Como en los planes iniciales de Mongo Grau
se contemplaba la necesidad de crear un equipo que se dedicara a la
falsificación de documentos migratorios, este se dirigió al también agente de
la CIA Israel Padilla Frades (Borico): quien con una pequeña organización de
falsificación se encargó del asunto y fue el primero en estampar los visados
falsos en los pasaportes de la Operación Peter Pan, con ello se honraba y
reconocía la calidad de su trabajo.
A esta red de falsificadores, bajo la
dirección de Israel Padilla Frades, pertenecieron los también agentes de la
CIA, Albertina O'Farril de la Campa, Manuel de Jesús Companioni Sousa, Alicia
Thomas Chinique y Leopoldina Grau Alsina (Polita). Estos falsificaron los
visados tanto en pasaportes cubanos, como británicos, franceses, o de cualquier
nacionalidad.
La participación de Polita Grau en la
falsificación de pasaportes y visas fue públicamente reconocida en la
entrevista que le ofreciera al periodista cubano Luis Báez, señalando al
respecto que cambiaban en los pasaportes de personas fallecidas, los nombres,
los números y los ponían aptos para viajar. Como no había embajada
norteamericana, Polita aseguró que ellos se convirtieron en una especie de
consulado clandestino con el acuerdo tácito de las autoridades norteamericanas.
Los expertos falsificadores de la red de
Mongo Grau usaron todo tipo de estratagemas para sacar además por la Operación
Peter Pan a espías y terroristas prófugos de la justicia.
La persona de más edad sacada del país por
esta vía fue René Véliz, a quien con 37 años de edad lograron falsificarle el
pasaporte de un joven de 17 años, aprovechando las características físicas de
este terrorista implicado en un fallido plan de sabotaje mediante el cual se
pretendió volar la refinería de petróleo que había sido nacionalizada a la
Shell Oil.
Todo contacto oficial, como establecía la
carta del Catholic Welfare Bureau, llegaba a Mongo Grau por mediación de Penny
Powers, a quien aquel señaló como una agente de la inteligencia británica que
le servía de enlace con la embajada inglesa en La Habana, con las aerolíneas
Pan American y KLM y la Iglesia Católica en Miami.
Para la recolección y confirmación de los
nombres de los niños que sacarían por la Operación, Grau reclutó al sacerdote
Raúl Martínez González, párroco de la iglesia de Santa María del Rosario, quien
designó a dos de sus feligresas la misión de recorrer todo el país para
contactar a otros sacerdotes que serían los encargados de confeccionar las
listas con los nombres de niños cuyos padres deseaban enviarlos a Estados
Unidos.
Con una frecuencia quincenal estas visitaban
la casa de los Grau y entregaban los listados con los nombres de niños que
necesitaban documentos para poder viajar.
Durante el desarrollo de la Operación Peter
Pan varias embajadas extranjeras jugaron un papel fundamental en la misma, no
sólo poniendo a disposición de las redes de la CIA de Mongo Grau los medios
propios de los canales diplomáticos para trasmitir recíprocamente la
información de inteligencia que circulaba a través de ellos, sino que incluso
muchos de estos diplomáticos recurrieron a Grau para que les resolviera visados
especiales para amigos, familiares y empleados de dichas sedes.
Un ejemplo de ello se pudo apreciar en uno
de los tantos homenajes que en Miami se le ofreció a Mongo Grau pocos días
después de su arribo a esa ciudad el lunes 15 de septiembre de 1986, luego de
ser puesto en libertad por las autoridades cubanas, a solicitud de la Iglesia
Católica, cuando cumplía una condena de 30 años por sus actividades de
espionaje, terrorismo y planes de atentado al Presidente Fidel Castro.
En esa ocasión estuvieron presentes Emanuel
Carvajal, quien se desempeñó como embajador de Costa Rica en La Habana en 1961,
y su esposa Bertha, los que declararon públicamente haber ayudado a Grau en el
trasiego de documentos migratorios norteamericanos, jugando así un pequeño pero
crucial papel en la Operación que permitió sacar de Cuba a más de 14 mil niños.
Las aerolíneas norteamericana Pan American
World Airways y la holandesa K.L.M. Royal Dutch Airlines, fueron las únicas
autorizadas por el Gobierno de los Estados Unidos para la transportación de los
niños que viajaban con las Visas Waiver.
En ambas aerolíneas funcionaban sendos
centros de inteligencia al servicio de la CIA, cuyos agentes principales eran
Antonio Comellas y Francisco "Pancho" Finlay, a su vez presidentes
respectivos de esas firmas en La Habana quienes recibieron la orientación de
ponerse al servicio de Mongo Grau, en esta Operación.
De esta forma se garantizó la
clandestinidad, operatividad y dinámica necesaria de la Operación, teniendo en
cuenta que para poder viajar en vuelos comerciales la ley regulaba que cada
pasajero tenía que tener un asiento confirmado en el avión.
Los empleados de las aerolíneas insertaban
falsas reservaciones en las listas de pasajeros que después eran sustituidas
con los nombres de los niños que viajarían en cada vuelo.
Esta tarea la realizaban fundamentalmente
Ulises de la Vega de la KLM y Julio Bravo Rodríguez, agente "Toribio"
de la CIA, quien fungía como Jefe del Departamento de Visas Waiver de la Pan
American en Cuba, todo bajo la diaria supervisión de la inglesa Penny Powers.
Penny Powers con la ayuda del matrimonio y
agentes CIA, Berta de la Portilla y Francisco "Pancho" Finlay, llegó
a estructurar una amplia red para la distribución de visas "waiver"
en las distintas escuelas privadas del país.
Tomado
del sitio digital EcuRed
No hay comentarios:
Publicar un comentario