Por Edmundo
García*
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Desde comienzos de semana ha sido comidilla
en Miami una declaración del Congresista Joe García a favor de que se pruebe en
Estados Unidos el medicamento Herberprot-P para el tratamiento del pie
diabético.
Los enemigos políticos de Joe García le han
dicho de todo y del ataque a su persona han pasado a lo mismo: a las calumnias
contra la revolución cubana y su sistema de salud; en particular contra su
industria farmacéutica.
Joe García ha tenido que defenderse diciendo
que lo hace por cuestiones humanitarias y que “Solo se trata de medicina”. Ha
reconocido que hay 70 mil amputaciones anuales en los Estados Unidos por
problemas de diabetes y que él no quiere tener el triste mérito de ser el
legislador que determine que las personas no se curen solo porque hay que
obedecer un embargo.
Dijo en su declaración que el que desee
hablar de política que lo haga, pero que desde el punto de vista humano, “Si el
tratamiento funciona, ¿por qué no habríamos de usarlo?”.
A pesar de las campañas calumniosas que se
hacen, la salud pública cubana tiene un gran prestigio internacional. Reconocen
su calidad especialistas de las ciencias médicas de EEUU, Europa y el resto del
mundo; incluyendo varios Premios Nobel. Pero sobre todo lo agradecen los
pacientes y sus familiares, que han visto los resultados.
Cuba ha hecho una gran inversión en la
investigación médica y biotecnológica y se ha mantenido en la punta de muchos
índices investigativos gracias a la visión de Fidel, que desde el primer
momento del triunfo revolucionario de 1959 comprendió que había que hacer de
Cuba un país de hombres y mujeres de ciencia.
Institutos cubanos como el de Medicina
Tropical, el Hospital Ortopédico Frank País, el Instituto de Ingeniería
Genética y Biotecnología, la red de Hospitales Docentes del país, el Centro
Internacional de Investigaciones Médico Quirúrgicas y muchos otros son
respetados internacionalmente. Los
resultados de este sistema de investigación científico técnica Cuba los ha
podido comercializar a precios módicos o sencillamente los ha donado a los más
necesitados.
Como parte de los avances se desarrolló el
medicamento que ahora es motivo de disgusto de los extremistas de Miami. Ni
siquiera son capaces de tener en cuenta que las afecciones a las extremidades
son de las más peligrosas en un diabético.
Además de la lesión física y el peligro
latente de amputaciones sucesivas, ello trae aparejado un gran daño psíquico y
emocional por lo que implica perder partes del cuerpo. Es algo realmente
traumático.
Con el medicamento cubano existe la
posibilidad de que enfermos en Estados Unidos se traten y prevengan secuelas
como las descritas. Ha sido un gran acierto el de Joe García el tratar de
facilitar que se pruebe con el Heberprot-B, aunque por esto haya tenido que
sufrir la guerra de los insaciables extremistas de Miami.
Como muchos saben yo he sido crítico del
Rep. Joe García. Lo he sido en la radio, por escrito y, lo más importante,
personalmente. Y mañana o la semana próxima lo podría volver a criticar con la
misma dureza si es necesario. Él lo sabe. Sin embargo, por esta vez tengo que
felicitarlo y expresarle mi solidaridad frente a sus rivales.
En este caso la derecha extremista, que
siempre ha odiado y perjudicado al pueblo cubano, perjudica también al propio
pueblo norteamericano al tratar de negarle el producto médico. Para ello se
inventan todo tipo de falacias, denigraciones, mentiras, porque no les importa
la salud del pueblo. Lo que le interesa a la Congresista Ileana Ros-Lehtinen y
a Mario Díaz-Balart es hacer politiquería para conservar sus puestos y saciar
sus ansias de venganza. Por eso fueron los primeros en saltar.
Además de los congresistas la prensa de
Miami ha arremetido contra el uso del medicamento cubano. Ninoska Lucrecia
Pérez Castellón, la vocera del grupo más extremista de la ciudad de Miami, no
ha dejado de maldecir toda esta semana contra la medicina cubana. Y se ha
incorporado a la campaña un personajillo tristemente célebre, que se presenta
como médico aunque se comporte como todo lo contrario.
Me refiero al llamado Doctor Darsi Ferrer,
que estudió gratuitamente en Cuba y como otros se convirtió en extremista.
Ferrer ha acusado sin pruebas al Congresista Joe García de ser un cabildero a
favor de la comercialización de medicinas; le ha tratado como ignorante y falto
de principios políticos.
Bajo ha caído este Doctor, que según cuenta
el escritor Raúl Capote en su último libro era el candidato de la diplomática
Kelly Keiderling para liderar la llamada oposición en los días inmediatos a la
enfermedad de Fidel. Un líder de barro el Doctor Ferrer que al primer desorden
corrió y se refugió en la casa de un diplomático, con perro incluido.
Este señor, que se vende como jefe de la
oposición cubana y no ha sido líder ni en su propia casa, solo está tratando de
que le suban el precio en el negocio de difamar a Cuba desde Miami. Es
inaceptable que esto lo haga una persona que se dice médico, una profesión
donde debe primar el humanismo.
Esto tiene un significado histórico
importante. Tengo que decir que Ileana Ros-Lehtinen lo vio, se dio cuenta. Con
una visión retrógrada pero pragmática, porque sencillamente es lo que ella
defiende, Ros-Lehtinen se alarmó porque es la primera vez que un cubanoamericano
electo al congreso de los Estados Unidos se desmarca de la manada. Por lo menos
ya hay una voz disonante en algún asunto.
Se me hace muy significativo que habiendo
hecho público el Partido Republicano que va con todo para recuperar en el 2014
el Distrito 26, Joe García se atreviera a defender la prueba con el medicamento
cubano como si no le importara el voto de los extremistas de Miami o su
influencia.
Puede ser que tenga una buena carta política
bajo la manga; puede ser que haya comprendido que ese sector obsoleto ya no
decide elecciones y confíe en que puede conservar su puesto como legislador
federal basado en las nuevas fuerzas políticas. Si es así, el entierro
definitivo de la derecha cubanoamericana de Miami habría comenzado.
Edmundo
García* - periodista cubano residente en Miami, conductor del espacio radial La
tarde se mueve
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