"...No
se sorprenda, leyó bien…. El Ministerio de Industrias anunció que mil 387
millones de jabitas se fabricarán este año, así que los revendedores furtivos
tendrán una ganancia neta de mil 387 millones de pesos en moneda nacional, -57
millones 791 mil 666 CUC- y de cuya cantidad la Oficina de Administración
Tributaria (ONAT) no verá ni un céntimo".
Dicen que todas las culpas van a parar al
fondo de la jaba –perdón, quise decir del saco-, aunque pensándolo bien, cada
vez se hace más difícil conseguir un saco, salvo que tengas un buen amigo
panadero que te lo quiera “resolver”, porque estoy hablando de un saco de
harina, pues los sacos de yute desaparecieron hace mucho, y los de vestir solo
los usan los viejitos en los velorios y los locutores del noticiero de
televisión y…. uuuffff…. ¡que enredo se me armó en un minuto por la dichosa
jabita!
Hablemos entonces de ese adminículo, casi
imprescindible en nuestra cotidianidad, que hasta algunos estudiosos de la
anatomía postmoderna aseguran que el cubano –de a pie, por supuesto- se divide
en cabeza, tronco, extremidades y… jabita.
Aunque parezca tan simple ese sencillo
envoltorio que tiene poco peso, sirve para cargar pesos, y cuesta un peso en el
mercado negro, desde hace varios días está ocupando titulares en sitios web,
blog, y se habla de ellas las redes sociales.
Las jabitas de nylon están provocando crisis
nacional, debido a su extravío, por un lado (donde las deben entregar gratis),
y su aparición en otro (donde las cobran bien caras), aunque la prensa nacional
se haga la desentendida, como si sus redactores y editores no necesitaran tener
aunque sea una de ellas en el bolsillo.
Hace unos días salió publicado un artículo
del periodista Randy Alonso, en la página web de Cubadebate, titulado “La jabita se la debo”, donde hacía un repaso a la triste historia de estos
envoltorios que, según sus productores se producen por millones, pero que jamás
el maltrecho cliente cubano puede disfrutar de ellas en los lugares a donde
supuestamente deben ser destinadas.
Randy se cuestiona en el artículo publicado en Cubadebate, la información brindaba en un espacio televisivo que también conduce –MesaRedonda- por los funcionarios de laIndustria de Envases y Embalajes, quienes a sabiendas que el consumidor cubano
no tiene acceso a esos envoltorios, dijeron con el mayor de los triunfalismos que en 2014 se producirían mil 387 millones de bolsas de polietileno (jabitas), destinadas fundamentalmente a las Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD) y al Ministerio de Comercio Interior (MINCIN).
No se sorprenda, leyó bien…. Mil 387 millones de jabitas se fabricarán este año, algo así como que los revendedores furtivos tendrán una ganancia neta de mil 387 millones pesos en moneda nacional, -57 millones 791 mil 666 CUC- y de cuya cantidad la Oficina de Administración Tributaria (ONAT) no verá ni un céntimo.
Randy se pregunta en su artículo, que si lo
que afirman los compañeros del Ministerio de Industrias en cierto: ¿Por qué
entonces faltan las “jabitas” en las tiendas en divisas? ¿En cuál camino se
esfuman? ¿Será porque son gratis para el consumidor y no le dejan ganancias al
vendedor?
revendedores de jabitas |
Y concluye con una interesante reflexión:
“Quizás la explicación puedan darla los vendedores que las ofrecen a peso
frente a los mercados agropecuarios, las panaderías y otros establecimientos
comerciales. A ellos no les faltan “jabitas”.
Coincido con mi colega Randy Alonso en la
misma pregunta: ¿Por qué permitir ese maltrato al cliente?, porque al final,
siempre somos los mismos perdedores. Las empresas ganan sus diplomas en la
emulación, los revendedores hacen su dinerito a costa mía, de ti, de este y del
otro,… y hasta de Randy, y el consumidor cubano….. ¡a la mierda!,... si, dije
¡a la mierda! En perfecto y castizo español.
En lo que no coincido con Randy es en
buscar las respuestas en los humildes vendedores callejeros, fichas de un
truculento sistema de administración pública que nadie logra comprender, y que
desangra a la economía nacional a la vista de todos, dígase hombres y mujeres
comunes, inspectores, contralores, gerentes, subgerentes, asistentes del
gerente y del subgerente, policías, cederistas, cuadros del partido, ciudadanos
todos, proletarios y nuevos burgueses, jineteras y minusválidos, disidentes…
ahhh… y travestis, para que no me digan que discrimino por género y afinidad
sexual.
Entre tantos cuadros que van desde los
municipales hasta ministros y viceministros, quienes no pueden olvidar que a
pesar de sus historiales, jamás dejan de ser servidores públicos –aunque muchas
lo olviden- ¿A ninguno se le ha ocurrido ir a preguntarle, por ejemplo, al
gerente general de la tienda de Carlos III ¿qué hacen "sus" jabitas
vendiéndose al por mayor en medio de la calle?
¿A alguien se le ha ocurrido aparecerse en
la primera semana del mes y chequear si la “salida” de jabas del almacén de las
tiendas, corresponden con los clientes/compras realizadas hasta ese momento?
Sin ser economista, no es dificil darse
cuenta que el tema de las jabas de nylon en las tiendas en divisas son un
ejemplo de cuanto desorden, corrupción, robo descarado de los bienes del
estado, y sobre todo, maltrato al consumidor tenemos que soportar los cubanos
de pie, ante le negligencia, falta de control y apatía de los encargados por
velar que eso pase.
Sería muy bueno –y se lo sugerí a Randy en un
comentario que le dejé al margen de su nota en Cubadebate-, que los altos
ejecutivos de las tiendas recaudadoras de divisas fueran a la Mesa Redonda,
pero no a contarnos sus “éxitos” administrativos, sino a enfrentar al pueblo y
dar explicaciones por qué pasan estas cosas.
Hasta que los verdaderos responsables –que
no son los vendedores de jabitas- sean emplazados como merecen, no se le
devolverá la credibilidad a la gente, en estos tiempos en que tantos se esmeran
por corroer desde abajo nuestro proyecto revolucionario.
No basta con presentar a dos o tres
administradores asustadizos, cogidos infraganti mientras roban un par de onzas
de pollo, como hizo Cuba Dice, del Noticiero Estelar de la TV Cubana hace unos
días. Ya es tiempo que los altos jefes se sienten a rendir cuentas, -y a camisa
quitada, como lo hizo siempre el Comandante en Jefe- y demostrarle a todos los
cubanos que esta Revolución es del pueblo.
Cada día recuerdo más las palabras
pronunciadas por Fidel en noviembre de 2005 en la Universidad de La Habana,
cuando profetizaba que seríamos nosotros mismos, desde dentro, los causantes de
la destrucción de la Revolución, y si no acabamos de una vez con esta plaga de
corruptos y apáticos que dicen dirigirnos en determinadas esferas, veremos
derrumbarse los muros de un proyecto social imperfecto, pero enorme en
humanidad y amor.
Y ojalá, la culpa y quien la tenga, no caiga
en jaba rota. Aunque Israel y Yoel (ese maravilloso dúo Buena Fe) digan que
"la culpa no la tiene nadie".
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