lunes, 9 de diciembre de 2013

Nelson Mandela y el odio que le demostraron los extremistas cubanos de Miami en 1990


cubanos de Miami protestan ante visita de Nelson Mandela en 1990

   En estos días que el mundo lamenta la muerte del líder sudafricano y Premio Nobel por la Paz, Nelson Mandela, varios sitios digitales y agencias de prensa internacionales rememoran los insólitos desplantes y actos de repudio que el ala más extremista de la comunidad cubana emigrada en Miami, prodigó al luchador antiapartheid durante su visita a esa ciudad del sur de la Florida en 1990.
   A pocos meses  de salir de la cárcel donde cumplió 27 años de encierro por su activismo contra la egregación racial impuesta en Sudáfrica, Mandela, visitó Estados Unidos realizando una extensa gira que lo llevó a las ciudades de Nueva York, Boston, Washington, Atlanta y Miami.
   Las muestras de apoyo y respeto que recibió en las primeras cuatro urbes estadounidenses, contrastó con el recibimiento que le aguardaba, por parte de los grupos extremistas cubanos asentados en Miami, quienes no escondieron su odio al líder sudafricano después que este reconociera públicamente su amistad con el líder histórico de
Fidel Castro y Nelson Mandela
la Revolución cubana, Fidel Castro.
   Las muestras de antipatía fueron aberrantes. Desde las solicitudes hechas por la recién estrenada congresista cubanoamericana Ileana Ros-Lethinen, de que fuera prohibida la entrada de Mandela a la ciudad de Miami, hasta la actitud bochornosa del alcalde Xavier Suárez, también de origen cubano, y con una triste historia de corrupción administrativa, quien junto al Consejo de la ciudad –integrado en ese entonces por una mayoría de cubanoamericanos- de no reconocer ni agasajar al visitante africano.

   Recientemente Suárez se retractó de su deplorable actitud y acusó –como siempre sucede ante estos cobardes acontecimientos- a otros influyentes cubanos en la política local miamense, entre ellos a Alex Penelas, otro cubanoamericano de triste recuerdo a su paso por la alcaldía condal.
   El curriculum de estos abominables personajes emigrados y que aún controlan la vida política de Miami es un reflejo de sus viscerales odios a todo lo que pueda vincularse a Cuba.
   La señora Lethinen, que todavía sigue dictando pautas en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, se le recuerda no solo por sus intenciones de malograr la visita de Mandela a Miami, sino por ser una de las intransigentes defensoras de las políticas de acoso y estrangulamiento de la Revolución cubana, llegando a reconocer públicamente sus deseos que el líder cubano Fidel Castro fuera asesinado.
   Defensora de los terroristas confesos Orlando Bosch y Luis Posada Carriles, autores intelectuales de la voladura en pleno vuelo de un avión civil con 76 pasajeros, en su mayoría jóvenes cubanos, Ros-Lethinen representa hoy lo más execrable de la política anticubana generada en Washington.
   Alex Penelas, exalcalde de Miami y otro de los impulsores de las protestas contra Mandela en 1990, fue uno de los principales instigadores en el año 2000, para secuestrar al niño cubano Elián González, quien había arribado ilegalmente a las costas de Estados Unidos después de sobrevivir un naufragio en el Estrecho de la Florida, a pesar de los reclamos legales del padre residente en Cuba.
   También estuvieron detrás de la hostilidad de la Comisión de Miami ante la visita de Nelson Mandela, el mercenario y multimillonario Jorge Mas Canosa, presidente de la Fundación Cubanoamericana (FNCA) y toda su caterva de acólitos trasnochados entre los que destacan José “Pepe” Hernández, Ninoska Pérez Castellón y el chupatintas de Armando Pérez Roura.
   Si algo salvó la ignominia de los cubanos extremistas residentes en Miami contra la presencia de Mandela, fue la actitud de la comunidad negra de esa ciudad floridana, quien se congregó en número de miles de asistentes, dentro y fuera del Miami Beach Convention Center, para escuchar y aplaudir al luchador antiapartheid.
   Los grupos extremistas de cubanos residentes en Miami no solo serán recordados por su actitud vergonzosa contra Mandela. También están en la mira de millones de latinoamericanos por sus posturas racistas contra los inmigrantes ilegales en Estados Unidos, al ser el único grupo migratorio que aprobó la construcción de un muro en la frontera con México, y piden constantemente que sean repatriados los indocumentados que tratan de forjarse mejor futuro en tierras del norte.
   Los extremistas cubanoamericanos fueron el único grupo de extranjeros en Estados Unidos que hizo marchas en apoyo a las invasiones de las tropas yanquis a Irak y Afganistán, y se oponen a cualquier entendimiento entre La Habana y Washington, inmersos en un conflicto que dura más de medio siglo.
   Estos grupos extremistas son los propios verdugos de sus compatriotas emigrados, oponiéndose a los viajes familiares, a las visitas a su país de origen y a cualquier forma de distensión entre la diáspora y el pueblo de la Isla.
   En estos días en que el mundo llora la muerte de Nelson Mandela, vergüenza deben sentir estos instigadores del odio, que dicen haber nacido en Cuba, irónicamente el país que, según el mismo Mandela afirmó, le inspiró en su lucha contra la discriminación racial en Sudáfrica.

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