fotoreportero cubano Ismael Francisco González Arceo |
El fotoperiodismo, debido al enorme público
al alcance de las publicaciones que lo usan, influye más sobre el
pensamiento y la opinión del público que ninguna otra rama de la fotografía.
Por estas razones es importante que el
fotoperiodista posea (además de la maestría esencial de sus herramientas) un
fuerte sentido de integridad y la inteligencia necesaria para poder entender y
presentar un tema correctamente”.
Y es aquí donde la pericia técnica con que
Ismael Francisco González Arceo persigue sus imágenes, lo hace levitar por
encima de las simples y pobres fotografías que a menudo navegan en nuestros
diarios.
Es aquí donde hay que hablar de sugestivos
temas robados por el obturador de una cámara, de exactas composiciones, de luz
precisa y de todo un sistema de connotaciones que en el ambiente fabula para
encuadrar los justos objetos; hay que hablar de la gran imagen defendida por
Barthes y por Susan Sontang y que, como decía Borges, si tiene vocación de
inmortalidad podrá atravesar el fuego de las erratas, de las distraídas
lecturas, de las incomprensiones, sin dejar el alma en la prueba.
El fotorreportaje “Yo no soy Korda, pero
Gerardo es mi héroe”, obtuvo, en este 2015 el premio en su categoría del
concurso 26 de julio, el más importante para periodistas de la Isla.
El acta del jurado así lo justificaba: “por
lo coherente del discurso gráfico, con imágenes de un gran valor sentimental,
social y político, por la armoniosa combinación y calidad de las fotos, así
como su estricto ajuste a los parámetros técnicos del género”.
Con anterioridad Ismael Francisco
también había ganado la distinción Juan Gualberto Gómez que compensa un buen
año de labor.
Quizá es este el ecuánime tiempo de pausar
el trabajo y pensar en él.
Juan Goytisolo, citando a
Fernando Pessoa (“Llevo en mí la conciencia de la derrota como un pendón de
victoria”) expresó que ser objeto de halagos lo lleva a dudar de sí mismo y que
ser persona non grata reconforta su conducta y su labor. ¿Cómo se enfrenta Ismael Francisco a la
parafernalia de los premios, teniendo en cuenta que has ganado en relativamente
poco tiempo dos de los galardones de periodismo más importantes en Cuba?
- Los premios, para mí, no
tienen mucho significado. No me gusta participar en concursos, de hecho no lo
hacía hasta hace poquísimo tiempo, este año me motivó que mi familia me lo
pidiera y también algunos amigos que estimo mucho.
Pero en realidad mi premio es que las
personas vean mis fotos y eso lo consigo casi todos los días, por eso me siento
muy realizado, y eso me deja espacio en las neuronas para crear algo al menos
con un estilo personal.
No me considero un fotógrafo estrella ni
estelar, pero sí envidiado; y es ese uno de los sentimientos que más odio en la
vida, es un virus horrible. Me he acostumbrado a vivir soportándolo, no se
llega a tal grado de madurez de un día para otro.
Los pioneros del fotoperiodismo fueron en su
mayoría fotógrafos de guerra, Roger Fenton, William Simpson, Mathew Brady...
¿Cuáles son las guerras en las que combates?, ¿bajo qué balas prefieres
realizar tu trabajo diario?
Todo fotoperiodista que se respete tiene
que estar preparado mentalmente para asumir cualquier situación de riesgo,
incluso para su vida. Mi guerra es fotográfica, es ir a una cobertura sin
trascendencia y exprimirme el cerebro para llevar a los lectores algo
visualmente agradable o educativo; es darle sentido a mis fotografías, y
mientras más aburridos sean los temas mayor es mi guerra.
En lo personal: huracanes, incendios,
algunas escaramuzas con la gusanera cubana, pero nada demasiado extraordinario.
Ahora, una buena guerra es proponerle a los lectores temas difíciles, es romper
tabúes de comunicación y reflejar contenidos que hagan que Cuba no sea vista,
en muchas partes del planeta, como la
Isla de la Oz
y el Martillo.
Te pongo ejemplos simples sobre los que he
tenido referencias increíbles: Festivales de Rock, Mis Travesti Cuba, Festival
de Tatuaje, Rayamiento en el Palo, Santería, etc. Cuba es un país increíble y
con todo y de todo, y es nuestra misión mostrarlo con la verdad para que el
mundo nos conozca tal y como somos”.
¿Tienes algunos maestros de
la fotografía que uses como referentes?
- De los clásicos miro sus
fotos y pienso e imagino situaciones y escenarios. Capa y Bresson son
inevitables para cualquier fotógrafo que se respete, e impresionan las cosas de
cada uno. Capa, por ejemplo, decía, que la diferencia entre una foto buena y
una mala era tan pequeña que podía ser imperceptible, parece simple como
concepto, pero es muy profundo y vale la pena estudiar al detalle.
Tuve el privilegio de formarme con un grupo
de estrellas de la fotografía cubana, cada uno con sus características y
siempre traté de sacar el máximo de todos ellos.
Tengo que mencionar de ese grupo, sacando a
mi padre que me llevó de la mano, a Fernando Lezcano, Mario Ferrer, y Jorge
Oller, ellos fueron los fotógrafos que más incidieron en mis fotografías de
hoy.
Después pasé por Prensa Latina y la AIN, allí aprendí a ver el
mundo exterior de la fotografía. Entonces llegó alguien que me definió mi
carácter como fotógrafo: Enric Marti, Editor Jefe de Fotografía para
Latinoamérica de la
Associated Press y jurado permanente del Word Press Foto, un
catalán con una vasta experiencia en el mundo de la fotografía y que me ha
guiado por los caminos de la ética, la sensibilidad y a definir mi propio
estilo.
Por otra parte está mi amigo Javier Galeano,
que además de enseñarme muchísimo me mostró cómo funcionar en equipo y a
disfrutar las victorias en colectivo, a ser menos egoísta y pensar siempre en
que lo importante es tener la foto para nuestra publicación, ya bien la hiciera
éste o aquel; me enseñó a estudiar, proyectar y ejecutar las coberturas en una
mesa mucho antes de que sucedieran, eso es algo decisivo para ganar el play,
como él decía”.
Hay muy buenos fotógrafos contemporáneos en
el mundo que realizan trabajos que se convierten en punteros, no solo porque
logran excelentes fotografías sino por los temas sociales que recrean y cómo se
introducen en ellos, (entre ellos vale destacar a Sabastiao Salgado). ¿Cuáles
son tus motivaciones fotográficas más fuertes y cómo te gusta enfrentarlas?
Salgado es simplemente un genio de la
fotografía. Lo conocí y compartimos cosas importantes, creo que la mejor
enseñanza que me llevé de él fue que me dijo que le caí bien por la humildad de
mis sentimientos.
Mis motivaciones más importantes son
disfrutar la cámara y mis fotos, es divertirme en cada fotografía, es no verla
jamás como un trabajo si no como una realización personal.
Cada vez que aprieto el obturador lo que
percibo es placer, es conectar el dedo, el ojo, el cerebro y el corazón en una
misma línea, solo cuando logras tenerlas todas en una misma frecuencia saldrán
cosas diferentes o al menos que te sean agradables.
Pero en realidad, lo que trato de decirte,
es que finalmente todo me motiva a realizar fotografías, creo se trata de un
problema de respeto, nada deber ser discriminado, le fallaríamos a la verdad y
eso es fatal en periodismo y en la vida.
Henri Cartier-Bresson, es considerado por
muchos estudiosos como el padre del fotoperiodismo moderno, sus fotografías son
una clase de excelencia en cuanto a las normas para una buena foto, dígase
angulación, regla de los tercios, planos, etc. ¿Cómo crees que atenta contra
ese talento la edición de fotografías que en la era moderna es muy usada?
- Editar una fotografía de
prensa es un dilema internacional, desgraciadamente hoy en la prensa cubana se
hacen barbaridades todos los días retocando fotos y todo lo que éticamente no
se puede hacer.
No se respeta eso a ningún nivel, las
fotografías de prensa NO SE PUEDEN RETOCAR, eso es simplemente mentir.
Usted puede aclarar un poquito, oscurecer otro, en términos muy pequeños, los
límites son estrictos.
La foto de prensa no es arte, al referirnos
a que si el original es trucado usted está mintiendo, así de simple.
Es una práctica no solo en nuestra prensa
diaria, también en los cursos que se organizan, allí se enseña a hacer esas
trampas, lo cual considero un desastre ético para nuestro
fotoperiodismo”.
El deseo final de todo artista fotógrafo que
trabaja como periodista, es, como asevera Smith, que sus imágenes sean capaces
de vivir en la historia “más allá de su importante, pero breve, vida en una
publicación.
Pero sólo se podrá alcanzar este estadio si
se combina una profunda penetración en el carácter del tema con la perfección
compositiva y técnica, un conglomerado esencial en cualquier obra maestra de la
fotografía.”
Y así camina Ismael por entre las más
elevadas cimas o los más pobres valles, moderado y sin adornos superfluos que
hagan cambiar el sentido real de las cosas.
Camina solo, con una cámara y en silencio,
para no violentar las pausas del viento o la sal de las islas o la increíble
sensación del agua cuando la golpea una espada.
tomado del sitio digital Cubaperiodistas
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