Hace 51 años, en
un intento por sumir en un total aislamiento a la Revolución Cubana, el
gobierno de los Estados Unidos decide romper unilateralmente sus relaciones
diplomáticas con Cuba. Con el titular de "¡Viva Cuba Libre!", a ocho
columnas, el periódico Revolución lanzó la noticia. El
cintillo, acompañado por una reproducción de nuestra enseña nacional,
rememoraba por su contenido los días de la gesta de independencia, cuando
nuestros mambises marchaban al ataque al grito de ¡Viva Cuba Libre! Sólo que
esta vez el enemigo declarado era otro. Los vecinos del Norte, de hecho estaban decretando la guerra a los
constructores de la nueva sociedad.
El 3 de enero de 1961,
el secretario de Estado de Estados Unidos, Christian Herter, en nota
diplomática dirigida a la Cancillería cubana anunciaba el rompimiento de
relaciones diplomáticas y consulares con la República de Cuba en una decisión
unilateral, que marcaba un hito trascendente en un diferendo que se mantendría –y
se mantiene- por más de medio siglo.
Esta ruptura estuvo
precedida por una sistemática escalada de agresiones económicas, sabotajes y
campañas de calumnias. Fue el presidente norteamericano John F. Kennedy quien
firmó, el 3 de febrero de 1962, el decreto que oficializó un bloqueo económico
de su país contra la isla caribeña.
El triunfo de la
Revolución cubana el primero de enero de 1959 con nuevos principios y una
proyección político- social hacia el rescate de una verdadera independencia
históricamente soñada por el pueblo cubano, afrontó una sutil hostilidad desde
los cuatro primeros meses de su llegada al poder.
La primera medida tomada
por el Gobierno Revolucionario, el 9 de enero de 1959 fue la solicitud al
gobierno norteamericano sobre la extradición de Rolando Masferrer Rojas y Julio
Laurent reclamados como criminales de guerra, con causas pendientes con la
justicia cubana. Esta y otras reclamaciones posteriores fueron desoídas.
En ese mismo mes de
enero fue solicitado al gobierno norteamericano la salida, con prontitud, de
los miembros de las misiones militares estacionados en el campamento de
Columbia (hoy Ciudad Libertad) y que actuaban como asesores en las ramas de
ejército, aérea y naval del ejército de la dictadura.
La hostilidad, que se
transformaría en relaciones verdaderamente conflictivas, se desató
completamente al publicarse la Ley de Reforma Agraria el 17 de mayo de 1959.
Las empresas de
ciudadanos estadounidenses llegaron a controlar entre el 80 y 100% de todos los
consorcios dedicados a los servicios públicos en Cuba así como las minas, los
ranchos ganaderos y la refinación de petróleo. Asimismo eran los
propietarios del 40% del azúcar, la principal industria del país, y del 50% de
los ferrocarriles.
Más de medio siglo después,
sigue vigente el criminal bloqueo económico, financiero y comercial que
Washington impone al pueblo cubano, se recrudecen leyes destinadas a exterminar
por hambre a 11 millones de isleños que no se rinden, y siguen pagando a todos
los que se prestan a subvertir el orden en la Mayor de las Antillas.
Y también, a 53 años del
triunfo revolucionario, se sigue escuchando, desde el Cabo de San Antonio hasta la punta de Maisí, el grito irrevocable de: ¡Viva Cuba Libre!
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