Aunque los legisladores norteamericanos,
encabezados por el grupo de cubanoamericanos de Miami, buscan excusas para obstaculizar
el trabajo de las petroleras en el golfo de México, el beneficio que puede
traer la inversión tiene más importancia para las empresas implicadas, destaca
un despacho de RT.
Repsol YPF, la petrolera
hispano-argentina con sede en Madrid no da marcha atrás y en enero está
dispuesta a iniciar las operaciones de perforación en aguas cubanas con la
plataforma Scarabeo-9. La búsqueda no será fácil: requiere trabajar a una
profundidad de 1.700 metros con tecnología más cara aún de lo habitual debido a
las restricciones impuestas por EE. UU., que limitan los componentes
estadounidenses empleados al 10%.
Sin embargo, la
inversión puede ser muy rentable: las reservas de crudo cubanas se estiman en
unos 4.600 millones de barriles, 280 mil millones de metros cuadrados de gas
natural y 900 millones de barriles de gas natural líquido.
Un grupo de 34 miembros
del Congreso de Estados Unidos Intentó torpedear los planes de Repsol
enviando una carta al presidente de la petrolera en la que amenazan con
demandas civiles y criminales en tribunales estadounidenses. Sin embargo, este
plan parece haber fracasado porque Repsol cumple con todos los requisitos y
limitaciones de la administración norteamericana.
Por este motivo, el
profesor de Universidad Internacional de la Florida, Jorge Piñón cree que
Washington no se puede oponer a las perforaciones en aguas cubanas.
“Todo lo que está
haciendo tanto Repsol, como otras compañías internacionales, que están operando
en Cuba, está dentro de las regulaciones del embargo. La plataforma va a
perforar no solamente para Repsol, sino también para Petronaz y Gazprom en los
próximos meses y tiene menos de un 10% de componentes estadounidenses, por lo
tanto no rompe la ley de embargo”, explica Piñón.
¿Qué ocurre si se
produce un derrame?
Otra ofensiva de EE. UU.
partía desde la preocupación por la seguridad de la operación ya que algún
accidente en la plataforma supuestamente afectaría a las costas de Florida,
igual que sucedió tras la catástrofe de British Petroleum.
Pero tras viajar a la
isla, un grupo de especialistas norteamericanos encabezado por William Reilly,
que también participó en la investigación del vertido de BP, reconocieron
por un lado la experiencia de Repsol, suficiente para este tipo de trabajos, y
por otro lado destacaron la disposición de los expertos cubanos a colaborar en
la seguridad de la exploración. La respuesta de los legisladores de EE. UU. fue
la presentación de un proyecto de ley que castigaría a las petroleras
extranjeras si se produjera un derrame.
Pero los analistas están
seguros de que lo que en realidad preocupa a EE. UU. es que el hallazgo de
petróleo cubano dé una mayor independencia a la isla caribeña, algo que el
grupo anticubano en el Congreso de Estados Unidos pretende evitar manteniendo
durante medio siglo un bloqueo económico y financiero sobre el país insular.
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