Un editorial publicado hoy por el diario estadounidense The NewYork Times, condenó la fuga de cerebros desde Cuba alentada por Estados Unidos,
y en particular el programa que incentiva la migración de médicos durante misiones
oficiales en el exterior.
El Comité Editorial del diario neoyorquino,
que por sexta ocasión en poco más de un mes aborda el tema de las políticas de
Washington hacia Cuba, recalcó que hay muchos aspectos condenables de las
políticas fallidas de Estados Unidos respecto a Cuba y el embargo (bloqueo) que
impone a la isla desde hace décadas, pero el programa dirigido a los médicos es
difícil de justificar.
Titulado A cuban brain drain, courtesy of U.S. (La fuga de cerebros en Cuba, cortesía de EE.UU.) y publicado en inglés y
español, el periódico estadounidense reconoce que solo en 2014, emigraron de
Cuba 1,278 médicos, un número record según las cifras ofrecidas por el Servicio
de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos.
El Times subraya como una absurda política,
que el Secretario de Estado, John Kerry, y la embajadora estadounidense ante
Naciones Unidas, Samantha Power, elogien el trabajo de los galenos cubanos que
atienden a pacientes con ébola en África occidental, y a su vez mantengan
planes para desangrar a Cuba de su potencial médico.
“Es incongruente que Estados Unidos valore
las contribuciones de los médicos cubanos enviados por el gobierno para asistir
en crisis mundiales, como aquella del terremoto en Haití en 2010, mientras
procura desestabilizar al estado (cubano) facilitando las deserciones”, subraya
el editorial del The New York Times.
Reconoce que el sistema migratorio
estadounidense debe darles prioridad a los refugiados y a las personas perseguidas
más vulnerables del mundo, pero no debe utilizarse para agravar la fuga de
cerebros de una nación adversaria, sobre todo, cuando mejorar la relación entre
los países es un objetivo viable y sensato.
Recuerda además, que el programa de robo de
médicos comenzó en agosto de 2006, cuando el cubanoamericano Emilio González, firmemente
opuesto al gobierno de la isla, estaba al mando del Servicio de Ciudadanía e
Inmigración de Estados Unidos.
En esa época –continúa el editorial-, el
gobierno de George W. Bush estaba procurando sabotear al gobierno cubano, y facilitó
la fuga de médicos que participaban en misiones en el exterior, como una
oportunidad de atentar contra la principal herramienta diplomática de la isla y
humillar a la Revolución cubana.
El The New York Times subraya que Cuba tiene uno de los índices más altos de médicos per cápita
en el mundo, y ofrece becas para cursar estudios de salud a cientos de estudiantes de diferentes países cada año, y entre ellos –destaca-, hay algunos
estadounidenses.
Destaca también la labor médica cubana en el
exterior, de ellos unos 46 mil que trabajan en países de América Latina y el
Caribe, y cerca de cuatro mil que están asignados a 32 naciones africanas.
Los editores del diario neoyorquino plantean
que estas políticas de robos de cerebros alentadas desde Estados Unidos inhiben
la capacidad de Cuba a la hora de contribuir en crisis internacionales y no
ayuda, en lo más mínimo, a crear una sociedad más abierta.
“Mientras se mantenga esta política
incoherente, establecer una relación más saludable entre ambas naciones va a
seguir siendo difícil”, enfatiza el Times.
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