Hace quince años, los huracanes George y
Mitch provocaban la muerte de 35.000 personas en Centroamérica y el Caribe. El
Gobierno cubano envió entonces 2.200 médicos a estos países, y creó el llamado
Programa Integral de Salud para la reconstrucción de Centroamérica y el Caribe.
Comenzó ofreciendo 500 becas para que
jóvenes sin recursos de los países afectados estudiaran medicina en Cuba de
manera gratuita. Y anunció poco después la creación de una escuela que formaría
a miles de médicos comunitarios, no solo para la región, sino para todo el
Tercer Mundo: la Escuela Latinoamericana de Medicina.
En febrero de 1999 llegaban a Cuba los
primeros 323 estudiantes, procedentes de Nicaragua. María Esther Betanco, una
de aquellas personas, tenía 16 años. De niña,
vendía pan en las calles antes de acudir a la escuela de un barrio popular de Managua. Hoy tiene dos especialidades médicas, y tras el terremoto de Haití llegó a dirigir el hospital de campaña de Monimbó, atendiendo a miles de personas damnificadas.
vendía pan en las calles antes de acudir a la escuela de un barrio popular de Managua. Hoy tiene dos especialidades médicas, y tras el terremoto de Haití llegó a dirigir el hospital de campaña de Monimbó, atendiendo a miles de personas damnificadas.
La Escuela Latinoamericana de Medicina fue
inaugurada el 15 de noviembre de 1999 y, hasta 2013, ha graduado más de 20 000
médicos de más de 70 países, incluidos los EEUU.
Pero sobre esta epopeya de la solidaridad
que protagoniza Cuba... no leeremos unas palabras en los grandes medios
internacionales.
Tomado
del sitio digital Cubainformación
con información tomadas del texto En la memoria de los agradecidos, de la Dra. Gloria M. León Rojas, publicado en el sitio digital La Pupila Insomne
con información tomadas del texto En la memoria de los agradecidos, de la Dra. Gloria M. León Rojas, publicado en el sitio digital La Pupila Insomne
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