Entrevista al profesor cubano
Rafael Hernández, en el espacio radial de Miami “La Tarde se Mueve”, del
periodista Edmundo García
El doctor Rafael Hernández es
científico social. Director de la revista TEMAS, una publicación cubana
trimestral dedicada a la teoría y el análisis de los problemas de la cultura,
la ideología y la sociedad. Hernández ha sido Profesor Adjunto en la Escuela de
Asuntos Públicos e Internacionales de la Universidad de Columbia; recientemente
ha cumplido compromisos académicos como Profesor Visitante de la Universidad de
Harvard. Ha publicado varios libros y ensayos en los temas de emigración,
seguridad internacional y cultura cubana. Es un profundo conocedor de las
relaciones Cuba-EEUU en el plano académico.
(transcripción de la entrevista)
-EDMUNGO GARCÍA: Amigos
muy buenas tardes, bienvenidos a “La Tarde se Mueve”. Tal como anuncié ayer, en
la tarde de hoy contaré con la presencia de un científico social: el Dr. Rafael
Hernández, que hoy nos acompaña después de estar concluyendo un ciclo de
trabajo, en esta ocasión para la Universidad de Harvard. Dr. Rafael Hernández,
yo lo entrevisté hace cuatro años y cuatro meses en Montreal, a raíz de un
Congreso de LASA (Latin American Studies Association), por eso me gustaría
comenzar por donde dejamos aquella conversación. Yo la recuerdo porque la
releí, no sé si Usted la recuerda. Buenas y tardes y muchas gracias a Rafael
Hernández por estar nuevamente en “La Tarde se Mueve”.
-RAFAEL HERNÁNDEZ: Buenas
tardes y muchas gracias a ti Edmundo; y gracias a los radioescuchas por estar
atentos a esta conversación.
-EG: Vamos a
retomarlo donde lo dejamos, lo que le digo en concreto es que hace cuatro años
y cuatro meses hablábamos de “reajuste”, hoy se habla de proceso de
“actualización” del modelo socialista cubano. Las relaciones de Cuba con
América Latina fueron también un tema en aquella entrevista, hoy eso se
transforma en la creación de la CELAC (Comunidad de Estados de Latinoamérica y
el Caribe) y hablamos en aquella época también del estilo de dirección del hoy
Presidente Raúl Castro; en aquel momento todavía no era Presidente como lo es
hoy. Y de las relaciones raciales en Cuba; tema que será parte de la
Conferencia del Partido en el próximo enero del 2012. No quiero que me vaya a
las particularidades, ya iremos a ellas; hábleme en general, le he hecho un
disparo de varias cosas y quiero que de modo general usted me diga cómo ve esos
diferentes hechos en el día de hoy.
-RH: Bueno, es evidente cuatro
años después que la tendencia se manifiesta ya en las relaciones exteriores de
Cuba, en general, y en particular con la región de América Latina y el Caribe,
se ha consolidado y se ha profundizado. Hoy Cuba tiene relaciones con
absolutamente todos los países de América Latina y el Caribe, incluyendo El
Salvador y Costa Rica que fueron los últimos; tiene relaciones naturalmente…
nunca se han interrumpido, con Canadá. Las únicas relaciones en el hemisferio
que siguen rotas son con los EEUU.
Entonces, esas
relaciones hoy están hechas de un ingrediente fundamental que no es
necesariamente una identidad ideológica, porque América Latina es una
multiplicidad, es una pluralidad de contenidos políticos, de procesos
políticos, está hecha de una voluntad de cooperación, de una voluntad de
integración, de un interés común compartido y Cuba forma parte de ese espectro
Latinoamericano contemporáneo.
Si nosotros miráramos
atrás, no a los cuatro años cuando la entrevista que tú gentilmente me hiciste
en Canadá, si no a hace cincuenta años, cuarenta y cinco años, a hace cuarenta
años, en que Cuba estaba completamente aislada en el hemisferio, en que Cuba
era vista por muchos gobiernos de América Latina como una amenaza, hoy la
situación es radicalmente diferente, en el país donde hubo guerrilleros cubanos
combatiendo, en Venezuela y en Bolivia hoy existen gobiernos con los cuales
Cuba tiene las relaciones más estrechas que han existido nunca; de hecho
existen otros procesos que no tienen ese contenido tan radical con los cuales
Cuba tiene también puntos de comunicación y colaboración mucho más profundos
que los que han existido nunca, como es el caso de Brasil, como es el caso de
las relaciones con países como Argentina y por supuesto Ecuador.
Pero en general estamos
viviendo un contexto Latinoamericano que está mucho más cerca de Cuba; y no es
solo que la política cubana se ha movido, sino que la política de América
Latina y el Caribe se ha movido en relación con Cuba. Latinoamérica y el Caribe
están más cerca de Cuba hoy, incluso en otros procesos que no son tan cercanos
al cubano, que no comparten tantos problemas como los que tienen en común la
agenda de Cuba y la agenda de la mayoría de los países del Caribe; incluso los
más alejados tienen muchas cosas en común, están más cerca de Cuba que nunca
antes.
Sobre los otros temas
que tú mencionabas, creo que el problema de las relaciones interraciales en
Cuba ha avanzado en la medida en que se ha convertido cada vez más en un tema
de debate público, ya hoy se habla no en círculos restringidos, incluso en
marcos institucionales exclusivamente, sino se trata el tema de una manera muy
amplia y como tú dices este debate tiene que ver también con una política del
Partido dirigida complementar, a suplir a facilitar, a hacer que se tome
conciencia mayor, públicamente, en los libros de historia, en la televisión, en
los medios de comunicación acerca del gran saldo de contribución de los afro-descendientes
en Cuba a la construcción de la nación y de la cultura cubana.
Yo creo que se ha avanzado
mucho en esa dirección, yo creo que lo que se ha logrado ha sido no el
resultado de una decisión política, yo creo que viene de abajo, yo creo que la
sociedad civil cubana se ha manifestado a través de los medios culturales, a
través de los medios intelectuales; ha crecido el espacio ganado al debate
público.
El próximo número de la
revista “Temas” estará dedicado a la comunicación y esfera pública en Cuba; ya
podemos hablar de una esfera pública expandida en sentido de un espacio de
convergencia de diversos cursos, de posiciones, de criterios, y de hecho yo
diría que la política cubana, la política del gobierno y el partido, están hoy
más cerca que nunca de ese debate.
-EG: Prof. Rafael
Hernández, en noviembre pasado, este año, en noviembre, usted hizo una
presentación en Diálogo Interamericano junto a otros especialistas sobre el
tema cubano como Julia Sweig, Directora del Latin American Studies del Council
for Foreing Policy; en ese encuentro definieron el actual proceso político
cubano como “update” del socialismo; es decir, “actualización” del socialismo y
dejaron claro que Cuba no iba por el llamado camino de las primaveras árabes…
Quiero que le explique Ud. a los oyentes y a los lectores de esta entrevista,
que será transcrita también, en sus propias tesis, por qué Cuba no fue ayer por
el camino de la URSS y de los países de la Europa del Este, cuando renunciaron
y se desintegró la URSS, y por qué no es hoy como Egipto, como Libia o como
Túnez que, por cierto, acaba de cumplir el pasado fin de semana el primer
aniversario de su “primavera democrática”. ¿Por qué Cuba no, y cómo va el
“update” del socialismo?
-RH: Bueno yo creo
que el proceso de cambio que tuvo lugar en los países de Europa y en la Unión
Soviética tuvo una naturaleza diferente al que tuvo lugar en Cuba en los
últimos veinte años y que hoy se encarrila a través de políticas y a través de
una legislación que está contribuyendo a proyectar un nuevo modelo socialista.
En el caso de la Unión
Soviética, la Perestroika, la Glanost, empezaron por ser políticas de reforma
pero muy claramente se advirtieron corrientes profundamente antisocialistas, y
también la expresión de males profundos instalados desde la época del
stalinismo. La Unión Soviética, a pesar del periodo de renovación de Kruschov
en los años 50 y 60, a pesar de los intentos de modernización del modelo
económico, de los éxitos indudables que tuvo la Unión Soviética en la conquista
del cosmos, de su enorme poderío militar, la Unión Soviética nunca pudo rebasar
como sistema político los males que arrastraba de la época de Stalin.
Esas huellas quedaron
ahí, el Partido y el liderazgo soviético fueron perdiendo cada vez más contacto
con sus bases, muchos ciudadanos soviéticos auténticamente socialistas, sin
embargo no sentían que tenían sus ideas y sus sentimientos reflejados en las
políticas, y en la compleja situación de los países de la Europa del Este pues
obviamente el socialismo nunca echó raíces profundas, nunca tuvo raíces
profundas; y eso fue sobre todo resultado de una situación de facto en la que
el Ejército Rojo ocupó estas ciudades después de la Segunda Guerra Mundial y el
Pacto de Yalta, etc. Lo que se conoce al respecto.
En el caso de Cuba, como
todo el mundo sabe, los orígenes del proceso socialista cubano están en la propia
situación histórica cubana de fines de la década de los años 50, es el
resultado acumulado de una lucha por la libertad y por la independencia que
viene desde el Siglo XIX.
No se puede entender la
revolución socialista sin entender que es la desembocadura de un proceso
histórico anterior. Y digo la desembocadura no porque sea el punto de llegada;
porque nunca es “la” llegada final, siempre hay un puente hacia delante; y eso
es lo que está pasando ahora. Lo que está pasando ahora es que en los últimos veinte
años, no solo como resultado del fin del bloque socialista, no solo como
resultado de la desconexión de Cuba del sistema internacional a través del
conducto que la ligaba a la Unión Soviética y a los países de Europa del Este,
si no como resultado de las insuficiencias del propio modelo socialista que se
agotó a partir de haber sido adoptado en el año 1976, se agotó, tenía ya
síntomas de agotamiento a mediados de los años 80, y en los años 90 entró
“junto con”, “catalizado por” la caída del campo socialista, entró en un claro
proceso de crisis; eso que llamamos en Cuba el “período especial”.
El “período especial” no
es solamente una crisis económica, es una crisis de la manera de pensar el
socialismo, es una crisis de valores, es una crisis moral, es una crisis que
involucra a la sociedad; de manera que esta transformación no empezó hace seis
años cuando Raúl Castro tomó posesión; ni hace unos meses cuando el Congreso
del Partido adoptó las medidas económicas y sociales, aprobadas en el Congreso.
Empezó mucho antes la
transformación de la sociedad cubana, la manifestación de problemas que estaban
ahí, de espacios en donde la opinión pública se desplegó, un espacio mayor de
debate junto con una crisis, junto con la caída del nivel de vida, se produjo al
mismo tiempo una expansión de los espacios de libertad de expresión dentro de
Cuba; eso es un hecho patente, cualquiera que haya visitado Cuba hace
veinticinco años, y la visita veinte años después, o ahora, se podrá encontrar
que este debate público se ha expandido mucho aún cuando no se refleje en los
medios de comunicación.
Eso no tiene nada que
ver con lo que ha ocurrido, y con lo que era el status quo existente
en los países del norte de África, en los países árabes; eso no tiene nada que
ver, ni con lo que ha ocurrido en Egipto, en Marruecos, en Libia… No tiene nada
que ver porque ni la cultura, ni el régimen político, ni el proceso histórico
que condujo a eso tienen nada que ver. Se habla, algunos analistas hacen
comparaciones traídas por los pelos, que le adjudican a los celulares, a
Facebook y a Twitter la posibilidad de la subversión, ser el instrumento de la
subversión; eso es absolutamente ridículo, eso es como creer que hubo
revoluciones políticas producidas por el teléfono y el telégrafo; eso es
conferirles a los aparatos, a la tecnología, un poder de fuerza de expresión,
de motivo y de causa en el desencadenamiento de un proceso de transformación
social y política.
Esos procesos tuvieron
lugar en los países árabes, donde unos regímenes muy autoritarios y que cada
vez menos reflejan los intereses de la población se desmoronan. En Cuba, en
estos veinte años, de dificultades económicas, serias, de malestar e incluso de
crisis de valores, en todos estos años no ha habido realmente signos significativos
de inestabilidad política.
Y no porque la política
cubana sea más efectiva que ninguna otra; de hecho la política cubana no
utiliza la violencia, los medios de represión que son tan comunes en casi todas
partes, incluyendo los Estados Unidos, para reprimir las manifestaciones; y lo
otro sería pensar que el pueblo cubano, en una situación de decisión de que eso
fuera el mejor camino, no tendría el valor de hacerlo porque le tiene miedo a
la policía.
Eso es ridículo; de
hecho, lo que ocurre es que el consenso político que se rearticula en este
contexto de los años 90 y de los años 2000, es un consenso político que demanda
un sistema más descentralizado, un sistema que involucre un espacio mayor para
el sector no estatal; una reducción del aparato burocrático y una serie de
medidas que devuelvan a la población el estándar de vida que logró tener en los
años 80 y que fue fruto del socialismo.
Un modelo socialista que
en el tiempo dejó de tener capacidad para seguir manteniendo ese alto nivel; no
solamente, repito, por la caída de la Unión Soviética. Lo que ocurre, por
consiguiente, ahora, es que ese cambio de consenso también es un consenso donde
hay una coincidencia en torno a no producir situaciones de perturbación del
orden, de violencia pública, de alteración, de uso de medios de fuerza para
resolver este problema.
Muy pocas personas en
Cuba realmente piensan, incluso personas que están en la oposición al gobierno,
realmente piensan que la mejor manera de resolver esto, esta situación en la
que nosotros hemos estado es la de recurrir a la violencia, la de recurrir a la
insurgencia, la de recurrir a la perturbación del orden, y eso es muy evidente
para cualquiera que visite Cuba, y es más evidente obviamente para el que vive
dentro de Cuba.
Las soluciones tienen
que ser soluciones graduales, que no se demoren, en donde no se pare de
avanzar, donde no se pare de transformar, de crear un espacio en donde los
ciudadanos puedan tener un trabajo digno, ganar lo suficiente para obtener los
productos en el mercado, y por supuesto tener un espacio, tener un discurso
crítico.
El gobierno cubano ha
llamado a la discrepancia, ha llamado a la expresión de criterios, ha llamado a
la discusión crítica de las políticas. Hay muy pocos gobiernos, yo no conozco a
ninguno, que antes de lanzar una política de ajuste, antes de lanzar una
política de transformación del modelo económico, someta ese documento a la
discusión de millones de sus ciudadanos, y eso ha ocurrido; o sea, el debate
público en Cuba constituye una forma de apropiación por parte de la ciudadanía
de los cambios políticos, porque la expresión de los criterios de las personas,
de los simples ciudadanos, ha sido un paso fundamental, tan fundamental como
las medidas que se han aprobado, como las medidas que faltan por aprobar, como
las políticas que se han adoptado y las que no se han adoptado y se deben
adoptar, tan importante como eso, son los debates que ha habido en torno a esas
políticas; y yo creo que ese es un debate fundamentalmente democrático, y por
consiguiente el espacio para que surja la primavera árabe, o el derrumbe, el
caos, la implosión del socialismo está fuera del horizonte actual.
-EG: Siguiendo con
el proceso de reformas en Cuba, quisiera pedirle que nos aclare sobre una
especie de prólogo que hace la mayoría de los especialistas cuando van a
referirse a los cambios en la isla; casi todo el mundo señala que las reformas
tiene enemigos, que hay personas revolucionarias que están en contra de las
reformas en Cuba; ahora bien, ¿se puede identificar alguno de estos adversarios
más allá del término general de “la burocracia”?; siempre se dice “la
burocracia”, pero, ¿existe algún documento, existe algún libro o algún discurso
de alguien, hablo de nombres, que permita decir “miren, aquí está, este es un
documento de la contrarreforma en Cuba, esto es lo que están diciendo algunos
dirigentes que se oponen a la reforma”, existe eso, usted conoce algo así?
-RH: Bueno, yo creo
que no. Yo creo que las expresiones de resistencia al cambio son expresiones
que yo, por andar rápido, llamaría oposiciones que no son negativas, que son
constructivas; y otras que son francamente negativas. Yo entre las
constructivas indicaría aquellos grupos que obviamente no van a recibir un
beneficio instantáneo y directo porque no participan de los espacios y de las
nuevas oportunidades que se abren con el trabajo por cuenta propia, y con la
ampliación del sector no estatal; entre otros las personas que tienen una edad
que ya no les permite poder incorporarse a la fuerza laboral o iniciar un nuevo
proyecto de vida, aquellas personas que están definidas como bajo el nivel de
pobreza, lo cual ha crecido en el período de la crisis, algunos sociólogos
estiman esto en alrededor de un 20% de la población, estas personas no
necesariamente disponen de los recursos para poder aprovechar los cambios que
están teniendo lugar, con lo cual, existe la necesidad de una política social
que aproveche el crecimiento de la economía para dirigirse a apoyar esta
posición desventajosa de estas personas que se enfrentan a la reformas, a los
cambios, con una determinada incertidumbre, con una considerable incertidumbre,
porque no representan para ellos una clara oportunidad de recuperación de su
estándar de vida; esas personas no necesariamente se colocan frente a la
reforma con expectativa, con las ganas y con el entusiasmo de otras, que sí
tienen estas condiciones.
Hay también una
resistencia negativa que ha sido identificada por la dirección del gobierno
explícitamente que es la burocracia. La burocracia no se opone a través de
discursos, la burocracia no se opone tampoco a través de un documento; se opone
en la lentitud con la que se implementan las medidas ya adoptadas, ya
aprobadas; en lo que Raúl Castro describe como una vieja mentalidad de los
cambios, como rémora, como la ineptitud de un estilo de trabajo anticuado, y
que se manifiesta, por ejemplo, en unos medios de comunicación que son un
insulto al nivel educacional incluso de los militantes del Partido.
Esta crítica a esta
inercia con la cual el aparato burocrático se demora en adoptar unas nuevas
reglas, en adoptar unos nuevos patrones, en operar de acuerdo con los nuevos
criterios y los nuevos enfoques, es posiblemente lo más difícil de cambiar, de
transformar, y desde mi punto de vista hará que la Conferencia del Partido
tenga este como uno de sus puntos centrales.
De manera que a tu
pregunta de si hay un, como le llaman aquí en Estados Unidos, un “revólver que
echa humo”, un “smoking gun”, un lugar donde uno vaya y lea que fulano de tal,
con nombre y apellido, que vive en tal lugar, se opone ferozmente a los
cambios, yo creo que ese no es el principal… aunque sí, puede haber personas
que se manifiesten públicamente en contra de los cambios, y de hecho, en
algunas publicaciones uno lo puede ver, y en Internet, como algunas personas
recelan de si estos cambios, por ejemplo, no van a dar lugar a la emergencia de
una pequeña burguesía, y de cierta forma de expresiones de capitalismo.
Esa vieja mentalidad,
que observa en cada tramo del mercado, y en cada segmento de la pequeña
propiedad privada la emergencia del capitalismo, es muy lógico que exista
porque ha habido durante mucho tiempo una manera de enfrentar los cambios que
estigmatiza esta emergencia de nuevos actores y de nuevos espacios para el
mercado y que toma como definición absoluta de socialismo el socialismo estado
céntrico, que ha imperado en Cuba durante todos estos años.
O sea que es lógico que
existan esas expresiones de mentalidad que digan, bueno, estos son males
necesarios; pero está claro, y este es uno de los aspectos más importantes del
momento actual, que en el último año la posición del gobierno cubano ha sido no
solo la de legalizar sino la de legitimar la presencia de estos nuevos sectores
en la economía en la sociedad cubana como parte de la familia socialista;
estos, los trabajadores por cuenta propia, los cooperativistas, la gente que
funciona en el terreno de la pequeña empresa, no son emisarios del capitalismo,
son parte de la familia socialista, son parte de la familia revolucionaria, y
así ha sido reiterado por la máxima dirección del gobierno.
-EG: Vamos al tema
del Congreso y de la Conferencia del Partido; casi se ha consolidado como otro
lugar común, y quisiera saber su opinión. Hay analistas, los llamados
cubanólogos u observadores de la realidad cubana, que aceptan como un hecho que
los Lineamientos al pasado Congreso del Partido, son el documento rector de las
transformaciones, de la actualización del socialismo, y que están en él las
propuestas suficientes como para actualizar el modelo de socialismo. Sin
embargo, esos mismos tienen una posición de alguna manera más crítica con el
documento de la Conferencia Nacional del Partido; algunos dicen que las
propuestas no son semejantes. Mis preguntas específicas serían, ¿percibe usted
distancia entre ambos documentos, entre el del Congreso y el de la Conferencia
del Partido?, y unido, le voy a tirar tres en una, ¿cree usted que el Partido
avance en su propio proceso de democratización?, y finalmente, ¿qué espera
usted de la Conferencia del Partido que se celebrará en enero? Ahí tiene, tres
en una.
-RH: Yo creo que
los contenidos de los Lineamientos económicos y sociales, tal y como fueron
adoptados en el Congresos, tienen naturalmente carencias, tienen espacios
vacíos, y esos espacios vacíos fueron suscitados durante los debates que varios
millones de personas sostuvieron sobre los Lineamientos durante varias semanas.
Yo creo que no se puede
entender la proyección de los Lineamientos si no va acompañada del Discurso
Inaugural al VI Congreso del Partido por parte de Raúl Castro, quien dice
claramente que sin que haya una transformación del estilo de trabajo político,
sin que haya un cambio en la manera de concebir el papel del Partido, sin que
haya un cambio también en la democracia dentro del Partido, en la
participación, en el estilo de trabajo del Partido en sus relaciones con la
población, sin que haya ese cambio, las reformas no van a tener éxito.
Y yo creo que eso,
obviamente, está llamando la atención sobre el hecho de que los ejes que
atraviesan estos Lineamientos económicos y sociales, son ejes políticos; la
mayor parte de los analistas adoptan el criterio de que se trata de una serie
de medidas estrictamente económicas, como si en un país como Cuba, con el tipo
de sistema político y social que tiene, pudieran hacerse cambios económicos de
fondo, que modifiquen estructuralmente el orden existente en el terreno de la
economía sin cambiar lo demás.
Si uno lee detenidamente
los Lineamientos económicos y sociales, se va a encontrar que el tema de la
descentralización, el tema de la desestatización, el de la desburocratización,
y el del imperio de la ley, el del uso de la legalidad como un instrumento de
los cambios, como un marco dentro del cual los cambios no solamente se adoptan
sino que consolidan y se hacen permanentes, que es un dato muy importante, un
aspecto muy importante, esos cambios, son cambios políticos; son cambios
políticos obviamente, son cambios que tienen que ver con la redistribución del
poder; con quitarle poder a las estructuras centrales y entregarles más poder a
las estructuras de base, a las estructuras locales y eso tiene que ver con la
democratización del sistema.
Posiblemente muchos de
los que critican el documento de la Conferencia del Partido esperaban encontrar
este tema de la democratización o este tema de las ausencias, de las omisiones
en los Lineamientos, por ejemplo, el papel de los sindicatos, el papel de los
trabajadores en los centros de trabajo, en las decisiones que se toman en los
centros de trabajo, etc., como el eje central del documento, yo pienso, si
tomamos en cuenta lo que ocurrió, que la Conferencia del Partido puede retomar
y abundar sobre todos estos problemas que están ahí, que están en el mismo
centro de la problemática política cubana; y lo digo porque una de las cosas,
que fue realmente admirable en el Congreso del Partido es que en el Congreso
hubo un congreso, hubo una discusión; nosotros vimos por la televisión, los
cubanos y no cubanos pudimos ver por la televisión un debate real en torno al
borrador que se debatió por parte de la población.
El Congreso tuvo un
contenido, no fue simplemente un ejercicio ritual para ponerle un cuño a una
política ya decidida, sino que en el Congreso se tomaron decisiones, se
adoptaron cambios que no estaban ahí. Es de esperar que la Conferencia del
Partido se haga cambio de lo mismo; se haga cargo de lo que significan las
expectativas de la población y se haga cambio por supuesto de esto que yo decía
hace un rato es lo más difícil, es quizás el desafío más grande, que es cambiar
el estilo político.
El estilo político, que
no quiero decir estilo en el sentido de la forma de hacer las cosas, se trata
de toda una concepción en relación con lo que es la política, con lo que es la
participación de los ciudadanos y con lo que es la relación con eso que el Che
Guevara llamaba la vanguardia y la masa; que ya hoy es más la relación entre
los dirigentes y los dirigidos, es más la relación entre las instituciones
políticas representativas de la población, de los intereses y deseos de la
población, y las respuestas que las instituciones políticas le dan a esos
intereses y deseos de la población; la capacidad para dialogar, la capacidad
para gobernar respondiendo a la gente, no como un paquete de políticas que se
tienen que aplicar no importa lo que las personas piensen.
Se adoptó una medida,
que es la medida de la nacionalización, del empleo, hay más de un millón de
empleos sobrantes, es un análisis económico; sin embargo, la demora en la
aplicación de estas medidas, obviamente ha sido el resultado de darse cuenta de
que la población estaba angustiada, que había una angustia en la gente en
relación con el tema del desempleo; una angustia natural, una preocupación
natural.
Yo creo que el mismo
gobierno al demorar la aplicación de estas medidas ha demostrado un alto grado
de sensibilidad política. Yo creo que una cosa que distingue a la dirigencia
cubana, es esa sensibilidad política respecto a lo que la población siente y
piensa; es difícil creer, aunque hay quien lo cree, que la máxima dirección
cubana no está al tanto de lo que la gente en la calle siente y piensa, y en un
momento como este, en donde los cubanos se expresan en diferentes espacios, en
donde hacen sentir sus ideas, hacen sentir sus intereses y sus puntos de vista,
que no son homogéneos obviamente, estamos hablando de debate, siempre que
hablamos de un espacio de intereses y de ideas estamos hablando de diferencias,
estamos hablando de no coincidencias, pero escucharlas y reflexionar sobre
ellas, y asumir responsablemente esos intereses y esos deseos de la población,
yo creo que está en el centro de la preocupación del gobierno cubano actual.
Y pienso que lo que se
adopte, igual que los lineamientos económicos y sociales adoptados por el
Congreso, lo que se adopte no es una varita mágica, lo que se adopte no va a
ser una camisa de fuerza, un plan que se va a aplicar como si fuera un librito,
una biblia, sino que va a ser un instrumento de trabajo que se va a ir
transformando en la medida en que a lo largo de los próximos meses se
implementen, sin prisa, sin precipitación, pero sin pausa.
-EG: Le pido su
capacidad de síntesis pues nos quedan varios temas. Número uno, qué impresión
le da que la Enmienda del Congresista cubanoamericano Mario Diaz-Balart no haya
podido ir como un arete en el presupuesto para el funcionamiento del gobierno
de los Estados Unidos; aquí tuvimos que dar una gran batalla en los medios
alternativos para que se tomara conciencia sobre eso… ¿qué opinión general le
merece todo esto que ha sucedido este fin de semana en Washington y Miami?
-RH: Mire, yo
pienso que los cambios oficiales, los cambios reales en la política de Estados
Unidos hacia Cuba, realmente se reducen a lo que el Presidente Obama prometió
en su campaña respecto a facilitar el encuentro, facilitar la ayuda de los
cubanos que viven aquí con los cubanos que viven en la isla; y realmente eso se
adoptó en un momento determinado y… retraerse, retroceder frente a un grupo de
presión como este y fallarle a las promesas hechas, y a las aspiraciones, y a
los intereses legítimos de los cubanos que viven en Estados Unidos en relación
con sus familiares, hubiera sido una prueba no solamente de inconsecuencia en
relación con esta base electoral de la Florida sino una prueba de debilidad
política, no solo en relación con Cuba.
Y yo creo que la administración
respondió mostrando que tiene una capacidad y una determinación como ejecutivo
de enfrentar estos desafíos que no tienen ninguna base legítima; porque en
realidad, pedir desde la perspectiva de una supuesta representación de los
intereses de la comunidad cubana en los EEUU, pedir desde la perspectiva de
ellos al gobierno que bloquee la posibilidad de que ayuden a sus familiares, la
posibilidad de que visiten, es un sinsentido, es una contradicción flagrante en
los términos, es la prueba más palpable de que este grupo de interés político
no está representando los intereses y deseos de la mayoría de los cubanos en
los Estados Unidos; y mucho menos responde a una motivación de democracia y de
libertad en Cuba.
Esa es la base de
legitimización pretendida de la política de bloqueo que va a cumplir cincuenta
años. Esa inconsistencia para mí hubiera sido un signo, una seña de debilidad
que va más allá, repito, de la relación con Cuba en un contexto donde la
administración se encamina, ya, directamente hacia la campaña del año que
viene, la campaña electoral.
Entonces yo pienso que
la resonancia de las voces de la sociedad civil real, de la auténtica sociedad
civil, de los cubanos de EEUU, de órganos como la radio alternativa, que tú
representas muy bien con tu programa, y de tantos americanos que están
interesados también en que los cubanos puedan continuar visitando y que ellos
mismos pudieran conocer por su propia mirada, por su propia mano, por sí mismos
tocar directamente a la isla, yo creo que eso, es un consenso claro, que es
evidente, que se manifiesta; y esto fue una prueba de fuerza, donde la derrota
de ese grupo de interés fue lo suficientemente elocuente, no solamente porque
no pudieron lograrlo sino porque mostraron su naturaleza, mostraron su
verdadera índole, que repito no es representativa de los cubanos aquí.
-EG: Déjeme decirle
que finalmente estaban tratando de defender lo de restringir los viajes a Cuba
mezclándolo con cualquier tema. Entre los temas que trataron de mezclar estuvo
el tema de Alan Gross, que se encuentra preso en Cuba, algo que es bien
conocido; y mi pregunta específica sería, esto lo hice como un comentario,
¿cómo ve el problema de Alan Gross y el problema de Los 5 héroes de la
República de Cuba, luchadores antiterroristas, dígame si usted visualiza una
salida, a corto o mediano plazo?
-RH: Bueno, yo creo
que el cariz con el cual se desarrolló todo el juicio que llevó a la condena de
Los 5 cubanos, cuatro de los cuales siguen presos, uno de los cuales ya ha sido
liberado pero todavía no puede regresar a su país, así que de cierta forma
sigue preso, contaminó, como muchos otros momentos en la historia de los
Estados Unidos, contaminó el juicio, contaminó el carácter verdaderamente
justiciero del proceso, del fallo del tribunal; sobre eso no tengo que
extenderme porque ha sido muy comentado.
De manera que estos
presos son presos políticos; son presos que están ahí por haber cometido una
falta política y la posibilidad de que sean soltados yo creo que responde a la
justicia; después de haber extinguido quince años de prisión. Eso debería
suceder sin que ocurriera nada del lado de Cuba, pero si hubiera gestos, o
actos o cambios del lado de Cuba que pudieran citarse como cambios importantes
en relación con el comportamiento del gobierno cubano en torno a tener personas
en prisión, hace pocos meses, en un diálogo con la Iglesia Católica, el
gobierno cubano como resultado de ese diálogo liberó a más de cincuenta
personas que estaban presas en Cuba con cargos de conspiración con una potencia
extranjera, y eso lo hizo en un gesto que no fue un quid pro quo, fue a
cambio de nada, lo hizo unilateralmente y lo hizo por un acto de justicia, a
partir de que entendió que era conveniente, que era justo, que era razonable
que se aceptara a partir de la demanda presentada por la Iglesia Católica.
Le respondió a la
Iglesia Católica de Cuba; yo creo que el papel que la Iglesia Católica de Cuba
ha tenido en modular en el diálogo con el gobierno el avance, el progreso… el
diálogo de la Iglesia Católica con el gobierno cubano se ha profundizado y ha
adquirido una calidad nueva en los últimos años; desde la visita de Juan Pablo
II y en la próxima visita del Papa.
Yo creo que en el
contexto de la visita del Papa a Cuba, tanto el gobierno de los EEUU como el
gobierno de Cuba deberían pensar, o podrían pensar, yo no soy quién para
decirles lo que tienen que hacer, pero sí creo que podrían pensar en la
conveniencia, en la oportunidad, de lo razonable de considerar la situación de
estas personas que están presas; por estos motivos, por haber violado la ley de
ambas partes, pero donde obviamente el contexto político ha sobrecargado… ambos
casos, yo no creo que podría afirmarse que la politización tuvo el mismo
carácter de ambos lados, pero en cualquier caso se trata de situaciones
judiciales en donde el factor político tiene un peso importante, y
definitivamente yo creo que los cambios y el relajamiento de tensiones, de
diferencias acumuladas a lo largo de cincuenta años, es de la responsabilidad
de los dos gobiernos; y yo diría que en términos generales hay una larga lista
de medidas, incluidas todas estas reformas que están teniendo lugar en estos
momentos, y con las cuales está empeñado el gobierno cubano y la población en
Cuba, todos estos cambios forman parte de una serie de transformaciones
ocurridas en Cuba durante los últimos veinte años, sin que lamentablemente del
lado de los Estados Unidos haya habido una acción favorable, de ningún tipo.
-EG: Muchas gracias
al Dr. Rafael Hernández; finalmente, para terminar la entrevista, estamos en
Navidad, en fiestas de fin de año, ¿a Usted con qué le gusta más celebrar estas
fiestas, con villancicos o con los Van Van?
-RH: Bueno, los Van
Van pueden cantar villancicos también… Yo creo que a ritmo de timba.
-EG: Muchas gracias
al Dr. Rafael Hernández, muchas otras preguntas se me quedaron, ya preparadas;
por cuestión de tiempo no se pudieron realizar. Muchas gracias, feliz
Navidad y felices fiestas.
(Miami, diciembre 20, 2011)
Tomado del sitio digital
Cambios
en Cuba
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