Han pasado menos de 15 años
y nuestro país vuelve a tener la oportunidad de recibir la visita del Sumo
Pontífice y Jefe de Estado de la
Ciudad del Vaticano, esta vez en la figura del Papa Benedicto
XVI.
Falta menos de una semana y,
a medida que se acerca la fecha, crece la agitación por ultimar los detalles en
los lugares donde se llevará a cabo el programa. Simultáneamente, los
feligreses toman providencias para celebrar, junto al guía supremo de la Iglesia Católica ,
los 400 años del hallazgo y presencia de la imagen de la Virgen de la Caridad en la nación.
En medio de tantos ánimos de
buenaventura, igualmente se realizan intentos subversivos por politizar la
visita, a costa de alentar provocaciones.
Los grupúsculos
contrarrevolucionarios del país, financiados y orientados por organizaciones de
la mafia anticubana de Miami, ante la impotencia de no haber logrado impedir la
visita a Cuba de Su Santidad, han planificado acciones provocativas con el
propósito de presionar al Vaticano, en especial al Sumo Pontífice, para que se
pronuncie contra nuestro proyecto revolucionario.
Resentidos por el positivo
ambiente que se ha creado en nuestro país y a nivel internacional en torno a la
visita papal, representantes de organizaciones contrarrevolucionarias miamenses
han enviado indicaciones precisas, mensajes electrónicos y dinero a elementos
contrarrevolucionarios en Cuba para orquestar provocaciones y actos
irrespetuosos. Asimismo, han impartido orientaciones de que estos sujetos se
inserten como feligreses en diferentes iglesias a fin de participar en las
misas y crear desórdenes que llamen la atención de la prensa internacional.
Tales acciones atentan
contra el espíritu de celebración que vive todo nuestro pueblo y en especial,
las comunidades católicas.
"DEVOTOS", PERO
DEL DINERO
Este fin de semana, después
de la fracasada acción en una iglesia en La Habana , miembros de estos grupúsculos y en
especial las mercenarias del imperio, intentaron realizar provocaciones en
varios puntos de la capital, para lo cual convocaron además a algunas de sus
asalariadas de varias provincias. En estas actividades, mantuvieron sus
contactos con el exterior y abastecieron con dinero a las participantes.
Llama la atención que
nuestras autoridades detectaron la entrada al país de extranjeros que venían
con el propósito de abastecer a cabecillas de estos grupos, a los cuales les
traían videos con instrucciones de cómo realizar acciones para deslucir la
visita del Papa, medios de comunicación, de cómputo y hasta una bandera de su
anexionista organización confeccionada en el exterior.
Como mismo han reconocido
autoridades de la Iglesia
en sus más recientes pronunciamientos: "se trata de una estrategia
preparada y coordinada por grupos en varias regiones del país. No es un hecho
fortuito, sino bien pensado... "
La respuesta inmediata y
serena del pueblo, en especial de sus jóvenes, ratificó la decisión de que las
calles son del pueblo revolucionario y están listas para recibir al Papa
Benedicto XVI.
En detalle se conoce que
muchas de estas personas tienen intenciones de emigrar a los Estados Unidos
como presuntos refugiados políticos, para lo cual necesitan crearse un
expediente a partir de su participación en acciones de provocación como las
descritas, y cuanto mayor alharaca se cree, mejor.
Entre las iniciativas más
patéticas de estos grupúsculos está la puesta en circulación por Internet de
cartas donde refieren acoger al Papa solo si toma partido a su favor; o de lo
contrario, le piden "tomar una correcta determinación" —sugiriendo
implícitamente la posibilidad de suspender el viaje.
Ajenos al espíritu de la
invitación que cursara el Estado cubano a Su Santidad y al respeto que él se
merece, los protagonistas de estos hechos se atreven a establecer
condicionantes para la visita papal. Y, por encima de los auténticos intereses
de la comunidad religiosa y de los laicos cubanos, tratan de imponer agendas
dictadas por sectores reaccionarios desde el exterior.
Es evidente que en la esencia
de tanto ensañamiento de los enemigos de la Revolución contra el
seguro arribo, late el miedo al descrédito, a que se desenmascaren sus
versiones manipuladoras sobre la realidad cubana; temen quedar en ridículo.
En la Cuba de hoy, de las
libertades revolucionarias, la
Navidad está declarada como día feriado oficialmente hace más
de una década, el Seminario Interdiocesano San Carlos y San Ambrosio cuenta con
una nueva sede, y durante un año y medio la imagen de la Virgen de la Caridad recorrió 30 mil
kilómetros a todo lo largo y ancho del territorio nacional, con amplia
participación popular.
Y es que nuestro pueblo no
solo ha visto fortalecer progresivamente las relaciones de cooperación mutua
del Estado con las iglesias, sino que aprecia el apoyo de la dirección política
del país al fortalecimiento de la libertad religiosa, como sucedió en el Sexto
Congreso del Partido.
Recordemos que en su Informe
Central, el Primer Secretario Raúl Castro Ruz ratificó la voluntad de:
"continuar eliminando cualquier prejuicio que impida hermanar en la virtud
y en la defensa de nuestra Revolución a todas y a todos los cubanos, creyentes
o no... ".
LOS PERSEGUIDORES ESTÁN
AFUERA
Desde Miami, las acciones de
desestabilización no solo se fraguan para que tengan lugar en Cuba, sino en sus
propios predios. Hace casi tres meses, los congresistas de la extrema derecha y
sus seguidores vierten un torrente de improperios contra el arzobispo Thomas
Wenski, de la
Arquidiócesis de Miami, encargado de organizar la
peregrinación de cubanos residentes en los Estados Unidos que desean
trasladarse a la Isla
para ser testigos de la visita del Papa.
A gritos iracundos a través
de una emisora radial, la vocera de una de las organizaciones de la mafia,
Ninoska Pérez Castellón, espetó que se trataba de una falta de
"ética" total que la
Arquidiócesis se prestara a llevar "un viaje
turístico" a Cuba. ¿A qué ética se refiere? ¿Acaso los profesionales del
odio, ayudantes y protectores de terroristas confesos como Luis Posada
Carriles, conocen de algún código moral?
De otro lado, la congresista
Ileana Ros-Lehtinen vuelve sobre sus cansinos códigos verbales, sin que la
detenga siquiera el referirse a Su Santidad: "no creo que la visita del
Papa vaya a cambiar el régimen, es un viaje que le da legitimidad a la
dictadura".
Parecen no tener límites los
desenfrenos que esta señora, de "filiación católica" según el propio The
Washington Times, podría llegar a cometer con tal de mantenerse bajo el
mecenazgo de la mafia anticubana miamense; pues ya en el 2010 había planteado
que "la Iglesia
Católica en Cuba ha sido un fracaso".
Es notable que quien se
aventura a evaluar el proceder de esta institución, desde una supuesta
"superioridad doctrinal", sea la misma persona que apoya
irrestrictamente el ilegal y genocida bloqueo contra Cuba, condenado de inmoral
por el propio Juan Pablo II hace más de una década.
Entre las muchas amenazas de
los ultraderechistas contra el deseo de quienes viajarán a Cuba a encontrarse
con Su Santidad, están las de no entregar más donaciones a instituciones
eclesiásticas, dejar de ir a misa, protestar públicamente y no visitar los
templos.
El ardid de boicotear el
viaje organizado por Wenski no es novedad. Cuando se anunció el viaje de Juan
Pablo II en 1998, el entonces arzobispo de Miami, John Favarola, también
pretendió trasladarse a Cuba con algunos congregantes. Pero en aquella ocasión,
el proyecto cejó ante las mismas rancias presiones de quienes hoy intentan
negarles a estos católicos la oportunidad de estar cerca de su guía máximo.
Resulta entonces que, el
mismo bando de quienes agreden el espíritu de júbilo de los fieles en Cuba,
interfiere en el terreno de la libre expresión religiosa de los residentes en
Miami, cual "perseguidores de cualquier nacimiento", como dijera el
poeta.
Conocidos terroristas han
declarado que, para los días de la visita del Sumo Pontífice, pretenden
acentuar las provocaciones contra la
Isla , incluida una nueva flotilla. No hartos de fracasos aún,
parecen no haberse puesto a pensar que corren, más que nunca, el riesgo de
dilapidar sus millonarios recursos y una vez más no "provocar" a
nadie, pues a pesar de los esfuerzos de grupúsculos minoritarios al servicio de
una potencia extranjera, el pueblo de Cuba y su comunidad religiosa estarán
bien ocupados en recibir, con afecto y respeto, a Benedicto XVI.
Como planteó nuestro diario
en un reciente editorial: "Estamos seguros de que Su Santidad guardará con
cariño el recuerdo de esta Isla del Caribe." Otra impresión no podría
quedarle después de vivir una acogida calurosa y masiva, esa que nuestra nación
bien sabe obsequiar a sus visitantes memorables.
Tomado del diario Granma
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