Durante las últimas semanas una campaña
mundial, inédita en la cantidad y diversidad de países y voces, demandó con un
"ya y ahora" la libertad de los cinco héroes cubanos que EE.UU.
mantiene injustamente prisioneros desde hace 15 años.
La campaña, que convocó también a
parlamentarios, personalidades, intelectuales, organizaciones humanitarias,
políticas, sindicales, estudiantiles y populares de todo el mundo, sembró la
verdad y llegó hasta las puertas de la Casa Blanca.
En realidad Fernando González, Antonio
Guerrero, Gerardo Hernández y Ramón Labañino, junto con René González, quien ya
cumplió su injusta condena, conocidos en el mundo como "los cinco",
son "rehenes" de una guerra terrorista, cruel y despiadada que desde
los años 60 los gobiernos estadunidenses han mantenido contra Cuba.
Sólo basta con recordar que ese pequeño
país, situado a 90 millas de la potencia imperialista mundial, está sitiado
hace más de medio siglo por un bloqueo ilegal e inhumano, por el hecho de haber
ganado su libertad e independencia definitiva en una heroica lucha anticolonial
contra dos imperios, el español (siglo XIX) y el estadunidense (siglo XX).
Han pasado 15 años desde que la injusticia y
el fundamentalismo político del poder hegemónico llevó a estos jóvenes héroes a
prisión y es imposible no preguntarse la razón por la cual han sido condenados
por una justicia bajo presiones, con penas tan largas, que llegan en el caso de
uno de ellos a doble cadena perpetua, todo esto sin pruebas de ningún delito.
Salvo que trabajar clandestinamente en un
país, en este caso Estados Unidos, para conocer los planes de grupos
terroristas que anidan en ese territorio y han asolado a Cuba, dejando miles de
víctimas, destrucción y muerte en cada paso, sea un delito.
Durante la Segunda Guerra Mundial, a
aquellos hombres y mujeres que se introducían clandestinamente en las filas del
nazismo-en el país que fuera necesario- para conocer sus plantes y
contrarrestar los avances criminales en una tarea patriótica y humanitaria, se
les llamaba y se les continúa llamando héroes.
Eso es lo que estaban haciendo los cinco
cubanos entre las redes terroristas y mafiosas de Miami, tratando de impedir
sus acciones contra Cuba, mediante la infiltración no en el ejército de Estados
Unidos ni en su inteligencia, sino en esos grupos que preparaban nuevos y
continuos ataques..
Entre abril y septiembre de 1997 se
produjeron nueve atentados terroristas contra hoteles de turismo en Cuba, que
dejaron fuertes daños y costaron la vida al joven italiano Fabio Di Celmo,
quien visitaba como turista la isla.
Esos criminales atentados estaban destinados
a golpear el turismo en Cuba, vital en la grave situación económica de ese país
desde aquellos tiempos del llamado "período especial" que tanto
golpeó a la población y la economía de la isla, especialmente entre finales de
1991 y 1994, después de la caída de la Unión Soviética y el derrumbe del campo
socialista.
La industria turística se había convertido
en uno de los pilares de la recuperación en Cuba ya para los años 1996- 97 y el
plan criminal de los grupos terroristas era acabar con esa Iniciativa
salvadora, que junto a otras permitió mantener en pie al país y a los proyectos
gubernamentales de dignidad para el pueblo.
Para entonces los ataques terroristas desde
Miami iniciados en los años 60 habían dejado más de tres mil 400 muertos y más
de 2000 heridos, muchos de ellos discapacitados, y millonarias pérdidas.
El objetivo del bloqueo como arma de guerra
era precisamente destruir la economía cubana y llevar al hambre y la
desesperación al pueblo. Para los que consideran livianamente las consecuencias
del bloqueo basta recordar que como se advierte en documentos desclasificados
de la CIA estadunidense, desde el año 1959 se trazaron los Planes de Guerra Encubierta,
los esquemas contrainsurgentes para golpear tanto militar como económicamente a
Cuba.
"Hacer gritar la economía cubana"
fue una de las órdenes, que también se aplicó en el golpe contra el presidente
Salvador Allende en Chile en 1973 y lo siguen haciendo contra todos los
gobiernos que desafían al imperio.
Con esto se esperaba llevar a un alzamiento
popular al pueblo cubano alentado por los agentes de las oficinas de
inteligencia estadounidenses estos sí infiltrados para destruir y matar.
El 6 de abril de 1960, el Subsecretario de
Estado para Asuntos Iberoamericanos de Estados Unidos, Lester D. Mallory,
redactó un memorando en el que afirmaba "No existe una oposición política
efectiva en Cuba; por tanto, el único medio previsible que tenemos hoy para
enajenar el apoyo interno a la Revolución es a través del desencanto y el
desaliento basado en la insatisfacción y las dificultades económicas"
Añadía que debía "utilizarse
prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de
Cuba. Negarle dinero y suministros a la Isla para disminuir los salarios reales
y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del
gobierno", como evidencia un documento del Foreign Relations USA, tomo VI,
p. 886, citado por el analista Salvador Capote en 2012.
Otro documento posterior publicado por el
mismo autor señala que el "objetivo de EE.UU. es ayudar a los cubanos a
derrocar al régimen comunista en Cuba e instaurar un nuevo gobierno con el cual
Estados Unidos pueda vivir en paz. Básicamente, la operación está dirigida a
provocar una rebelión del pueblo Cubano”.
La acción política será apoyada por una
guerra económica que induzca al régimen comunista a fracasar en su esfuerzo por
satisfacer las necesidades del país" , tal como lo reseña el Documento No.
36 Programa revisado por el Jefe de Operaciones: Operación Mongoose, Lansdale
Washington, 18 de enero de 1962.
Se trataba de la llamada Operación Mangosta,
uno de los planes más criminales y crueles contra el pueblo de Cuba elaborado
después del fracaso y la derrota de la invasión de 1961 en Playa Girón.
En un expediente desclasificado de la CIA se
puede leer: "solamente después que los efectos de la represalia económica
y de las acciones de sabotaje se sientan profundamente en la población y en los
grupos de élite, puede uno esperar convertir la desafección en las fuerzas
armadas y otros centros de poder del régimen en revueltas activas contra el
séquito Castro-comunista”.
Para un impacto máximo en la economía cubana,
este esfuerzo debe ser coordinado con las operaciones de sabotaje."
Los planes incluyeron destrucción de
carreteras, vías férreas, medios de transporte, depósitos de combustibles,
fábricas, refinerías, sembradíos, todo lo que significara arrasar al país. Pero
además golpear al comercio, "eliminar las vías de financiamientos,
castigar a los bancos que se atreven a dar créditos a Cuba o a operar con
capitales cubanos" relata Capote.
La guerra biológica operaba para destruir
sembrados (precisamente alimentación) afectando también a los trabajadores del
campo, y en estas acciones introdujeron la fiebre porcina africana, desconocida
en Cuba, para privar a la población de uno de sus principales consumos, la
carne de cerdo.
Además de incendiar sembradíos, rociar
campos, también "plantaron" enfermedades como se hizo con varias
cepas de dengue, entre ellos el hemorrágico, que dejó enfermó a 344.203
personas y produjo la muerte de por lo menos 101 niños en 1981.
Apoyando todo este escenario de guerras
económicas, biológicas, químicas, mediáticas para aislar a Cuba se registraba y
registra el accionar militar y mercenario.
Hay que añadir algo más a este modelo de
terror y muerte y es que el gobierno de Estados Unidos en el período más duro
con miles de enfermos por la epidemia de dengue, que ellos habían instalado, se
valió del bloqueo, demorando la venta de medicamentos, insecticidas y lo
necesario para la urgente fumigación.
Ante esta situación, Cuba debía adquirir
medicamentos a altísimo costo, en otros lugares y su traslado tomaba un largo
tiempo por los rodeos, para evitar las penalidades impuestos por el bloqueo a
quien vendiera a Cuba, lo que evidentemente encarecía ilimitadamente los
productos. La situación del bloqueo continúa hasta hoy, pero el entorno internacional
ha cambiado, mayoritariamente el mundo pide el fin de este sitio criminal y
Cuba es ya parte activa de América Latina y el Caribe. . Ahora ¿alguien puede
imaginar cualquier país viviendo semejante situación, con las manos atadas ante
una epidemia como la del dengue que azotaba a todo el pueblo?.
Entre sus proyectos para destruir a Cuba
socialista, Washington además de estar a punto de invadir a la isla (crisis de
los misiles) llegó a plantear el ingreso de sus fuerzas especiales y militares
desde la Base de Guantánamo, territorio cubano que ocupa ilegalmente Estados
Unidos, hoy convertida en un campo de concentración de torturas, donde se
experimenta con prisioneros secuestrados en los países que invaden y ocupan.
La lucha silenciosa de Los Cinco
Tratando de evitar los nuevos proyectos
destinados a asfixiar a Cuba, y ante la falta de respuesta a las demandas de
detener esa guerra continua e implacable de los gobiernos estadounidenses,
estos cinco hombres jóvenes fueron destinados a la tarea de infiltrar a los
grupos terroristas de Miami, para conocer y anticiparse a los planes criminales
contra la isla.
De hecho estos grupos "miamense"
no sólo han actuado en Cuba sino contra funcionarios cubanos en Estados Unidos,
en México, Panamá, Argentina y otros países donde también son responsables de
centenares de atentados contra empresas, oficinas de turismo, centros de
solidaridad con Cuba,.
Esos grupos terroristas-cubanos americanos,
que la CIA empleó y emplea para cubrir su presencia en acciones y crímenes de
bandera falsa, no sólo asolaron Cuba una y otra vez, sino que participaron como
mercenarios en las guerras sucias en América Latina y el Caribe, ayudando a las
dictaduras y cumpliendo las demandas más criminales de la Guerra Fría.
Nuestra región ha sufrido el paso de estos
protagonistas siniestros de lo que llamaron "la guerra por los caminos del
mundo" conformando comandos criminales en el marco de la Operación.
Cóndor
y otras similares en el continente y en el mundo
Es para detener el terrorismo que estos
jóvenes cubanos todos profesionales, no dudaron en arriesgar su vida, su
futuro, sus familias, la posibilidad de morir en forma atroz en manos de
asesinos, lamentablemente protegidos en ese esquema de doble moral de la
política estadunidense, que hoy como nunca se expone ante el mundo.
Y esta es sólo una pequeña reseña de los
horrores que los cinco jóvenes cubanos querían evitar. Por esta razón de amor y
de vida, de derecho a la defensa de un pueblo y de profunda humanidad es que
son ahora víctimas de una justicia que ampara la injusticia y a poderes
mafiosos y criminales.
No pedimos piedad sino justicia "ya y
ahora" para que puedan regresar estos verdaderos héroes del siglo XXI a su
patria, a su tierra, a sus hogares, al cobijo y el abrazo del pueblo y de los
pueblos de Nuestra América que ellos han protegido a un costo tan alto.
¿Barack Obama está en situación de
desconocer las voces que son millones, en momentos en que por primera vez
tantos países enfrentan las injusticias de un poder imperial que avanza ciego,
sin razón, intentando controlar el mundo, lo que a lo largo de la historia
siempre ha sido el sueño final que entierra a los imperios?.
*Periodista
argentina. Es autora de los "Años del Cóndor", y colaboradora de
Prensa Latina
Tomado
del sitio digital de Prensa Latina
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