Este 4 de octubre las velas se encenderán
desde temprano, y arrodillados ante él, babalawos, apetebises, y aleyos
consagrados con ikofa fún o awofaka, rendirán honores a Orula, el santo de la
adivinación y los consejos y que el proceso de sincretismo religios cubano se
vincula con San Francisco de Asís..
Muchos llevarán prendas o pañuelos verdes y
amarillos, los girasoles y las rosas engalanarán los altares, y dulces y
ofrendas se confundirán en el suelo, como atributos indispensables de la
fiesta.
Orula –u Orúnmila- es el orisha de la
adivinación, designado por Olofi para ofrecer sabios consejos a los orishas y a
la humanidad.
Es el espíritu de la intuición y la
premonición y nos ofrece una percepción de todas las cosas que están a nuestro
alrededor.
Orula nos
ofrece un mapa de nuestro destino, pronostica los eventos que se producirán en
nuestra vida y nos permite conocer el porqué de ciertas cosas que han pasado o
pasaran con y por nosotros.
A través del oráculo supremo de Ifá, Orula
dice todo aquello que deseamos conocer, y personifica la sabiduría y la
posibilidad de influir sobre el destino, incluso el más adverso.
También es considerado como gran médico y
como uno de los dueños de los cuatro vientos.
La vida, el pasado, presente y futuro de
cada ser humano está descrito en los 256 oddunes que contiene el oráculo de
Ifá, y cada predicción está contada en innumerables patakines que ejemplifican,
desde el más impresionante acercamiento, a la realidad individual de cada
persona que se enfrenta a él.
Se cuenta que en el poblado de Calimete,
provincia de Matanzas vivió un negro esclavo llamado Eulogio Gutiérrez. Con la
eliminación de la esclavitud a fines de la década del 80 del siglo XIX, regresó
a África para contactar con su tierra de origen.
En Nigeria fue reconocido como descendiente
de obbas (reyes),donde recibió el mensaje de Orula que lo reclamaba como hijo.
En esa época recibió a Olofi en dos ocasiones. Era respetado y vivía como
noble, Fue entonces cuando le llegó la orden por parte de Orula, de regresar a
Cuba, para instaurar la Regla de Ifá, la sagrada orden de los babalawos.
Se trasladó a Regla, un pequeño pueblo a
orillas de la bahía de La Habana, donde abrió una casa de culto a Ifá. Allí
hizo sus primeros ahijados Bernabé Menocal, Bernardo Rojas y Taita Gaytán.
También se dice que en 1860 llegó a Cuba, un
negro babalawo de apellido Villalonga, que dio origen a otra rama independiente
de Ifá. Trajo de Africa un Olofi que escondió por temor a las persecuciones y
que permaneció escondido más de ciento veinte años antes de ser sacado a la luz
y actualmente es un fundamento vital y muy venerado. Fueron estos los primeros
babalawos y los que habrían de continuar en Cuba la Regla de Ifá.
Este 4
de octubre, se oirán muchas veces repetidas, voces que en lengua yoruba rezarán
al santo adivinador y dirán con energías:
“Orunmila
ala kualosiña onawe Oduduwa Akuani ebora, eyile meriwe Fobati fobaye fobakue
Eleri ikpin ode Amamo que fi edeno Ki ku makua, kiaron mawe mire Kiofo kote
weyo babá owadi Ashe”.
Igború,
igboya, igbo cheché Orula.
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