por Miguel Fernández Martínez
Hace varios días está apareciendo en la prensa miamense la noticia del proyecto de construcción de un museo “histórico” del exilio cubano en esa ciudad, entiéndase la emigración que huyó despavorida ante la justicia revolucionaria después de 1959- y que será levantado frente a la Bahía de Biscayne, detrás del actual American Airlines Arena, a un costo de 130 millones de dólares.
Hace varios días está apareciendo en la prensa miamense la noticia del proyecto de construcción de un museo “histórico” del exilio cubano en esa ciudad, entiéndase la emigración que huyó despavorida ante la justicia revolucionaria después de 1959- y que será levantado frente a la Bahía de Biscayne, detrás del actual American Airlines Arena, a un costo de 130 millones de dólares.
Por supuesto que esta operación, más que
conservar alguna memoria histórica, será una jugada económica entre la alcaldía
del condado Miami-Dade, quien negociará
con la organización Cuban Exile History Museum, Inc. la renta del terreno y la
construcción del
recinto en la llamada parcela B, en consulta con la compañía
operadora del American Airlines Arena, Basketball Properties Ltd., y con The
Heat Group.
proyecto de museo junto a la Bahía de Biscayne |
El ansia de los “perdedores” es tal, que
olvidando más de 150 años de constante emigración desde Cuba hacia esa zona del
sur de Estados Unidos, los defensores de la idea del museo resaltarán el poco
más de medio siglo de historia de los “exiliados anticastristas” cubanos en la
Florida, e incluirían también los “aportes” de la diáspora cubana en otros
países.
O sea, que será un museo dedicado a los
anticastristas y contrarrevolucionarios, como ellos mismos disfrutan llamarse,
y para eso, invertirán una cuantiosa fortuna, que saldrá, según dicen, del
bolsillo privado.
Leyendo al amigo cubano residente en Miami,
Salvador Capote, en su muro de la red social de Facebook, llamaba la atención acerca
de lo que verdaderamente tendría valor “museable” en este nuevo engendro de la
gusanera de Miami.
Para Capote, construir este “museo”, sería
edificar el mayor reconocimiento al fracaso, a la contundente derrota frente a
la Revolución Cubana durante 55 años de enfrentamiento ideológico y sobre todo,
desde las prácticas más atroces del terrorismo aupado y financiado por el
gobierno de Estados Unidos.
Gastar 130 millones de dólares y levantar un
edificio para conservar las memorias del fracaso y la derrota, está –según dice
Capote-, dentro de la mejor tradición cubano-miamense, pues la ciudad de Miami
es la única en el mundo que edificó un monumento a la derrota (en las arenas de
Playa Girón) y los derrotados celebran cada año con un desfile su vergonzosocanje por compotas para niños.
torturador Esteban Ventura Novo, asilado en Miami |
Capote supone que en este museo a la ignominia, para que éste completo,
debe exhibir en sus salas, por ejemplo, los instrumentos que utilizaba el
coronel Esteban Ventura Novo para torturar a los revolucionarios presos durante
la dictadura de Batista.
Sería bueno que las nuevas generaciones de
cubanoamericanos vieran con qué instrumentos de tortura sus abuelos sacaban
uñas y ojos, conocieran las picanas eléctricas y los “bicho´buey” con que destrozaban
a golpes los huesos de los revolucionarios encarcelados en las mazmorras de la
policía batistiana.
Sugiere además que en este museo debe
exhibirse una réplica de la bomba que utilizó el sanguinario terrorista Luis
Posada Carriles para hacer estallar en el aire el avión de Cubana de Aviacióncon 73 pasajeros a bordo, o una maqueta de las lanchas piratas empleadas por
Tony Cuesta y sus Comandos L, o Alpha 66, para secuestrar y asesinar a humildes
pescadores cubanos.
Debía exhibirse –si la encuentran-, la bala
que el general Fulgencio Batista aseguraba que tenía en el directo cuando huyó
desvergonzadamente de Cuba, o el fondo del jarro al cual el general
FranciscoTabernilla le daba candela.
Deben mostrarse las cepas de virus letales
que introdujo en Cuba Eduardo Arocena y su banda de asesinos de Omega 7, la
bazzoka que empleó el asesino Orlando Bosch para dispararle a un buque polaco
solo por haber anclado en Cuba unos días antes, los cohetes que quería comprar
el payaso del comandante Frómeta y sus comandos F-4.
Exhibirán sin dudas, las más de 600 formas inútiles que
emplearon para tratar de
asesinar al comandante Fidel Castro, las charreteras
ensangrentadas del comandante batistiano Paco Pérez, el padre de Ninoska Pérez
Castellón, o las guayaberas salpicadas de sangre de Lutgardo Martín Pérez, el
padre de Macho Pérez, marido de la microfonera.
instrumentos de tortura usados por la policía batistiana |
No dudo que exhiban la ametralladora calibre
50 con que ametrallaron el poblado de Boca de Samá y dejaron varios niños
muertos, las muestras de laboratorio con los virus para exterminar el ganado
cubano, las fotos del pedófilo de Luis
Conte Agüero manoseando a una niña, y
las pruebas de narcotráfico de los hijos de los “paladines” Hubert Matos y
Armando Pérez Roura.
destruyendo discos con la aplanadora de Vigilia Mambisa |
No podrá faltar, por supuesto, la aplanadora
que emplea Vigilia Mambisa y la marioneta de Miguel Saavedra con su pandilla de
viejos jubilados que se dedican a aplastar discos de los artistas que no
comulgan con sus ideas.
Estará el avión que intentaba transmitir
infructuosamente a Cuba la TV-Martí que nunca se vió, las auditorias de las
estafas y corrupciones en Radio Martí, todo el dinero robado a nombre de los
mercenarios que desde dentro tratan de hacer el trabajo sucio de la
contrarrevolución, las nóminas de las Damas de Blanco.
Reacciones dentro del mismo "exilio"
Gloria Leal, una escritora cubanoamericana radicada
en Miami que nada tiene que ver con la Revolución cubana, publicó recientemente
un artículo en El Nuevo Herald, de Miami, donde da sus valoraciones de este “museo”
a la memoria de los fracasos y derrotas del “exilio histórico” cubano.
“Lo que “no supimos defender como hombres”
con balas y bombas para destruir a los
tiranos, lo “lloraremos como mujeres”
construyendo un magnífico edificio de tres pisos donde guardaremos ¿qué? ¿Las
cucharitas de plata que trajimos de Cuba, o los boletos que pagamos para una
cena de gala con orquesta para bailar, y con lo que sobrara de la recaudación
comprar una antena para oír Radio Martí clandestinamente en la isla?”, dice
Gloria Leal.
“Ahora aparece un grupo de exitosos hombres
de negocios que pretende recaudar nada menos que una purruchada de millones de
dólares para construir un museo de memorabilia del exilio, mejor dicho, ¿de los
fracasos?, ¿de las derrotas?, ¿humillaciones y pérdida del terruño (amén de las
vidas), diáspora, ahogados, balsas de neumáticos? ¿O de cuentas bancarias que
dan fe de la buena vida en yates y mansiones de un exilio que se ha enriquecido
y enorgullecido de sus triunfos económicos a costa de medio siglo de espera en
tierra extraña?”, subraya la escritora emigrada.
“¿En qué cabeza cabe crear un monumento a la
indignidad? ¿Cómo vamos a engreírnos de una larga cadena de trágicas
humillaciones? ¿Cómo vamos a desenmascararnos ante el mundo mostrando nuestro
fracaso? ¡Hacer alarde de nuestra inhabilidad para defender con garras, dientes
y uñas lo nuestro, y encumbrar nuestra cobardía, creando un museo para guardar
y celebrar lo que no supimos defender ni conquistar!”, sentencia molesta Gloria
Leal.
Galería de perdedores
Seguramente que ninguna de las herramientas del fracaso empleadas durante 55 años en el intento por destruir a la Revolución cubana y hundir al pueblo cubano faltarán en este Museo que
será sin dudas, la mejor muestra de los perdedores.
Una galería dedicada al
fracaso y a la frustración de un grupo que nadie menciona y pocos toman en
cuenta y que ahora quieren verse inmortalizados tras los cristales empolvados
de un museo a la ignominia.
no vale la pena comentar esta sarta de estupideces,
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