Cuba no olvida que un 29 de septiembre de
1906, los Estados Unidos hollaron el suelo de la isla con sus botas militares,
después que un presidente traidor al legado de su maestro, solicitara que los
fusiles del Norte se encargaran de reprimir a su propio pueblo.
Y no podemos olvidar esa fecha, más ahora
que una nueva casta de mercenarios vestidos de “disidentes” y “opositores” se
encaminan a Washington como corderos, a pedirle al Imperio que regrese con sus
cañoneras, como hicieron hace 107 años, a arrebatarle al pueblo su dignidad y
sus libertades.
Ese es el gran y único propósito de la
modosita “bloguera casi millonaria” Yoani Sánchez, que habla de derechos
humanos y va a Estados Unidos a retratarse con la bandera imperial en sus
mejillas, o el de Marta Beatriz Roque, que mientras le dice al
mundo que hace huelgas de hambre, compra aguacates y verduras por la ventana del patio de su
También quiere volver a ver a los gringos
desembarcando en Cuba Guillermo “Coco” Fariñas, el huelguista profesional que
golpea mujeres y ancianos a bastonazos y después dice defender “derechos
humanos”, que no tiene vergüenza de aparecer fotografiado junto a Luis Posada
Carriles, al peor terrorista del mundo.
Coco Fariñas con Posada Carriles |
Una nueva intervención yanqui a Cuba, como
la de 1906 es lo que piden desde hace muchos años los filibusteros de Miami que
se hacen llamar “exilio histórico e intransigente” y que se lamentan porque la
Casa Blanca no termina de autorizar que la 82 División Aerotransportada de
EE.UU. termine de desembarcar en Cuba.
Todos estos especímenes que integran la
actual oposición cubana, por demás financiados e instruidos desde Estados
Unidos, son un reflejo de aquel presidente
traidor que se Tomás Estrada Palma |
El 29 de septiembre de 1906, el Secretario
de la Guerra de Estados Unidos, William H. Taft, asumió el cargo de Gobernador
Provisional de Cuba y suspendió las funciones del Congreso y se arrogó las
facultades legislativas; disolvió las fuerzas insurrectas y las milicias creadas
por Estrada Palma, y nombró un supervisor y varios asesores norteamericanos en
la Guardia Rural.
Pero en realidad, su mandato tenía el
propósito de dar paso a Charles E. Magoon quien ocuparía la gobernación del
país mientras durara la intervención.
La segunda intervención yanqui a Cuba se
caracterizó por el derroche de los fondos públicos, la corrupción política y
administrativa, el endeudamiento de la República y las transacciones onerosas.
Estableció además el uso ilimitado del
soborno, la compra de conciencias y la botella (cargo por el que una persona
cobra sin trabajar).
Todo parece indicar que los nuevos
anexionistas disfrazados de defensores de derechos humanos en Cuba, están
estudiando historia y quieren que el pasado regrese a nuestros días, sin darse
cuenta que millones de cubanos están decididos a defender sus conquistas.
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