Nuestra Señora
de la Caridad del Cobre, o la Virgen de la Caridad del Cobre, Caridad
del Cobre o simplemente Cachita, es una de las advocaciones de
la Virgen María. Es la Patrona de Cuba, después del solemne nombramiento
proclamado por el Papa Benedicto XV, en el año 1916.
Posteriormente
en un viaje realizado por Juan Pablo II a la isla
de Cuba en el año 1998, coronó con gran dignidad a la Virgen como
Patrona de Cuba.
En el proceso de
transculturación que se produjo con los cultos afrocubanos, se identifica
con Oshún.
En un relato que
se conserva en el Archivo de Indias de Sevilla, hecho bajo juramento
eclesiástico setenta y cinco años después del suceso, el esclavo negro Juan
Moreno contó cómo ocurrieron los hechos.
Entre los años
1612 ó 1613, se realizó el hallazgo de la imagen de La Virgen de La Caridad. Juan
Moreno, "el negrito de La Caridad" nos cuenta como fueron en una
canoa en busca de sal, él y dos hermanos indios, Juan y Rodrigo de Hoyos.
Contó Moreno que
cuando salían de Cayo Francés (en la Bahía de Nipe) observaron algo flotando en
el mar, al acercarse vieron con asombro y alegría que se trataba de una imagen
de la Virgen María sobre una tablilla donde se podía leer: "Yo Soy La
Virgen de La Caridad".
Los jóvenes, que
habían ido en busca de sal, divisaron la imagen de la Virgen con el Niño Jesús
en brazos -la misma que hoy es objeto de veneración por los cubanos— que se
acercaba flotando en una tabla.
El santuario
inicial se construyó de manera improvisada, empleando hojas de guano y tablas.
Tras múltiples sucesos misteriosos ocurridos en torno a la imagen, ésta fue
llevada al que sería su santuario definitivo, a poca distancia de allí, en la
cima de una loma cercana a las minas de cobre.
Según documentos
antiguos que se encuentran en el Archivo General de Indias, la llegada de
la imagen de la Virgen de la Caridad a las serranías de la Sierra del Cobre, en
Cuba, se produjo cuando Francisco Sánchez de Moya, capitán de artillería,
recibió el 3 de mayo de 1597 un mandato del Rey Felipe II para que se
fuera a las minas de la Sierra del Cobre a defender aquellas costas de los
ataques de piratas ingleses.
El rey le hizo
el encargo de erigir una pequeña iglesia, lugar donde soldados y mineros
pudieran acudir a encomendarse y hacer sus oraciones a la adorada imagen de
la Virgen de la Caridad.
Antes de su
partida hacia el Nuevo Mundo, este Capitán mandó tallar en Toledo una
réplica de la Virgen de la Caridad, que fue la que llevó por mar hasta la isla.
La Historia se
mezcla con la leyenda cuando, setenta y cinco años después de la aparición, el
único testigo sobreviviente del "milagro", ya en plena senilidad,
hizo una declaración jurada donde involucra en el relato de la milagrosa
aparición al propio capitán Francisco Sánchez de Moya, quien había llevado la
imagen a la isla.
Durante las
guerras de independencia de Cuba iniciadas en 1868, las tropas del Ejército Libertador de Cuba manifestaban gran
devoción por la Virgen de la Caridad y se encomendaban a ella.
En 1915 los
veteranos de la Guerra de Independencia escribieron al Papa Benedicto
XV pidiendo que proclamara Patrona de Cuba a la Virgen de la Caridad
del Cobre. Unos años más tarde, el Papa Pío XI autorizó la
coronación canónica de la sagrada imagen.
Es en la mañana
del 20 de diciembre de 1936, cuando se realizó la coronación por
el entonces obispo de Santiago de Cuba, Monseñor Valentín
Zubizarreta.
En un homenaje y
reconocimiento al pueblo de Cuba, durante su visita a la Isla en 1998, El
Papa Juan Pablo II coronó y bendijo la imagen de la Patrona de Cuba
durante la tercera misa que ofició en nuestro país, celebrada en la Plaza
Antonio Maceo de la ciudad de Santiago de Cuba, el 24 de
enero de 1998.
El Papa Juan
Pablo II llamó a no olvidar nunca los grandes acontecimientos relacionados con
la Caridad y recordó el lugar singular que en la misión de la Iglesia ocupa
la Virgen María, de la cual el propio Papa era devoto.
En la
actualidad, las personas que visitan el Santuario suelen volver a sus hogares
con diminutas piedras donde brilla el cobre de la mina. Se dice que quienes las
poseen tanto colocadas en vasos de agua, como en bolsillos o bolsos, poseen una
especial protección contra los males, pues resultan metafóricos guardianes de
un futuro noble en lo personal y familiar.
El Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre
La Basílica de
la Caridad del Cobre es uno de los sitios religiosos más venerados por el
pueblo cubano. Llegados de diferentes territorios de la nación, los fieles
buscan en la Patrona de Cuba, el consuelo espiritual, la solución de sus
anhelos y problemas que afectan al ser humano.
Situada en El
Cobre, municipio de la oriental provincia de Santiago de Cuba, en el
promontorio de Santiago del Prado, posee tres naves, con una fachada principal
simétrica.
Su estructura
central concluye en una cúpula, las naves laterales están rematadas por torres
donde se enseñorean campanarios en un nivel más bajo. Su primer santuario en
1906 se desplomó producto a las explosiones y excavaciones de las minas. El
santuario del Cobre se proclama como basílica el 22 de diciembre de 1977 por el
Papa Pablo VI.
El actual
Santuario del Cobre, que ofrece misa cada mañana, se inauguró el 8 de
septiembre de 1927 y tiene un altar de plata maciza y otros
objetos ornamentales de gran valor. Debajo del Camarín de la Virgen se
encuentra la denominada Capilla de los Milagros, un pequeño recinto donde
los creyentes depositan disímiles ofrendas: joyas de oro y piedras preciosas, muletas,
entre otras riquezas de valores. Unas 500 personas acuden al lugar cada día.
El
Papa Pablo VI envió el 30 de diciembre de 1977 como
delegado suyo, al cardenal Bernardín Gantín, portador de la Bula Papal,
por la que se proclamó Basílica Menor al hasta entonces Santuario Nacional.
Se sabe que la
Virgen de la Caridad ha salido de su santuario sólo en cuatro ocasiones: en 1936, cuando
fue coronada por el Arzobispo de Santiago de Cuba; en 1952, en el
Cincuentenario de la República; en 1959, asiste al Congreso Nacional
Católico en La Habana, y en 1998, es coronada por el Papa Juan Pablo II en
la plaza Antonio Maceo.
El Premio Nobel
de Literatura Ernest Hemingway, vinculado afectivamente a Cuba, entregó la
medalla que le otorgaba tal distinción a la venerada Patrona. Dijo entonces que
lo hacía en reconocimiento al pueblo cubano, inspirador de su obra «El viejo y
el mar», por el cual recibió un Premio en Estocolmo.
Celebraciones
El hecho de que
la fiesta de la Virgen de la Caridad se celebre en Cuba el 8 de septiembre, el
mismo día que los cultos religiosos afrocubanos celebran la fiesta de
su orisha o diosa Oshún (deidad del amor y la belleza), hacen
que muchos piensen que el culto de la Virgen de la Caridad del Cobre sea un
fenómeno de sincretismo, algo bastante común en Cuba, en el que los santos
católicos se confunden o tienen su avatar en orishas con similares características
del panteón religioso afrocubano.
Transcripción del documento conservado desde el siglo
XVII en el Archivo de Indias, en Sevilla, España, y que narra el descubrimiento
de la Virgen de la caridad del Cobre
El documento fue
encontrado por el sabio cubano Leví Marrero, bajo el título Audiencia de Santo
Domingo, legajo 363
.
“En el lugar de
las minas de Santiago de Prado, en primero día del mes de Abril de mil
seiscientos ochenta y siete años, el Señor Beneficiado Juan Ortiz Montejo de la
Cámara, Cura Rector de la Parroquial de este dicho lugar, Juez Comisario, por
el señor Licenciado Don Roque de Castro Machado, Juez Oficial Provisor, y
Vicario general de la Ciudad de Cuba y su Distrito, por su Señoría muy
Venerables Señores y Cabildo de la Santa Iglesia Catedral De dicha Ciudad, a cuyo
cargo está el gobierno temporal y espiritual de este Obispado, sede vacante,
(signo ilegible) para que conste de la aparición y milagros de la SS.ma Virgen
María Madre de Dios y Señora Nuestra de la Caridad y Remedios, hizo parecer el
Capitán Juan Moreno, del cual fue recibido juramento por Dios y una cruz, que
hizo según forma de derecho, prometió decir la verdad de lo que supiere y le
fuere preguntado. Se le preguntó lo siguiente:
Fuéle preguntado
cómo se llama, de donde es natural, que edad, estado y oficio tiene. Dijo: que
se llama Juan Moreno, negro esclavo, natural de este dicho lugar, y que fue
capitán de este dicho lugar, y que es de edad de ochenta y cinco años y casado.
Y esto responde.
Preguntado,
declare lo que sabe en razón de la aparición de Nuestra Señora de la Caridad y
Remedios. Dijo que sabe este declarante que siendo de diez años de edad fue por
ranchero a la Bahía de Nipe, que es en la banda del norte de esta Isla
de Cuba, en compañía de Rodrigo de Hoyos y Juan de Hoyos,
que los dos eran hermanos y indios naturales, los cuales iban a coger sal y
habiendo ranchado en Cayo Francés que está en medio de dicha Bahía de
Nipe para con buen tiempo ir a la salina, estando una mañana la mar en
calma salieron de dicho Cayo Francés antes de salir el sol los dichos, Juan y
Rodrigo de Hoyos, y este declarante.
Embarcados en
una canoa para la dicha salina y apartados de dicho Cayo Francés, vieron una
cosa blanca sobre la espuma del agua que no distinguieron lo que podría ser, y
acercándose más les pareció pájaro y ramas secas. Dijeron dichos indios, parece
una Niña, y en estos discursos, llegados reconocieron y vieron la imagen de
Nuestra Señora de la Virgen Santísima, con un Niño Jesús en los brazos sobre
una tablita pequeña, y en dicha tablita unas letras grandes las cuales leyó
dicho Rodrigo de Hoyos y decían: “Yo Soy la Virgen de la Caridad”, y siendo sus
vestiduras de ropaje se admiraron que no estaban mojadas.
Y en esto llenos
de gozo y alegría, cogiendo solo tres tercios de sal se vinieron para el Hato
de Barajagua donde estaba Miguel Galán, Mayoral de dicho Hato y le
dijeron lo que pasaba, de haber hallado a Nuestra Señora de la Caridad.
Y el dicho
Mayoral muy contento y sin dilación envió luego a Antonio Angola con la noticia
de dicha Señora al Capitán Don Francisco Sánchez de Moya, que administraba las
minas de dicho Lugar, para que dispusiese lo que había de hacer, y mientras
llegaba la noticia pusieron en la casa de vivienda de dicho Hato un altar de
tablas, y en él a la Virgen Santísima, con luz encendida, y con la referida
noticia, el dicho Capitán, Don Francisco Sánchez de Moya, envió orden al dicho
Mayoral Miguel Galán que viese una casa en dicho hato, y que allí pusiese la
Imagen de Nuestra Señora de la Caridad, y que siempre la tuviese con luz.
Y para ello le
envió una lámpara de cobre y se hizo la casa cubierta de guano cercada de
tablas de palma. Y puesta en su altar esta Divina Señora dicho indio Rodrigo de
Hoyos cuidaba de encender la lámpara, yendo de noche a reformar dicha lámpara,
no hallaba a esta Divina Señora en su altar, y dando voces dicho Rodrigo de
Hoyos al Mayoral y demás personas que venían, hasta veintiuna las personas que
estaban en dicho Hato de Barajagua, les decía que la Virgen Santísima no estaba
en su altar.
Y haciendo todas
las diligencias no la hallaban en su casa. Y al otro día por la mañana,
volviendo a la casa, la hallaron en su altar, los vestidos mojados. Y esto se
vio por dos veces, de cuyos milagros el Mayoral Miguel Galán dio aviso al
Capitán Don Francisco Sánchez de Moya, el cual, luego que tuvo la noticia,
dispuso que fuese al dicho Hato de Barajagua el Padre Bonilla, religioso de San
Francisco, y no se acuerda de su nombre, solo sabe y se acuerda que estaba
administrando el curato de este Lugar de las Minas del Cobre, y con toda
prevención de cera le despachó acompañado de toda la Infantería del Real de
estas minas y mucha gente de su población para que trajese a la Virgen
Santísima, como lo hizo, en unas andas en procesión y la pusieron en un altar
en la Iglesia Parroquial de este lugar, donde tenían a esta Divina Señora de la
Caridad mientras le hacían una ermita, y deseando fuese en parte de su
santísimo agrado le encomendaron al Espíritu Santo.
Y para ello le
hicieron una fiesta de Misa cantada y sermón, y discurriendo hacer Santa ermita
encima de una loma que llaman la cantera se vieron tres luces arriba del cerro
de la mina en derecho de la fuente. Y dichas luces se aparecieron y vieron por
tres noches continuas con admiración de todos, y luego se desaparecían. Y por
este milagro eligieron el Lugar donde se veían las luces para la ermita y Santa
Casa de esta Divina Señora de la Caridad que hoy está en dicho cerro haciendo
muchos milagros con los devotos que la llaman, y muchos frecuentan esta Santa
Casa, viniendo a novenas de la Ciudad de Cuba, dista cinco leguas poco más o
menos, y de la villa de San Salvador del Bayamo, que dista más de treinta
leguas.
Preguntando,
diga los milagros que han llegado a su noticia de los muchos que esta Divina
Señora de la Caridad ha hecho con los que invocan su Divino favor desde que
tiene su Santa Casa en el dicho cerro de la Mina hasta el presente. Dijo que
son muchos los milagros que ha hecho y hace cada día esta Divina Señora, que
hoy está en su Santa Casa como dos cuadras más al Oeste de donde se hizo la
primera Casa sobre dicho cerro de la Mina, la cual se retiró por estar el
terreno más capaz, porque en el de la primera Casa estaba muy inmediato a la
mina y arriesgado.
Como se vio
estando el hermano de Mathias de Olivera, servía a la Virgen Santísima de la
Caridad, arrimado a una cerca de palos que guarnecía la parte de la Mina a
librar del peligro a los que viniesen a la primera Casa, despidió la cerca y
cayó nuestro hermano Mathías de Olivera en dicha mina que es profunda, y como
se ve con el riesgo de que si alguno cae parece imposible escapar con la vida,
y al caer estaba una mata de Magüey en aquella parte de la mina y a las voces
que daba acudió la gente del Lugar y le vieron asido de una penca de Magüey de
la dicha mata.
Y estaba llamando Virgen Santísima de la
Caridad, y le sacaron echándole unas sogas de que se agarró y solo por la
providencia de esta Divina Señora pudo mantenerse en dicha penca de Magüey,
siendo tan pequeña, y dicho Mathías de Olivera hombre corpulento, el cual,
dando muchas gracias a Nuestra Señora de la Caridad decía que así que se
despidió la cerca llamo a esta divina Señora, y se halló en el aire mantenido
en dicha penca de Magüey.
Y supo por
haberlo oído decir ha dicho hermano Mathías de Olivera y a otras muchas
personas, que habiendo faltado la manteca para la lámpara, que solo había la
que estaba en dicha lámpara, que era muy poca, yendo dicho hermano a reconocer
dicha lámpara, la halló llena de aceite, y se vio que duró dicho aceite dos días
continuos hasta que vino manteca que se estaba aguardando de fuera del lugar, y
oyó decir por muy cierto y notorio en este Lugar, que por dos veces halló el
hermano Matías de Olivera a esta Divina Señora de la Caridad no estar en su
altar y cuando venía la hallaba todos los vestidos mojados, y oían los que
estaban en el trabajo de la Mina que dicho hermano decía: ¿De dónde venís Señora?
¿Cómo me dejas aquí solo? ¿Por qué ensuciáis los vestidos si sabéis que no
tenéis otros ni dineros con que comprarlos? ¿Cómo los traes mojados, de adonde venís
mojada?
Y que esto fue
tan patente que se repartieron los vestidos en reliquia. Y en una ocasión fue
tan grande la seca que hubo, que se secó el río que pasa por medio de este
lugar, y la fuente que nunca se seca se secó aquella vez y pasaron mucho
trabajo, yendo más de tres cuartos de legua a buscar el agua.
Se dispuso hacer
una rogativa a la Madre de Dios de la Caridad bajándola de su Santa Casa a la
Iglesia Parroquial de este lugar y sacando a esta Divina Señora de su Santa
Casa, que habría andado como dos leguas se levantó un gran viento y comenzó a
llover tanto que volvieron a la Santa Casa y Pusieron en su altar a la Virgen
SS.ma., y en un instante creció el río y cesó la seca. Siendo los milagros que
esta Divina Señora hace muchos, siendo la manteca de su lámpara general remedio
para todas las dolencias.
Y que por muerte
del hermano Mathías de Olivera, de allí a algunos días entró el hermano Melchor
de los Remedios, el cuál invocaba a la Virgen SS.ma. Señora Nuestra de la
Caridad y Remedios, y así le llamarían todos en todas sus necesidades y en su
Santísimo Rosario que le rezan todas las tardes a coros en su Santa Casa, le
invocan Virgen SS.ma. María Madre de Dios y Señora de la Caridad y Remedios.
Todo lo cual es la verdad, y así lo afirma como cristiano.
Leyéndosele de
verbo ad verbun esta su declaración dijo estar bien escrita y se ratificó. No
firmó porque dijo no saber escribir.
Fírmalo su
Merced de que doy fe. El Beneficiado Juan Ortiz Montejo de la Cámara. Ante mí:
Antonio González de Villarroel. Notario Mayor Público.”
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