Esta es la otra cara del post anterior.... una cubana que odia a su país, por encima de cualquier ideología, pero cuando las circunstancias la pusieron en el trance de decidir por su vida, fue a buscar ayuda en los que mismos que desprecia.
Cuba, La Isla Infinita comparte este post, publicado en el blog La esquina de Lilith
Ella
love USA, pero la salva Cuba
Por Lilith
Alfonso
Sonia, por supuesto, es un nombre falso….Sé
que le va a servir el sayo… Sonia odia a
Cuba. Se fue cuando tenía 10 años y su familia no supo nada más de ella hasta
que cumplió los 50.
Las pocas personas que se iban de visita a
Miami y cumplían con buscarla, regresaban con las manos llenas de vergüenza
ajena y los bolsillos vacíos de letras o billetes.
Después, se supo que se había casado con un
hombre 15 años mayor, miembro de la Fundación Cubano Americana que le había
prohibido cualquier contacto con “la tiranía de los Castro” y mucho menos
enviar algún dinero a los suyos, un mandato que acató hasta la muerte del otro.
Todavía su hermana recuerda el día en que la
oyó por primera vez después de casi medio siglo. “Acabábamos de enterrar a papi
y el teléfono sonó tanto que tuve que cogerlo a pesar de que no tenía ganas ni
de respirar. Era ella. Lloraba por la pérdida y nos decía que en unos días
estaría en Cuba, para visitar su tumba”.
Pero cuando puso un pie en Cuba, lo primero
que hizo Sonia fue preguntar por un médico. Necesitaba un tratamiento urgente
para el corazón, y después de la muerte del marido lo único que le quedaba eran
deudas. Claro que tenía un buen seguro, pero no tan bueno.
Cuentan los vecinos que en menos de una
semana un cardiólogo recién mudado al barrio le hizo decenas de análisis y
concluyeron que necesitaba una
operación. Antes, empero, requería de un seguimiento para compensarla.
Un día antes de irse, visitó la tumba del
padre y le soltó unos dólares a un trabajador de Comunales para que la
mantuviera limpia, maldiciendo entre dientes a la dictadura de Fidel que no era
capaz ni siquiera de darle un descanso digno a sus muertos.
A los dos meses volvió. Quince días después
la operaron en el mayor hospital de la provincia y salió bien. En 20 días
estaba como nueva con sus bypass y brillaba de optimismo.
La familia, que inicialmente la había
recibido a regañadientes con el background de la tía desamorada por 40 años que
no había mandado ni un peso en los peores tiempos del periodo especial, se
hacía más a la idea de tenerla cerca.
A los dos meses se fue. A diferencia de la
primera vez, esta dejó toda su ropa y le compró algunas chucherías a los
muchachos. Fue la última vez que su hermana la vio, hasta ahora.
Llama regularmente. Cada mes, la familia de
Cuba se las agencia para formar un paquetico de pastillas y mandarlas con el
primero que va a Miami, así que Sonia está encantada. Ahora, le dijo la última
vez que conversaron a su hermana, “sí llego a ver cómo se caen los Castro”.
Sonia es mi amiga en facebook. Alguna vez,
casi serví de trampolín para que las pastillas hechas por la aborrecible
dictadura de los Castro llegaran a sus manos necesitadas que, no obstante su I
love USA, no pueden comprarlas en la tierra de los sueños.
Será mi amiga en facebook hasta que lea
esto. Yo puedo respetarlo todo, pero aborrezco la ingratitud: Ella, a estas
horas, seguramente le agradecerá sólo a Dios estar viva.
Tomado del
blog La esquina de Lilith
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