Por Manuel H. Lagarde
Como ya se ha vuelto habitual, en época de elecciones
generales en Estados
Unidos, los anexionistas a sueldo en Cuba no pierden ocasión para
demostrar su sumisión a los intereses del gobierno que desde hace medio siglo
agrede, ya sea con ataques terroristas o hasta mediante un cruel bloqueo económico, a la Isla que un día los vio
nacer.
Aun cuando ni siquiera los ciudadanos de la colonia de Puerto Rico cuentan
con la prerrogativa de elegir al presidente de la metrópoli norteña, los
mercenarios cubanos, sin el menor pudor, se reúnen, cada cuatro años, en la
casa del Jefe de turno de la Oficina de
Intereses de Estados Unidos en La Habana para votar, “simbólicamente”, por
el mandatario que aprobará, en el próximo periodo presidencial, las
millonarias partidas de la USAID
dedicadas a inventar una “oposición” en Cuba.
No importa quién sea el ganador. Demócratas o republicanos,
lo mismo da. Los anexionistas a sueldo en La Habana votan por
George Washington (1 $) o por Ulysses S. Grant ($ 50), siempre que sus rostros
sean los que aparezcan en los billetes con que, por su condición mercenaria, los
recompensa el imperio.
(Tomado de Cambios en Cuba)
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