Culminación
de la operación
En Octubre de 1962, el Gobierno de Estados
Unidos suprimió unilateralmente los vuelos directos. Quedaron detrás cerca de
50 mil jóvenes cubanos a los que habían entregado visa Waiver y con esa
arbitraria medida no pudieron emigrar como era el deseo de sus padres. Según un
estimado conservador, cerca de 150 mil familiares de los niños sacados por la
Operación Peter Pan recibieron visa y pudieron emigrar a Estados Unidos antes
de la Crisis de Octubre.
En horas de la tarde del 22 de octubre de
1962 partía por última vez el vuelo No. 422 de la Pan American que cubría el
itinerario regular Habana-Miami, con los últimos niños que serían sacados de
Cuba por la Operación Peter Pan.
Según cifras aportadas por autoridades
eclesiales de Miami, entre el 26 de diciembre de 1960 en que salió el primer
grupo y el 22 de octubre de 1962 que llegó el último a Miami, fueron sacados de
Cuba a través de la Operación Peter Pan un total de 14 048 niños sin
acompañantes.
Centros
de acogida
Uno de los problemas iniciales ocurrido en
los campamentos fue el arribo de muchachos no previstos, a quienes sus padres
los mandaban a Estados Unidos, unos por participar en actividades conspirativas
en los colegios o instituciones laicas católicas y otros que podían ser una
vergüenza para los familiares en Cuba y temían que se convirtieran en
comunistas. La mayoría de esos niños sufrió un gran trauma que desembocó en
desarraigo.
Al respecto, el doctor Carlos Cortina,
representante de la Iglesia Cristiana Reformada de Estados Unidos, reconoció en
1962, en una audiencia del subcomité que investigó los problemas relacionados
con los refugiados cubanos, del Comité Judicial del Senado de Estados Unidos,
que muchos de los niños fueron sacados de Cuba por sus padres en contra de su
voluntad, ya que según el testimoniante simpatizaban con las ideas de la
Revolución, eran miembros de la Organización de Pioneros o de otras
organizaciones revolucionarias.
Ello obligó a mantener los dos grupos
apartados en los campamentos y enfrentó a los encargados de su atención con un
problema que nunca antes habían conocido y del cual no tenían idea de cuándo
finalizaría.
Fue así como súbitamente ambos grupos se
vieron sometidos a un régimen estricto, donde, incluso, tenían que ir a la cama
temprano y se les limitó la comunicación con sus familiares en Cuba, por lo que
los muchachos indudablemente fueron infelices.
El padre Francisco Palá, quien fuera el
primer administrador de Camp Matecumbe, inaugurado en julio de 1961, relató que
en ese campamento se albergaron los jóvenes de edades más problemáticas, entre
15 y 18 años, los cuales dormían al inicio en tiendas de campaña, que se
mojaban cuando llovía y todo se inundaba. Con una capacidad para solo 100
personas, se hacinaban hasta 500 jóvenes que disponían únicamente de dos duchas
para su aseo personal.
Imperaba la ley de la fuerza, solo el más
fuerte sobrevivía. Los robos, las peleas, etc., eran constantes. El padre
Francisco Palá tenía una oficina con aire acondicionado de la que nunca salía.
Orfelinatos
El Orfelinato de San Vicente, situado en
Vincennes, estado de Indiana, constituyó para los niños cubanos un verdadero
campo de trabajo esclavo. Las monjas utilizaban a los niños en las cosechas de
maíz, manzanas, cerezas, etc., apropiándose íntegramente de los ingresos que
recibían de los granjeros propietarios de los campos donde realizaban esos
trabajos, sin que los menores recibieran gratificación alguna por ello.
El Orfelinato Saint Vicent, de Philadelphia,
bajo los auspicios de monjas alemano-americanas, recibió igualmente a niños
cubanos. Estos niños fueron igualmente víctimas de la discriminación por parte
de la población local, que, al conocer que eran cubanos y estaban en el
orfelinato, les impedían toda relación con las muchachas del lugar y mucho
menos visitarlas en sus casas. Todos eran varones, reprimidos por la severidad
del orfanato, con la ardiente nostalgia de la familia y la desesperada
incertidumbre del futuro. El encierro los llevó a la violencia del trato de
unos con los otros, y a los conflictos, que se multiplicaron entre ellos.
No fue hasta el 9 de marzo de 1962, a pesar
de la supuesta libertad de prensa existente en ese país, que se publicó el
primer reportaje noticioso, cuando Steven Van Beeler, del Cleveland Plain
Dealer, rompió el pacto de silencio periodístico y pretendió publicar una
historia detallada de la operación, al observar en un barrio a un grupo de
niños cubanos viviendo con familias norteamericanas y al indagar qué hacían
allí, para no llamar su atención le respondieron que se trataba de un asunto de
relaciones públicas.
Ante la nueva situación creada y en medio de
la Crisis de Octubre, los organizadores de la Operación Peter Pan tomaron
algunas medidas para aliviar la situación de hacinamiento imperante en el
campamento Matecumbre y proceder al cierre de Kendall por necesidades del Dade
Country Public Welfare Department. A finales de Octubre de 1962, la parte de la
base de la marina cercana a Opa - Locka, que había sido acondicionada como centro
de recepción, albergue y escuela de los niños cubanos, tuvo que ser rápidamente
abandonada, al menos temporalmente, debido a requerimientos militares.
Como consecuencia de ello, los niños más
jóvenes fueron reubicados en el campamento de Florida City donde el
hacinamiento había sido aliviado en parte por la anexión de un tercer bloque de
apartamentos.
En Matecumbe, los dormitorios ya resultaban
insuficientes e inadecuados para la capacidad que ya tenía instalada, fue
necesario utilizar el gimnasio y la sala de recreo como dormitorios para los
niños que fueron enviados por el cierre de los otros campamentos militares
devenidos albergues para los niños cubanos cuando se inició la Operación Peter
Pan y que cuando se amenazaba, incluso, con una agresión nuclear al pueblo de
Cuba, era utilizados nuevamente para reemplazar a dichos niños por soldados
dispuestos a agredir a su propia patria, en la cual aún vivían muchos de los
padres y familiares más cercanos.
El 31 de octubre de 1962 el Catholic Welfare
Bureau envió unos 190 niños a otras comunidades para su cuidado, permaneciendo
aún en esa situación 142 de ellos. Walsh todavía tenía 77 muchachos en Miami,
10 de ellos en un pequeño hogar de la Iglesia Metodista y el resto en Foster
Homes.
Por su parte, la United HIAS Service, que
había obtenido una amplia experiencia desde épocas de Hitler en la atención a
niños refugiados, tenía organizada una amplia red de agencias judías a través
de todo el país, por lo que para el 31 de octubre de 1962 ya tenían fuera de
Miami 117 menores dentro de su programa. Casi todos ellos fueron destinados a
Foster Families por lo que para esa fecha aún permanecían 54 muchachos en esta
situación.
En Diciembre de 1962, Robert M. Ball,
comisionado de Seguridad Social, reconoció, ante un subcomité del senado, que
alrededor de 4 mil niños cubanos se mantenían en Casas de Adopción o con grupos
financiados para su cuidado con fondos federales, que aún no se habían podido
reunir con sus padres o familiares. Una tercera parte de estos niños se
encontraban albergados en el área de Miami, mientras que las dos terceras
restantes se localizaban en 116 comunidades de 41 estados.
Las edades de los niños sacados de Cuba
mediante la Operación Peter Pan fluctuaban entre meses de nacidos y 18 años de
edad.
Tomado
del sitio digital Ecured
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