Igual que tú, Mario, “yo no sé si Dios existe, pero si
existe, sé que no le va a molestar mi duda” de qué pasará con este mundo
que se hunde ante la mirada pasiva de los deudores de la fe con los pobres de la
tierra.
También coincido contigo que “cinco
minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo”, ese
implacable que se nos escapa sin darnos cuenta que dejamos de crear y crecer,
aun cuando las maravillas de la vida están justo en la punta de los dedos.
Cinco minutos bastan para descubrir que el prójimo
es nuestro hermano, que la tierra es nuestra madre, que el amor es el antídoto a la guerra.
Una vez aseguraste que “cuando creíamos que teníamos
todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”, en
medio de este mundo cambiante y cada vez más extenuado y exterminado. Basta
mirarnos en ojos ajenos para saber que mucho queda por hacer para salvar la
ternura.
Mario, tenemos que seguir preguntándonos
¿quiénes somos? y ¿adónde vamos?, como única alternativa al futuro.
No hay dudas que “hay pocas cosas tan
ensordecedoras como el silencio” que nos hunde e invisibiliza. Y sin embargo, persistimos en desperdiciar cada minuto de decir: te amo, esa mínima frase que salva
cualquier desventura.
Es cierto que “no todo el mundo puede hacer lo
que quiere, pero todo el mundo puede no hacer lo que no quiere”. Si
acaso no alcanzamos a sublimar los sueños, por lo menos evitemos que los
inmediatos se derrumben. Y si no queda más remedio, abramos las manos al aire
cuando retumben los tambores de la guerra.
“En ciertos oasis, el desierto es sólo un
espejismo”, como tus libros legendarios, como tus cuentos antológicos,
como tu poesía gigante.
Hoy hubieras cumplido 93 años, Mario, y te
recordamos vivo y eterno, porque como afirmaste, “después de todo, la muerte es
sólo un síntoma de que hubo vida”.
tu amigo y admirador de siempre, en esta y otra estación de la vida,
Miguel Fernández Martínez
septiembre 14, 2013
tu amigo y admirador de siempre, en esta y otra estación de la vida,
Miguel Fernández Martínez
septiembre 14, 2013
Debo decirle al periodista que ha sido oportuno por no dejar pasar una fecha tal. Es como si hubiera adivinado mis pensamientos y yo hubiera podido pedirle, personalmente, que rindiera tributo feliz y agradecido a un poeta que desde la cotidianidad y los asuntos llegó a muchos de nosotros para quedarse definitivamente. Gracias, Miguel, por haber escuchado mi pulso emocionado, al expresar con tan original estilo, que Benedetti aún está junto a nosotros.
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