A pesar
de los esfuerzos que todos los días hacen determinados grupúsculos de apátridas
por difamar acerca de la realidad cubana, muchos emigrantes de la isla que
residen en Miami, y en otras ciudades de Estados Unidos, mantienen vivo el
cordón que los une con su Patria. Comparto este testimonio de una joven
cubanoamericana, que fue llevada a
Estados Unidos con solo 6 años, y que narra sus experiencias de su reencuentro
con La Habana, 20 años después.
por Yadira Escobar*
Cuba,
La Isla Infinita comparte con ustedes este testimonio de amor y patriotismo.
La Habana 20 años después por Yadira Escobar*
Hace unos 20 años salí desde la Habana para Miami, y me topé con una cultura que combinada con la de mis padres y las influencias de la comunidad emigrada, hicieron de mí una cubanamericana.
Hace unos días regresé a esa ciudad que me
vio partir en 1994. Muy pocas memorias tenia de la capital de todos los
cubanos, pero las que conservo son de un gran contenido emocional, y me
permitieron conectar con esa realidad que tanto debate genera en Miami.
Caminé bastante (millas y millas con
ampollas y todo), anduve sin teléfono móvil, (una comodidad que muchos
habaneros ya gozan), y me trasladé en esos automóviles antiguos y sin aire
acondicionado donde se pueden oír todo tipo de cosas dichas por el cubano de a
pie.
La Habana me pareció fantástica, entretenida
y llena de cubanía. La gente se queja de muchas cosas en total libertad, pero
sigue siendo muy patriota. Se nota que el habanero se sigue esforzando por
andar muy bien vestido.
Anduve sin mapa, esperando toparme con lo
inesperado en ese gran laberinto de edificios de varios pisos y paredes
despintadas, y caminé por esas calles donde la vida cotidiana está llena de
retos de todo tipo.
La mayoría de los cubanos hoy tiene un techo
propio, y esa pesadilla de los alquileres que quita el sueño a tanta gente en
los Estados Unidos no la sufren desde hace décadas, pero tienen que día a día
buscar los recursos necesarios para vestir y comer, cosa no fácil en un país no
industrializado, y con una población donde hay más personas mayores de 60 años
que menores de 14 años.
Cuba es un país que enfrenta una gran carga
social de personas mayores, al mismo tiempo que mucha gente productiva emigra.
El embargo norteamericano y el bloqueo de herramientas financieras como paypal
y tarjetas de crédito individuales, hace muchísimo daño a la sociedad civil que
espera por tiempos mejores poniendo su confianza en las reformas actuales en la
Isla.
Caminando por el malecón con mi hermano
Aaron, nos cogió la noche y en medio de una llovizna molesta mezclada con el
salitre de las olas gigantes que se rompían casi sobre nosotros, terminamos
mojados y tacaños, porque nos negamos a pagar los 10 cuc que los taxistas nos
pedían para llevarnos.
No quería yo andar como una turista
superficial visitando lugares bonitos, quería moverme con poco dinero y sin
auto alquilado, quería palpar la Cuba real.
El problema del transporte todavía es serio,
y lo pude experimentar en carne propia, también falta bastante civismo y
moralidad en algunas personas, como ese señor que al verme entrar mojada y
despeinada a la tiendecita esa noche lluviosa, me dijo que no podía estar allí,
y que si quería algo que lo comprara y saliera inmediatamente, pues le estaba
mojando el piso. Todo me lo dijo de forma grosera, y eso de que “el cliente
siempre tiene la razón”, me pareció algo muy utópico en ese encuentro tan
desagradable.
Mi aventura no era superficial, estaba
tratando de entender a mis compatriotas, y vi que muchos de los problemas
tienen fácil solución desde posiciones de humanismo.
Tenemos que ser amables y decentes en el
trato con los demás, y esto forma parte importante de la política real que nos
llevara a una Cuba mejor. Esperar todo del Estado, reclamar derechos y quejarse
continuamente puede convertirse en un vicio estéril, mientras se descuida la
responsabilidad personal y la acción individual en las relaciones
interpersonales del día a día.
Mi impresión general de la Habana es muy
buena, no vi la miseria espantosa que la propaganda de la televisión de Miami
repite sin cesar. Hay gente pobre como en todas partes, calles sucias y algunos
buscavidas en las esquinas de la Habana Vieja, pero también vi niños felices,
gente joven con ilusiones, y ancianos cuidados que llegan a unas edades
impensables en el resto de américa.
Sigo pensando que Cuba será una gran nación.
tomado del sitio digital yadiraescobar.com
Yadira
Escobar – joven cubanoamericana residente en Miami, nacida en la provincia de Camagüey,
Cuba, en 1988, y que emigró junto a su familia a Estados Unidos con solo seis
años de edad.
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