José Dariel Abreu |
La coronación
como Novato del Año del primera base de los Medias Blancas de Chicago, José Dariel Abreu es una
ratificación de la gran calidad de béisbol que se juega en la Isla
Por
Manuel Guerrero (Especial para Por Esto!)
LA
HABANA, Cuba, 12 de noviembre.- La designación del cubano José Dariel Abreu en
forma unánime como Novato del Año en la Liga Americana es una ratificación de
la calidad del béisbol de la isla, reconocida por los equipos de la Major
League Baseball (MLB).
“Jugar en Cuba me permitió ser el pelotero
completo que soy ahora, aprendí la pelota en Cuba y doy las gracias por ello",
dijo emocionado el primera base de los Medias Blancas de Chicago, quien recibió
30 votos de primer lugar, para un total de 150 puntos, en la elección de la
Asociación de Cronistas de Béisbol de Norteamérica (BBWAA, por sus siglas en
inglés).
El fornido inicialista de 27 años, quien
saltó directamente de la Serie Nacional de su país a la MLB, expresó el lunes
tras recibir el premio que “todo el que se siente cubano debe sentirse
orgulloso” y añadió que el proceso ha sido difícil, pero al final se trata de
un sueño hecho realidad.
Cuando al salir de Cuba en forma clandestina
Abreu firmó un contrato de 68 millones de dólares por ser 6 años con los Medias
Blancas algunos especialistas consideraron excesiva la cantidad y que debía
pasar por el sistema de sucursales del equipo.
Sin embargo, el nativo del barrio de
Maltiempo, en la surcentral provincia de Cienfuegos, debutó por lo grande en la
Liga Americana siendo proclamado Novato y Jugador del mes en abril y también
recibió esos reconocimientos en julio.
Tras participar durante 10 temporadas en el
campeonato amateur cubano, en dos de las cuales conectó 37 jonrones con
astronómicos promedios de .448 y .394, Abreu se convirtió en el líder ofensivo de
los Medias Blancas.
La noticia ha circulado en Cuba mediante
Internet y otros medios informativos, pese a que los dos diarios de circulación
nacional la radio y televisión así como el semanario de la provincia de
Cienfuegos no la ofrecieron.
En la historia de la Gran Carpa, Abreu es el
cuarto cubano en merecer el reconocimiento de los miembros de la BBWAA, que
escogieron antes al outfielder Tony Oliva (1964), al también jardinero José
Canseco (1986) y al pitcher José Fernández (2013).
La elección de la BBWAA era algo esperado
porque fue sexto en promedio ofensivo .317), cuarto en jonrones (36) y quinto
en carreras impulsadas (107) en el más joven circuito, además de primero en
sluggins (581) en la MLB desde que en 1987 lo alcanzara Mark McGwire.
Abreu es el primer debutante en la historia
de la MLB en concluir una temporada entre los cinco primeros lugares de su liga
en cada una de las categorías de la denominada triple corona de bateo.
El temible bateador que asombraba en su país
por su poder ofensivo (conectó 184 bambinazos en 10 campañas, average total de
.348 y sluggins de .621) es el cuarto debutante en la MLB en batear más de 30
tubeyes (35), igual número de cuadrangulares y 100 anotaciones remolcadas.
Al Trosky, y Ted Williams, norteamericanos;
y Albert Pujols, dominicano, anteceden en ese selecto grupo al cubano, que
impuso marca para los Medias Blancas de Chicago al pegar 36 bambinazos en su
debut, uno más que Ron Kittle en 1983.
La selección de la BBWAA fue precedida por
igual distinción otorgada por el prestigioso semanario The Sporting News, y por
la asociación de jugadores de la MLB, además del Bate de Plata otorgado por la
empresa Louisville Slugger.
El torpedero venezolano de los Medias
Blancas, Luis Aparicio, fue el primer jugador de habla hispana en conseguir el
preciado trofeo en 1956. Dos años después el premio recayó en el puertorriqueño
Orlando Cepeda, primera base de los Gigantes de San Francisco; y en 1964 lo
obtuvo Oliva.
En 1967 el panameño Rod Carew, segunda base
de los Mellizos de Minnesota, consiguió el cuarto título latino en el inicio de
una brillante carrera, durante la cual fue siete veces líder de los bateadores
y promedió sobre .300 en 15 ocasiones consecutivas.
Pasaron 12 años sin que ningún jugador
caribeño obtuviera el premio hasta que el dominicano Alfredo Griffin, torpedero
de los Azulejos de Toronto, lo mereció en 1979.
La distinción la alcanzó en 1981 el mexicano
Fernando (El Toro) Valenzuela, pitcher zurdo de los Dodgers de Los Ángeles,
acompañada del premio Cy Young. de la Liga Nacional al concluir la campaña con
balance de 13 triunfos y 7 reveses, efectividad de 2.48 y 180 ponches.
El venezolano Ozzie Guillén (parador en
corto de los Medias Blancas), el cubano José Canseco (outfielder de los
Atléticos de Oakland), y el puertorriqueño Benito Santiago (receptor de los
Padres de San Diego) entraron en años consecutivos (1985, 1986 y 1987).
Sandy Alomar, catcher de los Indios de
Cleveland, se unió al grupo en 1990, y el guardabosque dominicano de los
Dodgers Raúl Mondesí le siguió en 1994 al empezar una carrera en la que, aunque
alcanzó buenos resultados, estuvieron por debajo de las expectativas del
conjunto, cuyos directivos confiaban en los informes de los scouts.
En 1999 ingresó en Cooperstown el
puertorriqueño Carlos Beltrán, jardinero de los Reales de Kansas City, seguido
en 2000 y 2001 por los dominicanos Rafael Furcal, short stop de los Bravos de
Atlanta; y Albert Pujols, antesalista de los Cardenales de San Luis.
Angel Berroa y Hanley Ramirez , torpederos
dominicanos de los Reales y los Marlins de Florida, respectivamente, fueron
escogidos por los cronistas beisboleros en 2003 y 2006.
El puertorriqueño Geovany Soto, el
dominicano Neftalí Feliz y el cubano José Fernández, pitchers de los Cachorros
de Chicago, Rangers de Texas y Marlins, respectivamente, integran la nómina a
la cual se unió José Dariel Abreu.
República
Dominicana encabeza la lista con más Novatos del Año (7), seguida por Puerto
Rico (5), Cuba (4), Venezuela (2), Panamá (1) y México (1).
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