El Frente Farabundo Martí para la Liberación
Nacional (FMLN), la histórica organización guerrillera que representó los intereses
más genuinos del pueblo salvadoreño durante los duros años de la guerra contra las
oligarquías y las tiranías de derecha, celebra este 10 de octubre su
aniversario 34.
El ímpetu revolucionario de las
organizaciones populares en las calles salvadoreñas, especialmente en la
capital, recibió el impulso y ejemplo del triunfo de la Revolución Sandinista
en Nicaragua, el 19 de julio de 1979.
Con el golpe de estado contra el General
Romero, del 15 de octubre de ese mismo año, se crearon las condiciones para
avanzar hacia una izquierda revolucionaria unificada.
Cinco estructuras políticas dieron vida al
FMLN: el Partido Comunista de El Salvador (PCS), las Fuerzas Populares de
Liberación “Farabundo Martí” (FPL), el Ejército Revolucionario del Pueblo
(ERP), la Resistencia Nacional (RN) y el Partido Revolucionario de los
Trabajadores Centroamericanos (PRTC).
La fundación del FMLN tuvo momentos previos.
En diciembre de 1979, el PCS, las FPL y la RN constituyeron la Coordinadora
Político Militar (CPM), cuyo primer manifiesto dejaba abierta la posibilidad de
incorporación del resto de organizaciones de izquierda, a la vez que declaraba
el carácter democrático de la revolución, sus fundamentos históricos, su
orientación socialista y los contenidos programáticos inmediatos. Los primeros
pasos para la unificación del movimiento popular estaban dados.
En enero de 1980, las organizaciones de
masas de las cinco estructuras políticas antes mencionadas, crearon la
Coordinadora Revolucionaria de Masas (CRM), que daría mayor impulso a las
demandas populares que en ese momento inundaban las calles del país,
confrontando y desafiando de manera directa la represión ordenada por el
régimen militar.
La dictadura creía de manera equivocada, que
su política de terror y muerte acabaría debilitando el movimiento popular, que
contrario a perder la moral, continuó creciendo en militancia, coordinación y
organización. El régimen ignoraba que el pueblo salvadoreño había tomado una
decisión y no daría marcha atrás; se llegaría hasta las últimas consecuencias.
En mayo de ese mismo año, el PCS, las FPL,
el ERP y la RN integraron la Dirección Revolucionaria Unificada (DRU), con el
objetivo de que el proceso revolucionario tuviera una sola dirección, un solo
plan militar y un solo mando, en síntesis: una sola línea política-militar.
El 10 de octubre de 1980, la DRU dio vida al
FMLN, dos meses después se incorporaría el PRTC. El FMLN era resultado de
décadas de luchas y organización por hacer realidad las demandas del pueblo
salvadoreño: democracia, justicia social y autodeterminación nacional. Las
condiciones de aquel momento estimularon el lanzamiento de la Ofensiva General
en enero de 1981, que daría paso a la Guerra Popular Revolucionaria.
La lucha armada desembocó en el diálogo con
el Gobierno, conquistando la firma de los Acuerdos de Paz el 16 de enero de
1992, en Chapultepec, México, culminando de esta manera la estrategia política
militar.
Hubo fiesta en cada rincón del país, el
pueblo salvadoreño celebró la consecución de un nuevo paso en la
democratización de una nación entera. Ese día simbolizó el salto de trinchera
en la lucha por la transformación de la realidad nacional, al pasar de la
guerra armada a la beligerancia política.
Con la firma de los Acuerdos de Paz se puso
fin a sesenta años de dictadura militar y se lograron valiosas conquistas en el
ámbito de la reestructuración de los cuerpos de seguridad, así como en la
construcción y el fortalecimiento de una institucionalidad democrática, que
hasta ese momento era desconocida en El Salvador.
La tarea de idear y establecer un partido
político no fue nada fácil. Primero había que romper con el muro de terror
levantado a lo largo de sesenta años de represión militar. Después hubo que
derrotar las pícaras costumbres e intereses ocultos de los sectores políticos
de la derecha, que pretendían impedir la legalización del FMLN..
El Frente Farabundo Martí tuvo que
transformar sus estructuras y fuerzas diseñadas para la guerra, en estructuras
y fuerzas que funcionaran para la lucha política y social, contra el mismo
enemigo pero en un campo de batalla nuevo.
El FMLN se fundó como partido político, de
manera pública y legal, el uno de septiembre de 1992, el Tribunal Supremo
Electoral admitió su registro legal y le otorgó personería jurídica el 14 de
diciembre de ese año, convirtiéndose así en el instrumento político para la
lucha del pueblo salvadoreño.
Desde
entonces, el esfuerzo partidario puso su mayor énfasis en los temas de
organización y de unificación, en la búsqueda por asegurar la consecución de
los objetivos que superen los desafíos y retos históricos, que tanto el
contexto nacional como mundial demandan.
De la primera experiencia electoral del
FMLN, en marzo de 1994, el partido surgió como la segunda fuerza política
nacional. En esas elecciones se ganaron 15 Alcaldías y 21 escaños en la
Asamblea Legislativa, con un total de 287 mil votos, el 21.39% del total de
votos válidos. Un resultado que sorprendió a los sectores políticos de derecha,
que confiaban en que el FMLN no resultaría ser un competidor político de
importancia.
En junio de 1995, tras varios meses de
debates, el Consejo Nacional del FMLN determinó que éste debía convertirse en
un partido de tendencias, lo que significaba trabajar por una gradual
disolución de las estructuras organizativas de cada partido que dieron origen
al Frente Farabundo Martí. Con esta decisión se avanzó de manera firme hacia la
unificación del FMLN.
La batalla por el cumplimiento de los
Acuerdos de Paz y el largo proceso de luchas sociales y políticas durante el
período entre 1992 y 2009, se enmarcan en la primera etapa del período histórico
de transición del partido, un período a veces contradictorio y conflictivo,
pero marcado por los avances en la ruta de la revolución democrática,
destacándose la consecución de importantes logros en cuanto a transformaciones
estructurales, principalmente políticas.
La unidad, cohesión y coherencia del FMLN
han sido indispensables para su avance en la lucha por la revolución
democrática: tanto en la victoria política lograda en la guerra, el exitoso
desenlace de acuerdos políticos negociados, su ejecución, y el impulso de
luchas sociales con desenlaces electorales, siempre con la mirada puesta en la
revolución democrática de orientación socialista.
Desde su nacimiento, el FMLN se ha
identificado con los intereses y anhelos de las grandes mayorías de nuestro
país, es eso lo que define, política e ideológicamente, nuestro papel
transformador dentro de la sociedad.
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