cubanos de Miami protestan ante visita de Nelson Mandela en 1990 |
En estos días que el mundo lamenta la muerte
del líder sudafricano y Premio Nobel por la Paz, Nelson Mandela, varios sitios
digitales y agencias de prensa internacionales rememoran los insólitos
desplantes y actos de repudio que el ala más extremista de la comunidad cubana
emigrada en Miami, prodigó al luchador antiapartheid durante su visita a esa
ciudad del sur de la Florida en 1990.
A pocos meses de salir de la cárcel
donde cumplió 27 años de encierro por su activismo contra la egregación racial
impuesta en Sudáfrica, Mandela, visitó Estados Unidos realizando una extensa
gira que lo llevó a las ciudades de Nueva York, Boston, Washington, Atlanta y
Miami.
Las muestras de apoyo y respeto que recibió
en las primeras cuatro urbes estadounidenses, contrastó con el recibimiento
que le aguardaba, por parte de los grupos extremistas cubanos asentados en
Miami, quienes no escondieron su odio al líder sudafricano después que este
reconociera públicamente su amistad con el líder histórico de
la Revolución
cubana, Fidel Castro.
Fidel Castro y Nelson Mandela |
Las muestras de antipatía fueron aberrantes.
Desde las solicitudes hechas por la recién estrenada congresista
cubanoamericana Ileana Ros-Lethinen, de que fuera prohibida la entrada de
Mandela a la ciudad de Miami, hasta la actitud bochornosa del alcalde Xavier
Suárez, también de origen cubano, y con una triste historia de corrupción
administrativa, quien junto al Consejo de la ciudad –integrado en ese entonces
por una mayoría de cubanoamericanos- de no reconocer ni agasajar al visitante
africano.
Recientemente Suárez se retractó de su
deplorable actitud y acusó –como siempre sucede ante estos cobardes
acontecimientos- a otros influyentes cubanos en la política local miamense,
entre ellos a Alex Penelas, otro cubanoamericano de triste recuerdo a su paso
por la alcaldía condal.
El curriculum de estos abominables
personajes emigrados y que aún controlan la vida política de Miami es un
reflejo de sus viscerales odios a todo lo que pueda vincularse a Cuba.
La señora Lethinen, que todavía sigue
dictando pautas en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, se le
recuerda no solo por sus intenciones de malograr la visita de Mandela a Miami,
sino por ser una de las intransigentes defensoras de las políticas de acoso y estrangulamiento
de la Revolución cubana, llegando a reconocer públicamente sus deseos que el
líder cubano Fidel Castro fuera asesinado.
Defensora de los terroristas confesos
Orlando Bosch y Luis Posada Carriles, autores intelectuales de la voladura en
pleno vuelo de un avión civil con 76 pasajeros, en su mayoría jóvenes cubanos,
Ros-Lethinen representa hoy lo más execrable de la política anticubana generada
en Washington.
Alex Penelas, exalcalde de Miami y otro de
los impulsores de las protestas contra Mandela en 1990, fue uno de los
principales instigadores en el año 2000, para secuestrar al niño cubano Elián
González, quien había arribado ilegalmente a las costas de Estados Unidos
después de sobrevivir un naufragio en el Estrecho de la Florida, a pesar de los
reclamos legales del padre residente en Cuba.
También estuvieron detrás de la hostilidad
de la Comisión de Miami ante la visita de Nelson Mandela, el mercenario y
multimillonario Jorge Mas Canosa, presidente de la Fundación Cubanoamericana
(FNCA) y toda su caterva de acólitos trasnochados entre los que destacan José
“Pepe” Hernández, Ninoska Pérez Castellón y el chupatintas de Armando Pérez
Roura.
Si algo salvó la ignominia de los cubanos
extremistas residentes en Miami contra la presencia de Mandela, fue la actitud
de la comunidad negra de esa ciudad floridana, quien se congregó en número de
miles de asistentes, dentro y fuera del Miami Beach Convention Center, para
escuchar y aplaudir al luchador antiapartheid.
Los grupos extremistas de cubanos residentes
en Miami no solo serán recordados por su actitud vergonzosa contra Mandela.
También están en la mira de millones de latinoamericanos por sus posturas
racistas contra los inmigrantes ilegales en Estados Unidos, al ser el único
grupo migratorio que aprobó la construcción de un muro en la frontera con
México, y piden constantemente que sean repatriados los indocumentados que
tratan de forjarse mejor futuro en tierras del norte.
Los extremistas cubanoamericanos
fueron el único grupo de extranjeros en Estados Unidos que hizo marchas en apoyo a las invasiones
de las tropas yanquis a Irak y Afganistán, y se oponen a cualquier
entendimiento entre La Habana y Washington, inmersos en un conflicto que
dura más de medio siglo.
Estos grupos extremistas son los propios
verdugos de sus compatriotas emigrados, oponiéndose a los viajes familiares, a
las visitas a su país de origen y a cualquier forma de distensión entre la
diáspora y el pueblo de la Isla.
En
estos días en que el mundo llora la muerte de Nelson Mandela, vergüenza deben
sentir estos instigadores del odio, que dicen haber nacido en Cuba,
irónicamente el país que, según el mismo Mandela afirmó, le inspiró en su lucha contra
la discriminación racial en Sudáfrica.
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