Cuba:
Intervención del líder histórico de la Revolución Cubana, Comandante en Jefe
Fidel Castro Ruz, durante la Sesión de Constitución de la VIII Legislatura de
la Asamblea Nacional del Poder Popular - 24 de febero 2013
Queridos
compañeros:
Agradezco profundamente el noble gesto del
pueblo al elegirme como diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular de
Cuba.
No será mucho el tiempo que ocupe en la
intervención de hoy, ni tampoco el espacio de este honroso escaño como
diputado, y no por falta de voluntad, sino por imperativo de la naturaleza.
Jamás pensé que mi existencia se prolongara
tanto, y que el enemigo fuera suficientemente torpe en su odioso oficio de
eliminar adversarios decididos a luchar.
En esa desigual lucha, nuestro pueblo
demostró su asombrosa capacidad de resistir y de vencer. ¡Sí, porque cada año
de resistencia entre 1959 y 2013 fue una victoria que nuestro pequeño país
tiene derecho a proclamar!
No luchamos por gloria ni honores; luchamos
por ideas que consideramos justas, a las que, como herederos de una larga lista
de ejemplos, millones de cubanos han consagrado su juventud y su vida.
Una cifra lo expresa todo: a ochocientas mil
personas se eleva el número de los cubanos que han cumplido abnegadas misiones
internacionalistas. Si al triunfo de la Revolución en el año 1959 no llegábamos
a 7 millones de habitantes, se puede medir el significado de tales esfuerzos.
Esto sin embargo no lo expresa todo. En
octubre de 1962, la nación estuvo a punto de convertirse en campo de batalla
nuclear. Un año y medio antes, en abril de 1961, una expedición mercenaria
entrenada, armada y escoltada por la Marina de Estados Unidos, desembarcó en
Bahía de Cochinos y estuvo a punto de provocar una sangrienta guerra que habría
costado a los invasores norteamericanos cientos de miles de vidas —lo afirmo
sin exageración— y a nuestro país, destrucción y pérdidas humanas realmente
incalculables.
Poseíamos entonces alrededor de
cuatrocientas mil armas y sabíamos como usarlas. En menos de 72 horas el
fulminante contraataque revolucionario evitó aquella tragedia, tanto a Cuba,
como al pueblo de Estados Unidos.
Fuimos víctimas de la “guerra sucia” durante
mucho tiempo, y 25 años después de la Crisis de Octubre, tropas
internacionalistas defendían Angola de los invasores racistas sudafricanos,
provistos ya en esa época de varias armas nucleares con tecnología y partes
esenciales suministradas por Israel con la aprobación de Estados Unidos.
En aquella ocasión la victoria de Cuito
Cuanavale, y el posterior avance resuelto y audaz de las fuerzas cubanas y
angolanas, equipadas con los medios aéreos, antiaéreos y la organización adecuada
para liberar territorios todavía ocupados por los invasores, disuadieron a
Sudáfrica, de que no le quedaba otra alternativa que abandonar sus ambiciones
nucleares y sentarse en la mesa de negociaciones: El odioso sistema racista
dejó de existir.
Entre todos hemos llevado a cabo la modesta
proeza de una Revolución profunda que, partiendo de cero, nuestro pueblo fue
capaz de realizar. A los primeros núcleos revolucionarios se fueron sumando
otros.
Nos unía el deseo de luchar y el dolor por
la tragedia del país ante el golpe brutal. Mientras unos tenían esperanzas en
un futuro al que veían todavía muy lejano, otros meditábamos ya en la necesidad
de dar un salto en la historia.
Entre el golpe de Estado del 10 de Marzo de
1952 y el 1º de Enero de 1959 transcurrieron solo 6 años y 296 días; por
primera vez, en nuestra Patria, el poder había quedado totalmente en manos del
pueblo.
La batalla comenzó entonces contra la
ignorancia política y los principios antisocialistas que el imperio y la
burguesía habían sembrado en nuestro país.
La lucha de clases desatada a pocas millas
de la sede del imperio fue la escuela política más eficiente que ha tenido
nunca un país; hablo de una escuela que abrió sus puertas hace más de 50 años.
Hombres y mujeres, desde los pioneros hasta
las personas que posean muchos más años, hemos sido alumnos de esa escuela.
Sin embargo la gran batalla que, de acuerdo
a lo que me contaba Raúl hace unos días, se impone, es la necesidad de una
lucha enérgica y sin tregua contra los malos hábitos y los errores que en las
más diversas esferas cometen diariamente muchos ciudadanos, incluso militantes.
La humanidad ha entrado en una etapa única
de su historia. Los últimos decenios no guardan relación alguna con los miles
de siglos que la precedieron.
En el año 2011 la población mundial arribó a
7 mil millones de habitantes, lo que constituye una cifra alarmante. En solo
dos siglos la población del mundo se multiplicó por siete, alcanzando un ritmo
de necesidades alimentarias vitales que la ciencia, la tecnología y los
recursos naturales del planeta están muy lejos de lograr.
Pueden hacerse decenas de cálculos, hablar
de Malthus o del Arca de Noé, basta saber lo que es un gramo y lo que produce
una hectárea de cualquier alimento y sacar sus conclusiones.
Tal vez el Primer Ministro inglés o el
presidente Obama sepan la respuesta que prolongue unos días más la vida humana,
la multiplicación de los panes y los peces, y las palabras mágicas para
persuadir a los africanos, los habitantes de la India, América Latina y todos
los países del Tercer Mundo, que no tengan hijos.
Hace dos días una agencia internacional
recordaba que un multimillonario estadounidense, Dennis Tito, había gastado 20
millones de dólares para pagar su viaje a la Estación Espacial Internacional,
donde permaneció varios días en el año 2001.
Ahora Tito, que parece ser de verdad un
fanático de la exploración espacial, estaba discutiendo los detalles para
incursionar al planeta Marte. El viaje durará 501 días. ¡Eso sí es disfrutar la
plusvalía!
Mientras los polos se derriten velozmente, el nivel de los mares
sube por el cambio climático, inundando grandes áreas en unas pocas decenas de
años, todo lo cual supone que no habrá guerras y las sofisticadas armas que se
están produciendo a ritmo acelerado no se usarán nunca. ¿Quién los entiende?
Concluyo para cumplir mi promesa de ser
breve en estas palabras de saludo a nuestra Asamblea Nacional.
En el 118 Aniversario del Grito de Baire y
el 160 del nacimiento de nuestro Héroe Nacional, me complace rendir tributo al
revolucionario, antiimperialista y bolivariano que sembró en nuestros jóvenes
las primeras semillas del deber.
¡Muchas
gracias!
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