Jorge Martell, diseñador de la campaña "Obama...Give me five" |
"¡Obama, give me five!" es un sutil
juego de palabras en inglés que se refiere al acto amistoso de chocar las manos,
pero que esta vez se convierte en una contundente reclamación al presidente norteamericano
para que excarcele a los cinco antiterroristas cubanos, quienes permanecen prisioneros
en Estados Unidos desde hace 13 años.
El diseñador Jorge Martell unió su voz y su
ingenio para clamar justicia por los Cinco Héroes cubanos, y lo hizo de la
mejor manera que sabe hacerlo. Por eso dijo categórico que “mi mensaje ya está
enviado a través de miles de gritos pegados en la pared. Ahora me falta recibir
el mensaje de ellos, para ver si están satisfechos con mi manera de “gritar”.
Martell es un habanero nato, de esos que van por
la vida convencidos de que la brisa del Malecón es nutriente indispensable para
sobrevivir. Su formación la ganó en la Escuela de Artes Plásticas de San Alejandro, también
bebió enseñanzas en Escuela Taller de Diseño de La Habana, y en el Instituto
Superior de Diseño, y conoce perfectamente la vida y los resortes sociales de Estados Unidos pues vivió en ese país por casi tres décadas.
Miembro de la UNEAC y fundador del Grupo de
Diseño Informacional de la Brigada Hermanos Saíz. Durante el tiempo que
vivió en Estados Unidos, fue miembro del Art Directors Club of New York, del
American Institute of Graphic Arts (AIGA), del Graphic Artists Guild y de la
Federation of Cuban Teachers of Fine Arts.
Cuba, La Isla Infinita habló con Jorge
Martell acerca de la nueva campaña a favor de la libertad de Gerardo Hernández,
René González, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Fernando González, los cinco
antiterroristas cubanos encarcelados injustamente en Estados Unidos desde 1998,
comienza a recorrer el mundo.
¿Cómo surge la idea de esta campaña a favor
de la libertad de los Cinco Héroes cubanos?
--Creo que la motivación más importante fue
el orgullo nacional, ligada a mi experiencia profesional, la cual hacía que me
molestara el tratamiento que se le estaba dando a la propaganda gráfica sobre
el tema, aun más cuando esa campaña era a nivel internacional, y las imágenes
que acompañaban el mensaje al exterior
no reflejaban el gran nivel gráfico y comunicativo obtenido por los
diseñadores cubanos en estos años de Revolución.
Por supuesto que esas primeras imágenes
estaban hechas con todo el mejor deseo, pero los colegas que las creaban no
sabían sobre la idiosincrasia norteamericana, ni de los códigos estéticos que
deben manejarse para llegar al receptor que interesaba. También siempre noté el
error de que toda la campaña era en español, cuando debía ser en inglés, porque
el “target” más importante era el gran grupo angloparlante
(votantes-consumidores), y con lo primero que podíamos cruzar nuestras
fronteras para llegar allá era con el idioma.
Luego me di a la tarea de buscar la entidad
que quisiera darle un feliz término a este concepto, y fue la UNEAC la que dio
ese primer paso decisivo haciéndola conocer.
Eres un diseñador con un largo historial en
el mercadeo y en el mundo editorial. ¿Habías estado involucrado antes en
campañas de solidaridad?
--Como sabes, voy a cumplir 45 años de
constante trabajo en mi profesión. Soy de la primera generación de diseñadores
formados completamente después de 1959. No he hecho otra cosa profesionalmente
que diseñar y 30 de los años de trabajo transcurrieron en los Estados Unidos,
donde hice publicidad, básicamente, en importantes agencias y en la mía propia,
así como en editoriales de prestigio continental, además, por supuesto, de
seguir realizando mi obra personal, pues soy un diseñador que también pinta.
El resto de este tiempo laboré en Cuba en el
Consejo Nacional de Cultura, en el Pabellón Cuba y en el Instituto Cubano del
Libro. En el Pabellón Cuba hacíamos el
interesante trabajo del diseño de exposiciones, en el cual se mezclaba lo
bidimensional del diseño gráfico y lo tridimensional del diseño ambiental y
arquitectónico, con un 80 por ciento de proyectos de propaganda puramente
política.
¿Quién de mi generación no recuerda, por solo
mencionar algunos de esos proyectos, la exposición del 50 Aniversario de la
Revolución de Octubre, cada aniversario de los CDR, La Aeronáutica en Cuba, o
cualquiera de los primeros Salones Nacionales de Carteles? Fueron
trascendentales eventos con un extenso radio de acción, desde L y 23 hasta el
Malecón. Desde ese entonces no había
vuelto a incursionar, a un nivel tan serio, en la promoción ideológica.
Antes de continuar, si me lo permites,
quisiera aclarar un concepto que quizás todos los receptores no tengan
suficientemente definido: la diferencia entre la publicidad y la propaganda. Y
es que la publicidad “vende” productos y servicios, y la propaganda “vende” (si
me permites este desvarío, al referirme a la ideología) ideas políticas y
religiosas.
El Diseñador Informacional, que es la
acepción más moderna para nuestra profesión, encara ambas especialidades con
las mismas armas científicas y creativas. Ahora, en mi opinión, en la propaganda,
el creador puede dar ese paso extra de sí mismo, si coincide ideológicamente
con lo que pretende promover, y cuando esto sucede se tiene una satisfacción
extra.
Cuando los Cinco Héroes cubanos fueron
apresados, tú vivías en Miami, quizás el lugar más hostil con respecto a la
causa por la libertad de estos combatientes antiterroristas. ¿Desde cuándo
estas al tanto de la campaña internacional que se hace porque los Cinco sean
liberados?
--Creo que desde su comienzo, viviendo en
Miami, es imposible no estar al tanto de este tipo de acontecimiento.
“Give me five”: Un mensaje directo al pueblo
norteamericano
“Give
me five” es una frase muy común en Estados Unidos, cuando un amigo le pide la
mano a otro. ¿Por qué usas este recurso como mensaje al Presidente
norteamericano Barack Obama para que libere a los cinco combatientes cubanos?
--Mira, cada vez que he hablado en público a
través de los medios, o he entablado algún “diálogo creativo” (odio llamarles
conferencias), he dejado muy claro, sobre todo a los jóvenes diseñadores y a
los estudiantes de diseño, lo bien que hemos sido formados en nuestra
profesión, en nuestro país.
Yo he sido un ejemplo de esto, ya que siempre
he estado a la vanguardia de cada grupo o colectivo creativo del que he formado
parte o que he dirigido en el exterior. En resumen, aprendí solo dos
importantes cosas: técnicamente, la perfección tipográfica, que yo creía
europea, pero era norteamericana, y, creativamente, el trabajo de mesa para
encontrar el concepto.
Con esto quiero decir que esta imagen fue el
producto de un largo “trabajo de mesa”, de una incisiva búsqueda en la historia
general y gráfica norteamericana, buscando algo, “lo más americano posible”,
para llegar con el mensaje a la masa a quien iba dirigido, con un elemento
super conocido y que fuera orgánicamente asimilado por un contacto constante
por esa masa, que iba a ser la receptora de nuestro mensaje, y así creo que lo
logré, con el ¡Give me five!
A continuación, reseño el texto de
argumentación que adjunté a los bocetos en su primera presentación. Este primer
cartel, podría dar inicio a una extensa campaña, diseñada específicamente para
el receptor norteamericano. Su texto en inglés, y aún más su concepto, solo es
entendible al nativo anglo o a alguien que haya vivido muchos años en los
Estados Unidos y que entienda a fondo su idiosincrasia.
Por todo lo anterior paso a explicarla. Creo
que GIVE ME FIVE es un icono norteamericano más conocido por su pueblo que los
símbolos patrios, tan importante y reconocible como Micky Mouse, Superman o
Coca Cola. Es un saludo que puede tener diferentes intensiones, es lo primero
que aprende a decir y a ejecutar con su manita, manipulada por toda la familia,
el bebé norteamericano.
Se traduce como DAME ESOS CINCO, refiriéndose
a los cinco dedos de la mano, y el que inicia la acción le exige al
interlocutor que le dé sus cinco. Eso queremos señalar con la excarcelación de
Los Cinco Cubanos.
No existe nadie -quiero sonar muy rotundo-, ¡NADIE!,
que en su sano juicio, no conozca lo que queremos decir con la unión de esta
imagen y del texto. Se agregan los nombres de los encarcelados, para hacer más
obvia aún nuestra intención, aunque conceptualmente no hubiera hecho falta. Es
tan claro para el prospecto a quien va dirigido, que por su claridad se me hace
difícil explicarlo, pues realmente no hay nada que explicar. La claridad visual
del concepto es aplastante.
Este cartel inicial podría ser el primero de
una extensa campaña, donde solamente cambiaríamos la mano, utilizando otras que
representen todos los grupos humanos que gritan porque esta injusticia se
detenga. Por ejemplo, una mano muy callosa de un obrero, la mano de un niño,
una mujer, de razas diferentes, incluso, si quisiéramos ir más allá, le podemos
incorporar el puño del vestuario, y así podemos enseñar a religiosos,
militares. En fin, de ser esta posibilidad real, crearíamos el guión para hacer
sumamente efectiva la campaña. El pedido directo al presidente norteamericano,
Barack Obama, es obvio, porque tiene la solución en sus manos.
Ya a estas alturas he diseñado tres carteles
y sus correspondientes piezas colaterales, como volantes, piezas para enviar
por correo, y otros medios. El que inició la campaña fue la mano de un hombre,
el segundo fue la mano de un niño, porque en ese momento estuve diseñando
también el cartel de “La Colmenita”, en su gira a los Estados Unidos, y quise
aprovechar el efecto ya causado por el primer cartel en ambos, ya que la
principal puesta del grupo teatral fue Abracadabra, pieza que planteaba el
mismo tema. El tercer cartel tiene la mano de una mujer negra, y estoy
trabajando en el cuarto, que será la
mano de un obrero de la tercera edad, mostrando el patrimonio humano de hombres
dedicados por entero a duras faenas, y que se unen al mensaje de esta campaña.
¿Cómo se siente un diseñador cubano, que
conoce la vida en las dos orillas del conflicto cubano, participando en la
campaña internacional a favor de la libertad de Los Cinco?
--Bueno, primero, me siento que despejé una
gran interrogante que ha sido motivo de pensamiento de muchos creadores, por
mucho tiempo: Si la obra de un artista, por el hecho de haberla creado fuera de
su tierra natal, era o no autóctona del país de su nacimiento. Sin dudas, para
mí el movimiento geográfico, aunque sea por generaciones, no borra ese hilo
conductor con el lugar de nacimiento; mi obra es tan cubana como si la hubiera
realizado toda en Cuba.
No se deja nunca de ser un ente
socio-consciente de la realidad de tu país por vivir en otro. Esta campaña
internacional viene a ser como el ideal de todo artista de mi profesión, que
muy pocas veces se logra obtener, de ver su trabajo reproducido por millones, y
llenando la necesidad de comunicación de
esa masa para la que fue creada. En el plano totalmente personal viene a ser la
culminación de mi carrera, el resultado de mi madurez profesional, lo cual me
llena del más agradable orgullo y de la más tierna sensación de haber cumplido
con mi deber.
Fuera de la mesa de dibujo, lejos de la
computadora, y como un simple cubano de a pie ¿qué mensaje le enviarías a Ramón
Labañino, Gerardo Hernández, Fernando González, Antonio Guerrero y René González?
--Bueno, mi mensaje ya está enviado a través
de “miles de gritos pegados en la pared” (como fue la definición sobre el
cartel de un gran afichista polaco). Ahora me falta recibir el mensaje de
ellos, para ver si están satisfechos con mi manera de “gritar”.
Jorge Martell junto al actor norteamericano Danny Glover, defensor de la causa de Los Cinco Héroes cubanos |
¿Cómo ha sido tu relación de trabajo con el
Comité Internacional por la Libertad de los Cinco Cubanos?
--Mira, hay dos situaciones en las que me he
sentido muy orgulloso, la primera y más importante, fue que después de trabajar
directamente con el “Comité Internacional por la Libertad de los Cinco
Cubanos”, con las compañeras Graciela Ramírez
y Alicia Jrapko, el Comité decidió que la campaña Obama… Give me five! será la única campaña
con que se manejará este evento.
La otra situación, fue cuando el actor Danny
Glover, me dejó saber de una manera muy agradable y llena de emoción, cuanto le
gustaba mi trabajo, felicitándome por haber creado una imagen y un texto tan
directo e impactante como pocas veces el había visto.
En general, he recibido felicitaciones de
colegas profesionales de mi país y de los Estados Unidos que han quedado
también muy impactados por mi trabajo, y no solamente diseñadores, si no, desde
intelectuales, hasta obreros, que han
sabido tener el detalle de dejarme saber lo que les había gustado mi trabajo,
cosa que quiero agradecer a todos públicamente y a Cuba, La Isla Infinita, en
especial, por darme la oportunidad de tener este diálogo con sus numerosos
lectores.
El placer ha sido nuestro Jorge, que junto contigo seguiremos gritando "Obama...Give me Five"
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