Julio Estorino (izq) y Enrique Encinosa, frente a sus micrófonos en Miami |
Cuba, la isla infinita comparte con sus
lectores, una serie de trabajos publicados en el sitio digital de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), donde se revelan los resultados de investigaciones
que ponen al descubierto esta sucia campaña mediática contra los Cinco antiterroristas cubanos presos en Estados Unidos, donde sus protagonistas
fueron los representantes de esa mal llamada “prensa libre”, subordinada hasta
el tuétano a los intereses más repugnantes del Imperio, en su afán por destruir
la Revolución Cubana.
Encinosa
y Estorino, dos caras de una misma moneda
Ambos llevan decenas de años presentándose
ante las cámaras de televisión y los micrófonos de la radio como expertos en numerosos
temas. Destilar odio y sed de venganza contra Cuba ha sido su modo de vida en
Miami. Les han pagado mucho dinero…
En los dos anteriores capítulos presentamos
a Enrique Encinosa y a Julio Estorino, ambos con un gigantesco expediente de
vínculos con acciones y promoción del terrorismo si de derribar al gobierno de
Cuba se trataba.
Como fueron y son hijos de la CIA y vaya a
saber si de otros aparatos de inteligencia y agencias del gobierno de Estados
Unidos, se refugiaron desde hace muchos años en emisoras de radio y periódicos
de Miami, presencia que les ha creado un aval de periodistas, lo que hizo
posible que estuvieran entre los favorecido$$$ por el gobierno de Washington
antes, durante y después del proceso judicial contra los Cinco.
Y como en el pasado lo sirvieron en lo que
se les pidió –o mejor decir, se les ordenó—para influir en la decisión del
Jurado.
Nos queda aún mucho por decir sobre estos
dos personajes, de cosas que están casi al final del expediente sobre el
escándalo de los periodistas pagados por Washington hecho por el Comité
Nacional (de Estados Unidos) por la Libertad de los Cinco.
El periódico Miami New Times publicó el 13 de febrero de 1997, época en que se
produjeron varios atentados terroristas en hoteles y otras instalaciones
turísticas en La Habana, un reportaje sobre La Voz de la Resistencia, una
emisora que transmitía hacia Cuba y que muestra la entraña criminal y
terrorista de su director Enrique Encinosa. Reproduzco algunos fragmentos de
ese trabajo escrito por la reportera Kathy Glasgow:
“Una noche cada semana, tres exiliados
cubanos caminan a través de un alto portón y un descuidado patio cubierto de
vegetación de una casa en Westchester.
De a uno pasan por una larga mesa llena de
folletos y papel es en lo que solía ser la sala de estar, y luego por un
pasillo hacia un dormitorio convertido en un estrecho estudio de radio. Un hombre
espera cerca de una antigua grabadora de cinta y una desgastada mesa de sonido.
Luego, por media hora, los exiliados se sientan delante de malogrados
micrófonos y comienzan a instruir al pueblo de Cuba sobre oscuras artes de
sabotaje, incendios y asesinatos.
A continuación la apertura de una de esas
sesiones de grabación, grabadas este pasado diciembre: "Considerando que
la zafra está a punto de comenzar y es casi año nuevo, queremos empezar esta
nueva etapa con una revisión y explicación, con el entendimiento de que los que
están en la isla están sufriendo. Ahora, la zafra de este año debe ser
destruida.
En el pasado, Castro prometió diez millones
de toneladas. Ahora deben ser diez millones de actos de sabotaje. Cubanos,
exhortamos a cada uno de vosotros a destruir las chancadoras de los molinos de
azúcar lanzando trozos de tubería de plomo o tornillos en la caña que se está
procesando. Afloje o dañe partes de los mecanismos. También incendien los
cañaverales. Esto se puede hacer mojando con un poco de gasolina o combustible
líquido un saco de tela vacío. Encienda el saco y deje que se queme unos
minutos, luego apague el fuego. Por la noche tire el saco en el cañaveral. Al
día siguiente el calor del sol hará que elsaco se encienda por sí solo de
nuevo”.
Y añade
el reportaje de Kathy Glasgow:
El que habla, Enrique Encinosa, tiene 47
años de edad (…), es un escritor de ficción y libros sobre la historia de Cuba.
Encinosa y sus colegas luego pasan a detallar métodos para la quema de
almacenes y averiar los vehículos del gobierno. Dejarán para otras sesiones de
grabación instrucciones para destruir computadoras, descarrilar trenes,
ocasionar cortocircuitos en sistemas eléctricos y redes eléctricas, espantar
turistas de los hoteles lujosos, incluso para asesinar selectivamente a
funcionarios comunistas de alto rango.
Estas y otras recetas para el caos están
siendo transmitidas a Cuba a través de un programa de radio de onda corta
llamada La Voz de la Resistencia. El programa de media hora se graba en esta
casa que sirve como sede de la Radio CID (Cuba Independiente y Democrática),
una estación de onda corta fundada por el líder exiliado Huber Matos, un ex
rebelde mayor del ejército cubano…
La Voz de la Resistencia y otros programas
de radio CID se transmiten desde una emisora cuya exacta ubicación en
Centroamérica es un secreto muy bien guardado. (…) Encinosa, junto con el
cardiólogo de Coral Gables de 69 años de edad, Armando Zaldivar y Ramón Ramos,
un contratista de 63 años de edad, ha producido La Voz de la Resistencia
durante unos quince meses, pero hasta hace poco tiempo fueron reacios a hablar
sobre el programa en los medios de comunicación en inglés, preocupados q ue
dicha revelación podría atraer el escrutinio de las autoridades federales,
debido al contenido sedicioso de La Voz de la Resistencia. Como las emisiones
se originan fuera de los EEUU, los reguladores federales de telecomunicaciones
no tienen jurisdicción. Además, un vocero de la Oficina del Fiscal de EEUU en
Miami dice que es casi seguro que el programa está protegido por las
disposiciones de libertad de expresión en la Constitución de los EEUU.
Junto con la recargada retórica y llamadas
inflamatorias a la acción escuchadas comúnmente en las ondas radiales AM en
español de Miami, innumerables emisiones anticastristas llegan a Cuba en las
bandas de onda corta. Radio Martí del gobierno de EE.UU. y la estación de la
Fundación Nacional Cubano Americana, La Voz de La Fundación, son las más
prominentes. Pero La Voz de la Resistencia lleva ese formato a su extremo.
“¿Estamos por el derrocamiento del gobierno cubano? Sí, lo estamos",
declara el barbudo Encinosa, dándole una rápida fumada a un Kool.
A pesar de su relativa juventud, ha
participado durante décadas en actividades tanto pacíficas como paramilitares
anticastristas. El autor de tres libros sobre la lucha armada en Cuba conduce
un programa de entrevistas de media hora en WQBA AM (1140). “No decimos que
tenemos un ejército de la resistencia dentro de la isla, o unidades de
comandos. Lo que tenemos es una línea directa por radio para explicar formas de
resistencia y fomentar actos de resistencia”.
Enrique Encinosa habla de resistencia, pero
en realidad es un típico terrorista. Fue miembro de una organización llamada
Abdala, creada en Nueva York en 1968, y la cual participó en acciones violentas
contra la misión diplomática de Cuba ante Naciones Unidas y la presencia de
grupos culturales y artísticos cubanos en Estados Unidos.
A Abdala se le he señalado como gestora,
junto con la organización Omega, del asesinato del diplomático cubano Félix
García, baleado en el barrio de Queens, en Nueva York. Abdala publicaba un
libelo propagandístico mensual con una tirada de 30 000 ejemplares y organizó
una emisora de radio clandestina que trasmitió contra Cuba durante la década de
los años 70.
Sus principales cabecillas se integraron
posteriormente a la agrupación terrorista anticubana Frente de Liberación
Nacional de Cuba, (FLNC), la llamada Organización para la Liberación de Cuba
(OPLC), dirigida por Ramón Saúl Sánchez Rizo y a los Jóvenes de la Estrella .
La vinculación pública de Abdala con el FLNC
puso de manifiesto su carácter terrorista, ya que hasta esos momentos se había
presentado como una supuesta organización de carácter cívico, integrada por
jóvenes de origen cubano empeñados en contrarrestar el movimiento estudiantil
progresista opuesto a la guerra en Viet Nam y que reclamaba una política más
realista hacia Cuba.
Entre sus principales cabecillas se
encontraban los terroristas Orlando Gutiérrez, posteriormente integrante del
llamado Directorio Democrático Cubano; Leonardo Viota, apodado El Químico, por
sus habilidades en la manipulación de explosivos; Enrique Encinosa Canto; Pedro
Solares; Cesar Sánchez; José Choréns y Gustavo Marín Duarte, su principal
promotor.
Julio Armando Estorino es de igual calaña
que Encinosa, y lleva decenas de años presentándose ante las cámaras de
televisión y los micrófonos de la radio como un experto en numerosos temas,
incluido por supuesto el de Cuba. Destilar odio y sed de venganza contra Cuba
ha sido su modo de vida en Miami.
Le han pagado mucho dinero por eso, en Radio
y TV Martí, en la WWFE La Poderosa, Radio Paz, la WQBA, El Diario de las
Américas y El Nuevo Herald, entre otros medios.
Por hacer el programa El Portal de Miami, ha
recibido 33 mil dólares anuales en Radio Paz desde 1997; 12 mil dólares le pagó
La Poderosa por año; en Radio Martí hizo el programa “Tempranito y de mañana”
desde marzo de 1998 hasta agosto de 2001, que se extendía por tres horas
diarias, por las cuales recibía 150 dólares por cada transmisión; hizo el
espacio Detrás de la Noticia, de la WQBA, y desde 1992 a 1997, le pagaron 63
mil dólares por año. Lo que le pagaron por sus artículos en Diario de las
Américas o el Nuevo Herald se desconoce.
Al igual que Encinosa y el resto de los
periodistas pagados por Washington, en sus comentarios y artículos la línea de
pensamiento de Estorino ha sido defender a José Basulto y los Hermanos al
Rescate, presentarlos como víctimas, reforzar la acusación de la fiscalía de
que hubo “conspiración para matar” en el caso de Gerardo Hernández Nordelo y
atemorizar al Jurado con mentiras tales como que los servicios de inteligencia
de EE.UU. descubrieron que la red de espías denominada Avispa había localizado
puntos de infiltración de armas y explosivos en las costas estadounidenses o
que Cuba estaba prestando o vendiendo los servicios de inteligencia a grupos
terroristas islámicos o naciones poderosas interesadas en llevar a cabo actos
terroristas en territorio norteamericano.
Han sido, en fin, mensajeros de un diluvio
de mentiras que formaron parte de la guerra de propaganda orientada y pagada
por el gobierno de Estados Unidos para lograr condenas excesivamente elevadas e
injustas contra los cinco luchadores antiterroristas cubanos.
(Los
datos aquí ofrecidos han sido extraídos de textos de los PDF del ComitéNacional (de Estados Unidos) sobre los periodistas pagados por Washington para
el caso de los Cinco)
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