Suenan nuevamente las trompetas
romanas llamando a la guerra. El “combativo exilio histórico” de los
cubanoamericanos radicados en Miami se atrinchera una vez más, y esta vez el
monstruo de las siete cabezas a destruir, es nada menos que la Arquidiócesis de
la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana de la ciudad miamense.
No creo que el Arzobispo
Thomas Wenski imaginara que pudieran endilgarle tantos epítetos denigrantes.
Desde traidor, colaboracionista de tiranos, enemigo de los cubanos –los exiliados,
claro está-, hasta de ser el representante del Diablo en la tierra de los
emigrados.
Su única culpa: convocar
a una peregrinación a Cuba, compuesta de emigrados isleños que quieran
participar de los festejos durante la visita del Santo Padre Benedicto XVI a la
isla en marzo próximo.
El arzobispo Wenski ha
reiterado que el viaje del Papa a la Mayor de las Antillas, además de
fortalecer la fe católica en la isla, servirá como eslabón para unir a los
cubanos católicos dentro y fuera de ella. “Espero que cientos de personas
viajen a Cuba”, expresó Wenski “y será muy difícil cuantificar la cifra de
peregrinos”.
Después del anuncio de
la peregrinación, sus detractores –los mismos
detractores de cualquier acercamiento entre Cuba y su diáspora- comenzaron a
emitir ataques a diestra y siniestra contra el proyecto.
Las principales emisoras
de radio que están en manos de los “atrincherados exiliados”, dieron paso a
cuanto atacante estuviera disponible al teléfono. Entre muchas amenazas, sugirieron no
entregar más donaciones a la iglesia, dejar de ir a misa, protestar públicamente, y no visitar los
templos, como “respuesta” a la planeada peregrinación católica.
En 1997, en función de
obispo auxiliar de Miami, Wenski planificó otra peregrinación para ver a Juan
Pablo II durante su visita a Cuba. Ese peregrinaje de Miami a La Habana iba a
hacerse en un crucero con capacidad para mil pasajeros, pero fue cancelado por
el entonces arzobispo John Favalora ante una agitada y agria polémica entre líderes
políticos de la extrema derecha anticubana y los religiosos.
Después que el Vaticano
anunció que Benedicto XVI visitaría a Cuba, la sede principal de la Iglesia
Católica en la Florida ha recibido numerosas muestras de apoyo de feligreses
cubanos interesados en unirse a la delegación diocesana, indicó la portavoz de
la arquidiócesis, Mary Ros Agosta, subraya el Nuevo Herald.
El rector de la Ermita
de la Caridad, Juan Rumin Domínguez, ha notado que en semanas recientes
numerosos feligreses se han acercado a su santuario en Coconut Grove en busca
de información sobre el viaje a Cuba.
“La arquidiócesis está
respondiendo al deseo de muchos católicos”, aseveró Rumin. “En este año de
jubileo se ha inscrito en el lema ‘la Caridad del Cobre nos une’. Nos estamos organizando
aquí a la par de Cuba para estar en sintonía por los 400 años de la Virgen, así
que es natural que la gente de aquí quiera participar en la visita del Papa y
peregrinar al Cobre”.
Entre las parroquias
interesadas en inscribirse en el viaje que organiza la Arquidiócesis de Miami se encuentra Saint
Brendan, en Westchester, donde los feligreses ya tenían planificada una
peregrinación para este mes que fue pospuesta por dificultades logísticas.
El sacerdote Fernando
Hería dijo que al menos 60 de sus fieles tendrían los recursos para unirse a la
delegación de Miami. Entre ellos se encuentra su madre de 85 años.
Evidentemente, la
intolerancia de los “demócratas” de Miami no tiene límites. Les da igual que
sea contra gobiernos, contra iglesias o contra personas. Eso, definitivamente,
es lo que proponen, si alguna vez se consuma su trasnochado sueño de alcanzar el poder en
Cuba. Para ese entonces, que Dios coja confesados a 11 millones de
cubanos.
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