Nuevamente la turba
parlamentaria cubanoamericana en el Congreso norteamericano se alista a dar una
nueva puñalada por la espalda a los tenues esfuerzos realizados por los
gobiernos de Cuba y Estados Unidos en pos de distender las frías relaciones
entre ambos países, rotas hace más de medio siglo.
La propuesta de ley, que
pretende reinstaurar las draconianas restricciones a los viajes y remesas a
Cuba por parte de emigrados cubanos, impuestas por el expresidente George W.
Bush, pide que se restringa a un solo viaje cada tres años por razones de
"reunificación familiar", un límite de 1,200 dólares a las remesas
por año y una definición más estricta de "familia", lo que reduciría
nuevamente las opciones de ayudas económicas entre las familias de uno y otro
lado del Estrecho de la Florida.
Presentada el pasado
julio por el congresista Mario Díaz-Balart, republicano por la Florida, la
propuesta está contenida dentro del importante paquete que constituye el
Proyecto de Ley Presupuestaria para el 2012 y que debe ser aprobado antes del
16 de diciembre.
Aunque el presidente
norteamericano Barack Obama ya amenazó con vetar el proyecto de ley si
persisten en mantener la propuesta anticubana de Díaz-Balart, muchos
observadores ven casi imposible que se produzca el veto presidencial, por la
sensibilidad de la Ley de Presupuesto, en medio de la crisis que embarga a la
nación norteña.
La maniobra fue muy
pensada, como un burdo chantaje político de los que no descansan por ver a Cuba
y su pueblo de rodillas. Y lo peor es que el empecinamiento de Díaz Balart,
junto a su par floridano David Rivera y la también republicana Ileana
Ros-Lethinen, desconocen que un reciente informe presentado en Washington
acerca de relaciones migratorias entre Cuba y su diáspora, afirmó que el 61 %
de la emigración cubana radicada en Miami rechaza la aplicación de nuevas
medidas restrictivas a los viajes a Cuba.
Las cifras están
reflejadas en un informe titulado “La diáspora cubana en el siglo XXI”, presentado en Washington el viernes 7 de octubre, e
incluye el análisis de las mejores prácticas en materia de políticas
migratorias y relaciones con las respectivas diásporas de varios países del
entorno cubano.
Otras cifradas dadas a
conocer en el informe, reconocen que el rechazo a regresar a las medidas
restrictivas impuestas en 2004 por el gobierno republicano de George W. Bush es
mucho mayor entre los cubanos que emigraron después de 1994, con un 76 % que se
manifiesta contra cualquier intento de privarles del derecho de mantener
contactos interfamiliares.
Se reveló además que el
58 % de los cubanos residentes en Estados Unidos apoya un restablecimiento de
relaciones entre Cuba y el país del norte, y que un 57% de los entrevistados
consideró que Washington debe permitir, sin restricciones, los viajes de
estadounidenses a la Isla.
La comisión encargada de
elaborar el informe la integraron los académicos Uva de Aragón y Juan Antonio
Blanco, de la FIU; Jorge Duany, de la Universidad de Puerto Rico; Jorge
Domínguez, de la Universidad de Harvard; Carmelo Mesa Lago, de la Universidad
de Pittsburg, y Orlando Márquez, director de la revista Palabra Nueva, de
la Arquidiócesis de La Habana.
Todo indica que los
ultraderechistas Rivera y Díaz-Balart, que aún siguen mintiendo en sus
peroratas radiales por las emisoras anticubanas del exilio miamense, no se han
enterado de los resultados de la encuesta realizada por el Departamento de
Estudios Globales y Socioculturales de la Universidad Internacional de la
Florida (FIU) y el Cuban Research Institute (CRI), que desmiente con cifras y
datos, las mentirosas argumentaciones de estos dos “políticos” en su afán por
regresar a las draconianas restricciones de viajes a Cuba, impuestas durante el
gobierno de George W. Bush.
Mario Díaz-Balart, un
descendiente directo de la derrocada dictadura de Fulgencio Batista en 1959, sustentó
su propuesta en una fantasiosa “opinión que refleja la del 90% de la comunidad
cubano-americana”, aunque los resultados de la encuesta de FIU, y los más de
400 mil emigrados cubanos que visitaron la isla durante el 2010, contradigan
sus afanosas falsedades.
Por su parte, y para no
quedarse atrás en las diabólicas campañas que contra Cuba se fraguan en los
cubiles de la Calle 8 y buscan resonancia en los estrados del Congreso
norteamericano, el alucinante congresista David Rivera, presentó a principios
de agosto, un proyecto legislativo que se conoce como HR 2774 y que pretende
preservar el sentido original de la Ley de Ajuste Cubano -vigente desde 1966-
que da a los cubanos privilegios migratorias en relación con nacionales de
otros países sobre la presunción que son perseguidos políticos, pero impide a
los emigrantes cubanos regresar a la isla de visita en un plazo no menor de
cinco años, so pena que el Departamento de Seguridad Nacional no concederá –o
retirará a quien lo posea- el estatus de
residente legal en Estados Unidos a quienes violen la normativa.
No hay dudas que estos
señores odian al pueblo cubano y no pierden oportunidades para seguir soñando
con ver izada nuevamente la bandera de
las barras y las estrellas en el Morro habanero. Esa es su misión anexionista y
cruel, y por eso obvian el sentir de la emigración cubana, y se amparan en la
tradicional y gastada “pataleta” del autoproclamado “exilio histórico y radical
de Miami”, a quienes se les ha ido la vida esperando recuperar el poder que el
pueblo cubano les arrebató el primero de enero de 1959.
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