El escritor uruguayo
Eduardo Galeano afirmó hoy que la neutralidad es imposible en un mundo que se
divide entre indignos e indignados. O se es indigno o indignado, recalcó en
breve diálogo con la prensa a su llegada a esta capital, tras más de 10 años de
ausencia, invitado por Casa de las Américas, cuyo 53 Premio Literario
inaugurará el próximo lunes.
La crisis que sufre el
planeta ha llevado a muchos a aceptar lo inaceptable obligándolos a la
indignidad. Es por eso, agregó, que surgen movimientos, como el de los
indignados, que de pronto se vuelven peligrosamente contagiosos en todos los
países, destaca una nota de la agencia
Prensa Latina.
No hay quien pueda con
la capacidad de contagio que tiene la indignación, subrayó refiriéndose a los
movimientos sociales surgidos en varias naciones para expresar sus reclamos en
protesta contra la desigualdad y el desempleo.
A su juicio en todas
partes se respira una energía de cambios que busca manifestarse. Las
izquierdas, opinó, están en todos lados. Los procesos de cambios que de veras
se dan, crecen lentamente de abajo hacia arriba y de adentro hacia fuera. A
veces son silenciosos, casi secretos, pero existen en todas partes.
Vuelvo a Cuba sin
haberme ido porque esta isla siguió siempre viva dentro de mi, en mis palabras,
en mis actos y mi memoria, una memoria viva de todo lo que de ella recibí,
aseveró.
Nunca oculté mi
admiración por esta Revolución, ejemplo de dignidad nacional y solidaridad en
un mundo donde el patriotismo es un derecho negado a los países pequeños y
pobres, destacó.
Nunca conocí en mi vida
un país tan solidario como este, ninguna Revolución tan ofrendada a los demás
como esta, expresó.
Al referirse a su
relación con Casa de las Américas, mi Casa, dijo, destacó que en los inicios
fue un amor poco correspondido. Recuerdo como escribí Las venas abiertas...
para llegar a tiempo al concurso literario. Tanto esfuerzo y perdí en el
certamen, rememoró.
Laureado luego en tres
ocasiones, regresa a la institución para presentar su libro Espejos, una
historia casi universal, Premio Honorífico de Narrativa José María Arguedas
2011.
Es un texto, comentó, en
el que ofrezco una tentativa de ayudar a la recuperación del arcoiris terrestre
que contiene más colores y fulgores que el celeste.
Quería ayudar a
recuperar esos colores perdidos porque estamos ciegos, mutilados por una
largísima tradición de racismo, de machismo, elitismo, de militarismo y de
otros ismos que nos impiden descubrirnos en toda la plenitud de nuestra belleza
posible, apuntó.
A una pregunta sobre si
creía que el presidente estadounidense, Barack Obama, había leído su libro Las
venas abiertas de América Latina, que el gobernante venezolano, Hugo Chávez, le
obsequió en 2009, durante la Cumbre de Trinidad y Tobago, respondió que fue un
acto simbólico.
No creo que lo haya
leído. Fue, afirmó, una manera de decirle a Obama que existen otras voces
distintas a las que está acostumbrado a oír de sus asesores.
Sobre cómo ve a América
Latina expresó que hoy está caminando. Yo también camino, caminar es un
ejercicio imprescindible, creo que las ciudades se conocen o se reconocen con
los pies, se leen con los pies.
Lo mismo ocurre con los
procesos colectivos, agregó, cuando se viven como se deben vivir las cosas, se
camina, se anda. Así uno entra en otro, concluyó.
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