Por Yadira
Escobar*
Fidel Castro es más amado que odiado hasta
el día de hoy numéricamente hablando. Aquí en Miami viven la mayoría de sus
odiadores, pero han ido envejeciendo. Pertenecen a la generación de Fidel
Castro, y algunos fueron muy afectados por las profundas transformaciones de la
sociedad cubana.
La juventud emigrada anda por otros caminos,
y como es lógico mira hacia adelante, dejando detrás todo ese odio y rencor del
otro bando. Los pocos jóvenes que en Miami tienen fe en el capitalismo, tampoco
admiran a la vieja derecha que habla sin parar de “la dorada Habana” de casinos
y diversión, y algunos aseguran que fue esa generación la que puso a Fidel en
el poder.
¿Qué joven de izquierda no admira románticamente
a los que se enfrentan a poderosas fuerzas? Por ese camino andan los jóvenes
que en la isla todavía admiran a Fidel Castro. Ellos han visto como Fidel ha
envejecido, pero nunca ha perdido frente a sus enemigos, e inevitablemente se
inspiran en él.
También hay jóvenes cubanos en la isla muy
ansiosos por vivir en la sociedad del consumo más potente del planeta, atraídos
con mayor fuerza por la increíble distancia de solo 90 millas.
Esos jóvenes aunque traten de alcanzar las
costas de la Florida en pequeñas balsas, o viajen de país en país con el
propósito final de acogerse a la ley de ajuste cubano, tampoco son odiadores de
Fidel, porque no son parte de las clases sociales afectadas materialmente por
la revolución popular.
Ellos llegan a Miami como inmigrantes
económicos, y en cuanto pueden vuelven a Cuba llenos de regalos para sus amigos
y parientes, no involucrándose en el antiguo conflicto entre Fidel y la
ultraderecha.
Si Fidel Castro hubiese sido derrotado por
las acciones de la CIA en los 60, o por un golpe de estado traidor en los 90
tras la caída del muro de Berlín, o incluso por una rebelión popular en medio
de las miserias del periodo especial, Cuba hoy sería un país sin democracia,
pobre y lleno de injusticias sociales.
Geográficamente sería un país envejecido tal
y como es hoy y el voto de las personas de la tercera edad no sería a favor del
neoliberalismo salvaje. A las personas maduras no se les puede venir con el cuento
del “salvase quien pueda”.
Fuera más bien un país con un fuerte voto de
izquierda, y como a la derecha no le gustaría la gracia de que el pueblo
eligiera un modelo socialista por la vía electoral burguesa, con seguridad que
tendríamos en Cuba a un nuevo Batista imponiendo las reglas del mercado para
beneficio del capital internacional, y no del cubano de a pie.
Si sumamos a eso, la eliminación de la ley
de ajuste cubano, porque ya no seria necesaria para engañar el espíritu
nacional, tendríamos un escenario bastante alejado del que imaginan los tontos
que piensan que los jamones vienen en paracaídas lanzados por el US Army.
Si en esa Cuba imaginada por la reacción, la
derecha se hubiera atrevido a establecer la democracia representativa, habría
entonces elecciones, pero nunca democracia, porque los partidos del dinero mal
habido dominarían las instituciones.
Cuba es un país del tercer mundo, y eso es
muy duro de aceptar por algunos cubanos que miran tanto hacia el norte que
confunden las cosas elementales. Si uno se va al Brasil, o a Colombia, o a
Centro América y se pone a caminar millas y millas por los barrios de cualquier
ciudad latinoamericana, puede observar siempre el mismo panorama; muchachos
jóvenes sin camisa, en chancletas (mete-dedos) sentados en las esquinas en
un permanente desempleo y rodeados de
viviendas humildes, despintadas y llenas de cordeles con ropa que se seca al
sol.
Ese es el mundo real en toda Latinoamérica y
viven en medio de un capitalismo que Miami le pinta a Cuba como fórmula hacia
la opulencia. En esos barrios inmensos de Latinoamérica no anda la subversión
con dinero del USAID regalando juguetes baratos, ni encendiendo mechas de
rebelión.
Más
bien anda el narcotráfico buscando jóvenes que reclutar para la guerra bárbara
contra la sociedad civil. Los jóvenes cubanos saben estas cosas, y eso explica
porque no se suman al entusiasmo de la extrema derecha contra Fidel Castro.
Fidel Castro dijo un día: La historia me
absolverá. Como Fidel ya no es jefe del estado cubano, y la revolución no fue
derrotada en sus inicios, llegó a
institucionalizarse. Es totalmente improbable que de manera natural el país
desmantele su propio estado.
Las reformas del nuevo gobierno tienen como
objeto modernizar y hacer sustentable el socialismo, y Fidel Castro al margen
de estos cambios tampoco se ha opuesto a ellos, de manera que los cambios se
producen en un ambiente de estabilidad que probablemente conduzcan hacia una
Cuba mejor.
Entonces, con seguridad Fidel quedara en la
historia de Cuba como un líder que guió una revolución en medio de numerosas
crisis, errores y batallas propias de la guerra fría, y que se retiró del poder
a principios del siglo XXI.
Los jóvenes de hoy serán los ancianos del
futuro, y no me imagino que tengan el mismo discurso de los actuales ancianos
de la derecha en Miami.
NOTA:
Este es el primer post (creo) que hago sobre Fidel Castro. Les pido calma a los
lectores que se encuentren en este punto algo crispados pues esto es solo un
análisis sobre la figura del ex-presidente. No hay porque subirse la presión
por leer su nombre.
*Yadira
Escobar – joven cubanoamericana residente en Miami, nacida en la provincia de
Camagüey, Cuba, en 1988, y que emigró junto a su familia a Estados Unidos con
solo seis años de edad, autora del blog de Yadira
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