
irracionalidad, sin entender muchas cosas.
Coincido con muchos
colegas que insisten en que ya es tiempo de poner distancia con el término “cubanos
de Miami” cuando de la lucrativa industria del odio y el terrorismo se hable, por lo injusto
de encerrar en la misma bolsa a emigrados de pan y sudor, con los manipuladores
del odio, convertido en suculenta industria que genera mucho dinero.
Pero vayamos al tema. Los
“radicales” cubanos de Miami no entienden muchas cosas y como se suponen
poseedores de una verdad inexplicable e inentendible, cuestionan todo lo que
contravenga sus cavernícolas posiciones.
En Miami, estos “patriotas”
no entienden por qué hay que poner fin a la separación de la familia cubana, y
si para lograr entenderlo tienen que defender medidas que ahoguen por hambre a
los cubanos, no dudarán en hacerlo. Atacan con tal vileza el enlace entre
familias de uno y otro lado del Estrecho de la Florida, que han llegado a
expresar, en programas radiales de opinión “que uno de esos aviones cargados de
comunistas traidores debía reventarse en el aire para que no le sigan haciendo favores
a Castro”.
Estos autoproclamados “exiliados
históricos” no entienden que el Papa Benedicto XVI pretende visitar la Isla en
marzo próximo, ni entienden que el arzobispo de Miami Thomas Wenski esté organizando una
peregrinación de emigrados cubanos para esta magna visita papal, y como no
entienden, desbarran e injurian a la Iglesia Católica, condenan al Santo Padre
y a todos los obispos de comunistas y maldicen hasta al propio Jesucristo.
Los extremistas
cubano-americanos tampoco entienden a los “indignados”, sean los del Occupy
Wall Street o los iniciadores de las protestas en las calles de Madrid. También
los acusan de vagos, comunistas y enemigos de los “sacrificados” millonarios
que con tanto trabajo amasaron sus fortunas. Estos cubanos que se llaman
paladines de la libertad se hacen de la vista gorda cuando ven las imágenes de
policías reprimiendo a estudiantes y trabajadores con garrote y gas pimienta, y
justifican los hechos por aquello de que “hay que mantener el orden en casa”.
No entienden el reclamo de
una amnistía migratoria de 12 millones de extranjeros ilegales en Estados
Unidos, a quienes llaman delincuentes, intrusos, y los tratan despectivamente
como “indios”, que deben regresar a sus países, porque no sufren la “férrea”
dictadura de Cuba.
Fueron estos mismos
cubanos “demócratas” los únicos inmigrantes en USA que apoyaron la construcción de un muro en la
frontera con México para parar el flujo migratorio de millones de
latinoamericanos que buscan mejores opciones de vida en Estados Unidos.
Los cubanos de esta ala intransigente en Miami,
tienen a su haber, el nada apreciable “mérito” de haber sido el único grupo de
emigrantes que salió a las calles a apoyar las invasiones norteamericanas en
Irak y Afganistán, cuando en toda la nación americana se daban fuertes
movimientos de protesta contra la aventura bélica del expresidente George W.
Bush, con la esperanza que la 82 División, cuando terminara su labor invasora en Asia, se diera una vuelta por el Caribe y les hiciera el favor de devolverles su libertad perdida.
Nunca se explicaron por
qué el asesino chileno Augusto Pinochet estuvo bajo la mirada inquisidora de la
justicia y se extrañaron en ser los únicos latinoamericanos en rendir póstumo
despido a la bestia fascista que masacró a tantos chilenos.
No entendieron por qué
Juanes y un grupo de músicos de diferentes lugares del mundo organizaran un concierto
por la paz en La Habana, y destruyen a mandarriazos en plena vía pública los
discos de cualquier artista que ose decir algo a favor del pueblo cubano.
No entienden por qué la
comunidad internacional está contra el criminal bloqueo económico, comercial y
financiero que Estados Unidos impone a todos los isleños, y se rompen la cabeza
por entender por qué ellos son los únicos que llaman espías a los cinco
antiterroristas cubanos que están prisioneros en cárceles norteamericanas,
mientras el mundo en masa reclama su inmediata libertad.
No alcanzan a entender
por qué el mundo entero llama terrorista a Luis Posada Carriles, su más
encumbrado héroe, aunque este lleve sobre su conciencia la muerte de cientos de
personas en muchos rincones de esta América.
Esos mismos que alguna
vez salieron hacia Miami huyendo de la ira popular y dejaron atrás largas
deudas con la justicia, no entienden por qué en Cuba no se producen
manifestaciones antigubernamentales, ni entienden por qué los “disidentes” y “opositores”
no tienen ningún apoyo popular, y como no lo entienden, son capaces de
calificar de “turbas” a esa masa compacta de obreros, estudiantes, militares e
intelectuales que unidos forman el pueblo cubano y defienden su soberanía de
cualquier acto de mercenarismo.
No entienden tantas
cosas que sería interminable la lista a enumerar. De cualquier modo, tampoco
entienden que Cuba va, de la mano del mundo, como isla soberana que no baja la
frente y que se reconstruye sobre la base de sus propios errores, con el
esfuerzo de los que si entienden que mañana, será un mejor día.
1 Dictadura del general Fulgencio
Batista, derrocada por el pueblo y el Ejército Rebelde en enero de 1959
Pobre cubanos si esa gente gobernara en Cuba. Gente sin escrúpulos, mafiosos que convertirían la isla en un mercado con tratamiento especial para esos "millonarios inmorales". Estos tendrían sus residencias modelo Hollywood y al pueblo que se las arregle! Estos que maldicen el aborto pero no ayudan a los ancianos aplicando sobre ellos la ley natural. Poca atención y seguimiento, el que pueda que se lo pague y viva cuanto quiera pero el que no, como es costoso y no aporta nada salvo gasto, pues que la madre naturaleza haga su trabajo y se los quite de en medio cuanto antes mejor. Esa es la "maravillosa" ideología capitalista que quieren implantar en el mundo. Esa gente no merece la cárcel, castigo poco severo, lo ideal seria enviarlos a un país tercermundista y que no tuvieran ni agua potable ni medicinas y escasos alimentos. Quizás 10 o 12 años en esas condiciones les haría reflexionar y sentir compasión por los desfavorecidos.
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